Después de un largo forcejeo. Mathew me arrastró hasta donde sus "amigos". Sin saber que cada uno de ellos era mi tormento en el antiguo instituto.
Con cada uno de ellos, había tenido alguna clase de roce.
—Mathew ¿Que parte de NO, no entiendes? —Digo con notario desacuerdo ante su decisión.
—Pero es que explícame lo que está pasando — Logro entender, ya que vamos caminando ( bueno el va caminando y yo voy siendo arrastrada) hacia donde están los idiotas.
—No, ya olvídalo, debiste impedirlo cuando te lo dije — Digo parándome derecha ante las miradas.
Llegamos a la barra y todos al verme tienen una sonrisa en sus rostros, la verdad es que me asusta pero por mi amigo me dejo llevar.
—Les presento a Becca, mi mejor amiga — Dice él, con una sonrisa dibujada en sus labios.
—Hola nena —dice Mark
—Becca el es Mark — dice el "presentandome" — Ey, tu compórtate nada de nena con ella ¿si? —dice Mathew con el ceño fruncido.
—No te preocupes Math ya yo he convivido con ellos en muchas ocasiones —Mi amigo me miro atónito con el comentario pero logre ignorarlo.
—Calma Becca— Dice Antony con una estúpida sonrisa.
—Y se puede saber ¿de dónde se conocen? — pregunta mi amigo aún con el ceño fruncido.
Mathew no sabía que ellos estaban en mi antiguo colegio, ni mucho menos por todo lo que habíamos pasado.
—Te explico, estos tres idiotas sin causa estaban conmigo en la escuela; dos se fueron un año antes por estúpidos — A ellos no se les borraba la sonrisa de la cara daban ganas de plasmarle la mano para ver si así paraban de reír.
—No niegues que estos tres estúpidos te dieron placer como tanto te gusta Becca —Dice Mark y Mathew me miró y yo solo quería patearle su entre pierna
—Becca, no conocía esa parte de ti cariño — Dice Mathew tratando de aguantar la risa.
Así que... ¿Estos idiotas no me dejaran en paz?
—Pues sí, porque negarlo, yo ERA así pero ELLOS me hicieron ver que la vida valía mierda y decidí cambiar mi vida para ver si sería diferente, pero como siempre llegan ellos y la cagan — A los cuatro les cambio el semblante y me miraban con tristes solo los ignore y me dirijo a la barra de los trasgos fuertes.
Escucho los gritos de Mathew pero me da igual, sigo caminando como si nada hasta que llego a mi destino, que por cierto ahora que lo veo quedaba al otro lado de la sala en donde estaba.
Le pido a el bar-tender que me sirva un Ron y coca - cola, el chico como de unos 22 años se me queda mirando con una sonrisa y no puedo evitar sonrojarme , me da el clásico vaso rojo de las fiesta y siento el ardor pasar por mi garganta.
Reviviendo en mi mente lo sucedido no hace mucho me doy cuenta de que Raúl no me dijo nada. No opinó en ningún momento.
Siento a alguien junto a mi pero como en esta casa hay miles de personas no me inmute a darme vuelta ni nada. A los pocos minutos siento unas manos en mis caderas y veo a alguien frente a mi pero no lo reconozco ya que tras 8 vasos de Ron siento que no estoy.
ESTÁS LEYENDO
Nada Es Lo Que Parece
DiversosHay veces que tratamos de dejar nuestro pasando en su lugar, que no nos siga atormentando. Uno cree que olvida las cosas, que ya dejó atrás esas acciones, pero cada vez se da cuenta de que las cosas vuelven a pasar, pero porque no pueden regresar la...