IV.

514 52 12
                                    

El Instituto estaba casi vacío, al parecer no era la única que había tenido la idea de faltar a clases por la lluvia, suspiré con resignación pensando en que pasaría el resto de la jornada sola ya que ni Iris ni Violeta se veían por allí. Guardé mi mochila en el casillero y saqué los libros que utilizaría en la primera hora. Entré al aula A en la cual habían únicamente alrededor de diez personas, entre ellas Lysandro y Castiel, Nathaniel​,— me alegré de no ver a Ámber por ninguna parte- y el resto era gente que aún no conocía. Me senté al lado de una chica castaña de aspecto dulce con la intención de hacer más amistades.

—Hola, soy Lara.

—Ya se quién eres, soy Karla, pero para que sepas, Ámber ya me ha hablado sobre tí y no me agradas.

—¿Y qué te ha dicho exactamente?

—Eso no te interesa. Ahora vete hay muchos lugares libres para que te sientes.
 
  Al parecer la chica no era tan dulce como se veía, peor aún, parecía ser otra seguidora de Ámber quién al parecer tenía la capacidad de agobiarme incluso cuando no estaba presente.

  El resto de clase me la pasé sentada sola en un rincón junto a la ventana viendo la lluvia caer, debido a la poca asistencia el profesor solo nos dejó unas preguntas que respondimos en veinte minutos y el resto de la hora la tuvimos libre. Aburrida me puse mis audífonos y apoyé mi cabeza sobre mis brazos en mi mesa. Luego de unos minutos me quedé dormida.

—Oye, Bella Durmiente, es hora de despertar.

Levanté la cabeza encontrándome con la sonrisa burlona de Castiel.

—¿Qué? ¿La clase ya terminó?— pregunté mientras miraba que alrededor no había nadie más nosotros dos.

—Así es como puedes verlo. Tienes suerte que te despertara, quien sabe, podrías haberte quedado dormida hasta que cerraran el instituto.

—No exageres, estoy segura de que me hubiera despertado tarde o temprano.

—Seguro.—dijo con evidente sarcasmo para luego dejarme sola.

 Tenía los ojos adormilados y un dolor horrible en la espalda debido a la posición en la que me encontraba durmiendo. La lluvia continuaba cayendo aún más furiosa que antes. Me levante y estiré los brazos hacia arriba para soltar los músculos, tomé mis cosas para dirigirme al Aula B donde sería la siguiente clase. En el pasillo divisé a Lysandro, iba a saludarlo pero un ruido me detuvo. 

—Atención todos los alumnos.  ¡Atención por favor!

 Giré mi cabeza hacia los altavoces de donde se oía la voz de la directora. Lysandro hizo lo mismo, luego desvió la mirada hacia mí percatándose de mi presencia, le sonreí.

—Informamos a todos los alumnos que debido a la baja asistencia y algunos problemas causados  por las fuertes lluvias las clases se suspenderán por el resto del día. Pueden retornar a sus casas.  Buenas tardes.

—Esas buenas noticias—me giré hacia Lysandro sonriendo, pero el se encontraba pensativo.—¿Pasa algo?

—El bus no pasa a esta hora.—me dice.

—¿Tú casa está muy lejos?—digo pensando en que yo también tendré que irme caminando.

—No mucho, pero...

 Lo miro confundida y expectante, pasa un largo tiempo en él que el solo pone cara de estar en otro lugar y pienso que jamás terminará su frase. 

—Pero...—le aliento a seguir.

—He olvidado mi paraguas en algún lugar del instituto.   

Casi me reí por la forma en que lucía tan preocupado por algo tan trivial.

—Te ayudo a buscarlo si quieres.

—¿Harías eso? Muchas gracias.

Paseamos por el Instituto tratando de repasar los lugares en que Lysandro había estado pero fue un poco difícil, no me demoré demasiado en darme cuenta de que Lysandro no poseía una muy buena memoria que digamos. Era en cierta forma divertido pero ya nos estábamos demorando un rato y casi todos ya se habían ido.

—¿Estás seguro de que lo trajiste?—pregunté mientras revisaba por segunda vez el aula B.

—Si..—algo de su tono no me convenció por completo.

Salimos del aula y solté un suspiro pensando en rendirme pero Lysandro me sorprendió al tomarme de la mano y llevarme rápidamente al fondo del pasillo hacia una puerta familiar para mi.

—Creo que recordé donde está.

Abrió la puerta y vi un aula igual a las demás pero esta estaba más abandonada y las mesas y sillas se encontraban hechas a un lado. Un amplificador se encontraba en el medio, apoyado en la pared. Era la misma sala en la que había escuchado esa música y ese canto días atrás.

Lysandro avanzó hasta las mesas y empezó a buscar.

—¿Cómo conoces este lugar?—pregunté acercándome al amplificador.

Lysandro detuvo su búsqueda y me quedó mirando como sorprendido para luego sonreír.

—Se supone que no debería decirle a nadie, lo he olvidado. ¿Puedes guardar un secreto?

—Por supuesto.

Lysandro me contó que él y Castiel tenían algo parecido una banda, y que habían usado esta aula vacía para ensayar debido que en el club de música no les dejaban hacer lo que querían libremente. Eso explicaba lo que había escuchado la otra vez.

—¿Tocas algún instrumento?

—No, yo canto, Castiel es quién toca la guitarra.

Me sorprendí y me sentí un poco tonta también ya que yo había creído que era Castiel quién había cantado de forma tan cautivadora, pero supongo que el que fuera Lysandro tenía mucho más sentido. Me reí internamente por mi estupidez y luego vi como Lysandro se agachaba para sacar su paraguas que se encontraba bajo la mesa.

—Aquí está.—me lo enseñó sonriente.

Sonreí y fui a abrir la puerta para salir pero...La puerta no abría.

—Lysandro, no abre—avisé.

  Lysandro fue a ponerse frente a mi, trató de abrir la puerta y no pudo.

—No te preocupes Castiel tiene las llaves, lo llamaré enseguida.

Lo vi tocar sus bolsillos buscando su teléfono, tomó unos largos segundos antes de que me lo dijera.

—No encuentro mi celular.

Sad Song (Lysandro cdm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora