XII.

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En ocasiones pensaba en la conocida expresión "formar lazos', siempre usada como una bonita metáfora para las relaciones humanas, solo que aveces cuando las cosas se ponían difíciles sentía que aquellos lazos comenzaban a apretar en las muñecas, tiraban y pesaban tal como si se convirtieran en cadenas, porque querer y ser querido suele doler más de lo uno puede llegar a imaginarse.

Estaba en la oficina de la directora, Nathaniel y una chica de la clase llamada Melody sentados a mi lado, acababan de terminar de explicar el proyecto a la directora y mientras el silencio incómodo se alargaba pensé en todo lo que me dijo Castiel en ese extraño bar, en como me confundía y me pesaba todo aquello. Entonces vi que las miradas de los presentes se dirigían hacia mí y me di cuenta que era mi turno de hablar.

—Disculpe ¿qué decía?

—Tengo entendido que usted ideó todo esto, por lo que estoy pidiéndole que se haga responsable de la organización y cualquier problema que este... evento pueda causar.—repitió la directora con fingida paciencia.

—¿Yo? Quiero decir, si, fue mi idea pero el no es el consejo quién debiera...

—Te ayudaremos en lo que podamos, pero cómo decía a la directora, no tenemos experiencia en eventos de este tipo.—explicó Nathaniel.

—El club de baloncesto también prestará su ayuda como agradecimiento.—agregó Melody.

Lo habían decidido todo y estuve obligada a aceptar, al menos este asunto podría mantenerme ocupada para despejar mi mente de otras cosas. Me despedí de la directora y luego de recibir el agradecimiento y promesas de ayuda por parte de Nathaniel, al fin quedé libre y solitaria en los pasillos del instituto. Caminé con paso cansado hacia mi casillero, esperaba no encontrarme con Castiel ni Lysandro, quería escapar de todo aquello, volver al momento en que mi mente no era todo un caos de pensamientos contradictorios debido a ellos dos.

—Chica, luces aproblemada ¿ocurre algo?—Rosalya se encontraba a mi lado, hasta ese momento no me había percatado de que nuestros casilleros eran contiguos.

—No es nada, solo está este asunto...

Le conté sobre la idea del concierto y la reunión con la directora de esta mañana. Parecía tan emocionada por ver a los chicos tocar, como molesta por lo que ella llamó "una cobarde traición por parte de Nathaniel". Me parecía gracioso verla así de alterada, sin duda era una chica chispeante.

—Lo importante es que la directora le dió el visto bueno después de todo.

—Es emocionante, será lo más genial que haya pasado en este instituto. Me agrada que te unieras, Lara. Si necesitas ayuda solo pídelo, estoy segura que los demás también se ofrecerán.

—Gracias.—titubeé antes de decir—¿Puedo preguntarte algo sobre Lysandro?

Se vio algo sorprendida y me arrepentí por preguntar tan repentinamente.

—Oh, claro, ¿qué es?

No supe cómo preguntarle, solo quería saber a qué se refería Castiel con aquello de las espinas de Lysandro, qué había de malo en él que pudiera hacerme daño. No pude preguntárselo a él debido a la sorpresa causada por su declaración, y ahora, debido a la misma, no me sentía demasiado cómoda como para volver sacar el tema.

—Sabes, es que oí algo, no, quiero decir... ¿Sabes si Lysandro a tenido problemas en relaciones pasadas?

—No se a qué te refieres porque... problemas siempre hay. Sobre todo si son relaciones pasadas por algo son pasadas. ¿Qué es lo que oíste?

—No, solo olvídalo, son tonterías.—me dispuse a darme la vuelta para irme avergonzada cuando Rosa habló.

—El problema con Lysandro es que siempre parece que encontró al amor de su vida, se apasiona demasiado, pero con la misma rapidez que la llama se prende se termina apagando.

—¿Cómo dices?

—No lo hace por maldad, él realmente se enamora...pero es muy fugaz. Se enamora rápido, se cansa rápido.

Se hizo el silencio, traté de disimular en mi expresión el dolor en mi pecho que sentí por sus palabras. Desde el principio sentí miedo a lo que sentía por Lysandro pero ahora parecía que el mundo entero me decía que esto acabaría mal para mi. Sentí las rodillas débiles ¿cómo se disfraza un sentimiento tan fuerte?

—Veo lo que ocurre, no es mi intención asustarte, Lysandro es un buen chico, lo juro...solo que...

—Tiene espinas—completé en un susurro.

—Podría decirse así.

Rosalya se fue, dejándome ahí, sola, confundida, débil. Me recosté de espalda a los casilleros ¿Qué se supone que haría ahora?

—¿Días difíciles?—Castiel estaba ahí, casi me dieron ganas de reírme, digo, el universo entero se reía de mi en ese  momento ¿por qué no reírme con él?—Vaya chica extraña eres. ¿No vas a clases?

—No creo poder soportar al profesor Farrés esta mañana.

—Justo pensaba en tomar una siesta en la sala de ensayo ¿Me acompañas?

Era extraño tener una conversación normal con él después de lo ocurrido la última vez que hablamos, era extraño el sentir el ambiente mucho más liviano de lo que pensé que sería. Como si no hubiera pasado nada. Era extraño todo esto, pero acepté.

Sin embargo cuando estuvimos los dos ahí solos, Castiel se recostó en una esquina y yo sentada sobre una mesa pensaba en todo el trabajo que se me vendría encima, y veía los ojos cerrados de Castiel, su rostro tranquilo, la profunda respiración, y solo pude pensar en cómo desearía que él fuera Lysandro.

En ese momento todo cambió porque no podía fingir que no pasó algo, y que pasaba algo y que seguramente seguiría pasando. Porque estaba enamorada de Lysandro y de nadie más, no importaba lo que otros decían que era, o el daño que seguramente me haría, lo quería así, cómo él era, porque veía en él algo más que su pasado o sus defectos, y sentía que valía la pena. No importaba nada más.

Salí de allí, Castiel no dijo nada ya sea porque realmente estaba dormido o porque no quiso hacerlo. Susurré "Perdón" sin saber realmente porqué me disculpaba pero sintiendo que debía hacerlo ¿Estaba dañando a Castiel?

Quería ver a Lysandro, estaba embriagada por una extraña y dolorosa locura, un dolor que solo podía ser curado al verlo a él. Ahí estaba yo, lanzándome felizmente por la orilla del precipicio.

Sad Song (Lysandro cdm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora