Sad Song (Lysandro cdm)

XIV.

El ensayo transcurrió con normalidad, Lysandro era increíble tal como esperaba, al igual que el resto de los músicos, estabamos felices ya que era seguro que el concierto sería un éxito.

Mientras Castiel dejaba caer las notas finales de la última canción, yo fingía poner mucha atención a las mesas en las que iban las botellas de agua que venderíamos, distraídamente fingía enderesarlas mientras trataba de no mirar a Lysandro. Sin embargo, sin yo indicárselo, mi mirada se dirigió hacia él. Sus ojos estaban cerrados, como si sintiese en el fondo de su corazón cada acorde proveniente de la guitarra de Castiel, pero los abrió de improviso para terminar junto a este la canción en un susurro. Podría jurar que me miraba a mí...

Todos comenzaron a irse y yo me di la vuelta para buscar si quedaba algo que ordenar o alguna basura que tirar. Al no encontrar nada tomé mis cosas y me dirigí a las escaleras. Me sentía mareada, como si estuviese viviendo un sueño. Me traté de convencer que era debido al cansancio.

Al llegar al pasillo vi a Lysandro y Castiel hablando. El primero miraba el suelo y el otro lucia serio pero no especialmente molesto. Vi a Lysandro subir la mirada y contestarle con la misma expresión de estar hablando algo muy delicado, como si quisiera dejarle en claro de que de verdad cree lo que está diciendo.

Decidí acercarme por si se trataba de una pelea, aunque no parecía serlo.

-¿Y qué hay de Rosalya?-escuché a Castiel preguntar y mi corazón dio un brinco.

Pero este pareció darse cuenta de mi presencia, a la vez que Lysandro siguiendo su mirada llegó a verme también. Ninguno de los dos dijo nada ni movió un músculo, ambos espectantes.

-¿Ocurre algo?-pregunté sin saber por qué el temblor en mi voz. Me aclaré la garganta y volví a preguntar.-¿Están discutiendo?

-No te preocupes. Adiós.-Castiel se despidió de mi con un beso en mi frente, gesto que me sorprendió.

Se fue, no sin antes mirar a Lysandro fijamente a los ojos. Me di cuenta de que algo ocurría pero preferí no inmiscuirme, quizás por miedo a lo que podría descubrir o por la creciente necesidad en mi pecho de hacer desaparecer la expresión de molestia en el rostro de Lysandro. Reprimí el impulso de poner mi mano en su mejilla en el momento en me le pongo en frente para hablarle.

—No hay amigos que no peleen de vez en cuando. Estoy segura de que lo arreglarán.— le sonreí y aunque no me sonrió de vuelta me alivió el divisar un brillo distinto en su mirada.— El ensayo estuvo increíble por cierto, no puedo estar más encantada con tu talento.

Ahora sí sonrió, no alcancé a felicitarme por mi triunfo cuando es él quien pone su mano en mi mejilla en una cálida caricia que me tomó realmente desprevenida.

—No sabes cuánto significan para mi tus palabras. Te agradezco de verdad, nada de esto habría sido posible sin ti.

—No es nada...—dije nerviosa ante su mirada intensa.

Talvez solo estuvimos así cinco segundos, pero de haber durado más seguramente mi corazón acelerado no habría podido resistirlo. Sin embargo cuando quitó su mano de mi mejilla el frío que la reemplazo me hizo suspirar por la carencia.

—Que linda.— dijo todavía sonriendo.

Llegué a mi casa con la mente revuelta, me apresuré a subir las escaleras para llegar a mi habitación donde podría fantasear en libertad y perderme en más pensamientos sobre Lysandro que harían revolotear las mariposas en mi estómago casi tanto como cuando él estaba presente. Sin embargo, la voz de mi padre me detuvo a medio camino.

—¡Lara! ¿Has llegado? ¡Ven!

Retrocedí sobre mis pasos curiosa, al llegar a la sala de estar pude ver a mi padre, mi madre y mi tío compartiendo un café allí. Sonreí, mi tío estaba de visita. Lo saludé y hablamos un poco sobre el instituto y sobre él, a pesar de que el asunto parecía marchar normal, en todo momento me pareció que había más en aquella conversación que lo que estaban diciendo. Finalmente el secretismo terminó cuando mi padre anunció con alegría desbordante:

—¡Tenemos grandes noticias!