"Azar es una palabra vacía de sentido. Nada puede existir sin causa".
—Voltaire.
Daniela no pudo dormir esa noche presa de la angustia.
¿Quién era ese tipo que se hacía pasar por Niall Horan?
Se preguntaba porque claramente el que les había contestado no lo era. No podía serlo, Daniela juraba que era un impostor. No podía ser el mismo chico de mirada radiante, risa contagiosa y actitud totalmente despreocupada ante la vida, no podía ser aquel chico de envidiable voz y que con su dulzura había logrado ganarse su corazón. Definitivamente no podía ser Niall Horan.
Al menos, cocinar con su madre logró distraerla de todo lo sucedido ese día en la casa de Diana. Cocinar con su madre, hace mucho que no lo hacía, y compartir un bello momento tan especial e íntimo solo hacía que quisiera quedarse en casa durante el resto de las vacaciones. Por primera vez, desde que consideró la opción de estudiar en el extranjero, se arrepintió de haber aplicado. Lo último que quería ahora era irse del lado de su madre y pasar el día después de año nuevo en un avión con destino a Londres.
La situación con Diana no era mucho mejor. Después de la partida de Daniela, se dispuso a tomar una siesta para relajarse y descansar, en el fondo, con la esperanza que al despertar todo hubiese sido más que un mal sueño. Cuando abrió sus ojos, las pocas estrellas visibles se encontraban titilando en el firmamento. Podía asegurar que ya era pasada la medianoche y se le hizo raro que su madre no la despertara para cenar puesto que cuando ella perdía una de sus comidas, se preocupaba sobremanera siempre procurando darle aunque sea un tazón de frutas o una barra de cereales.
Se levantó de la cama y bajó las escaleras sin molestarse en ponerse los huaraches, y procurando hacer el menor ruido posible se deslizó desde la pared hasta la cocina.
—¿Ma... estás despierta? —pregunto Diana encaminándose a la poca luz visible.
No necesitó escuchar respuesta alguna, pues nada más se adentró al comedor, divisó a su madre recargada en la silla. Su pecho subía y bajaba constantemente y tenía la boca semiabierta. Diana miró el reloj que se hallaba colgado sobre la televisión.
La 1:15 de la madrugada. Debió quedarse dormida viendo la novela.
Diana le tocó el hombro y la meció suavemente de un lado a otro susurrando "ma" ocasionalmente. Su madre despertó de n sobresalto tirando el control que estaba posado sobre sus piernas. La señora se disculpó con su hija por haberse quedado dormida. Una vez que estuvo un poco más desierta, apagó la tele y le peguntó a Diana si ya había tomado agua, le menor negó diciendo que no tenía sed. Entonces su madre le dijo que se fuera a la cama porque ya era tarde mientras que ella se iba a verificar que la estufa estuviera apagada.
Diana no supo por qué, pero quiso llorar. Quizá era el dolor de cabeza por un exhaustivo día; de cualquier forma no importaba la razón, ella sabía y sentía que quería llorar. Rápido se marchó a su cuarto y cerró la puerta con seguro. Se echó a la cama de un salto y, acostada de un lado se dedico a llorar.
Hasta donde ella recordaba, la vida la había tratado lo suficientemente injusta como a la mayoría de las personas a lo largo de toda su vida; pero ahora, la vida estaba siendo una auténtica puta con ella porque se había ido, la había abandonado a su suerte. Al menos la vida que ella conocía.
Su madre estaba a tan solo un cuarto de distancia, pues bien, ella lo sentía como si estuviera toda una ciudad lejos de ella.
Sabía que con su hermana siempre habían existido choques y pequeñas discusiones típicas de hermanas, pues bien, ahora ni eso había porque las veces que se hablaban lo hacían con suficiente respeto, uno digno de dos personas que apenas se conocen. Ni su mote lo escuchaba sincero.
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11:11 🌠 Our wishes
Teen FictionANTES ME GUSTARÍA HACER ESTA SUPER MEGA MPORTANTE ACLARACIÓN: Aunque esta historia tiene como base a One Direction y sus fans, creo que seas o hayas sido un directioner o no, disfrutarás de esta historia porque a fin de cuentas, ESTA NO ES UNA HISTO...