Capítulo III, él.

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Ha pasado una semana desde que te fuiste, desde que decidiste largarte de mi vida

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Ha pasado una semana desde que te fuiste, desde que decidiste largarte de mi vida. No me he duchado, no he comido, no he hablado, no he salido, no he hecho nada. Soy un adorno en esta maldita casa que está tan vacía sin tu presencia. Vuelve, por favor, vuelve.

¡No! No vuelvas. Ya no sé qué quiero.

Te extraño, te necesito. Te quiero olvidar, te... ¡no! Ya no hay más “te” para ti. Se acabaron los “te” quiero, “te” amo, “te”  necesito. No, no, no, no hay más nada que darte, te lo has llevado todo. Ya no te daré más nada, aunque ahí está otra vez ese “te”.

Desfallezco, quiero morir. Espera ¿me quiero morir? No, sí, tal vez, no lo sé.

Necesito ayuda, pero ¿a quién le pediré ayuda? Eras tú la que me ayudaba siempre, porque eras lo único que necesitaba. Tu voz era suficiente para apaciguar mis males.

Te necesito...

¡Basta! Debo salir de casa.

Me he colocado un suéter encima y he huido de aquel hueco desafiante, fuera de aquella cárcel. La cosa es que son las 3:00 de la madrugada y todo está absolutamente oscuro, silencioso.

No lo voy a negar, me siento cómodo en la densa oscuridad.

Camino por horas meditando en qué hacer con mi vida, si es que a esto se le puede llamar vida, porque no voy a ningún lado. Quiero gritar, golpear o lo que sea que me haga sentir mejor. No quiero estar así, no puedo permitírmelo, el tiempo se agota y no está contento de mi desperdicio.

Quizás deba andar tras mis pasos, volver a casa, si es que se le puede llamar a un lugar triste y desolado: casa. Tampoco pensaba caminar o correr por días, no me llamo Forrest Gump y estoy muy seguro de que tú no eres mi Jenny.

Nunca serás mi Jenny.

Regreso a mi cuarto de desdicha, entre escondrijos vacíos, silenciosos, abrumantes, soy uno con ellos y me pierdo en los recuerdos.

Oscuridad es, oscuridad soy.

13/09/08

Mis días sin ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora