XV.

115 12 1
                                    

Miraba mi reflejo mientras terminaba de abotonar mi blusa. Suspiré mientras tomaba mi chaqueta de encima de la cama. Caía apenas la tarde, pero podía enfriar pronto, después de todo el concierto era hoy y era probable que fuera de noche cuando llegara a casa.

Otra mirada a mi reflejo. Los recuerdos de la noche anterior seguían llenando a mi mente. ¿Qué es lo que quieres? Me pregunté a mi misma. No estaba preparada para contestar esa pregunta. Es lo único que tenía por seguro cuando salí por la puerta principal. Tenía cosas que hacer, el presente era apremiante, no tenía tiempo para divagar sobre el futuro.

Llegué al instituto y vi a unos cuantos chicos del club de baloncesto pegando letreros en los pasillos para indicar a los visitantes donde dirigirse.

—Pero que buena idea.—les felicité.

—Gracias, se le ocurrió a Nathaniel en en realidad. Pero aparte de dar órdenes él no ha hecho nada.

Me reí, había escuchado a estos chicos quejarse una y otra vez a través de todos lo preparativos. Pero al menos habían servido de ayuda.

Me dirigí al gimnasio esperando ver a los chicos ensayando pero no vi a nadie. Empecé a preocuparme pues quedaba media hora para el concierto. Envié un mensaje a Castiel preguntando dónde estaba todo el mundo. Esperé pero no conseguí respuesta.

Me di la vuelta dispuesta a salir a buscarlos cuando Lysandro entró en mi campo de visión. Me aproximé.

—Lysandro, ¿qué tal? ¿dónde está el resto?—pregunté con evidente nerviosismo.

—Tranquila, los chicos querían dar una vuelta para tomar un poco de aire, hemos estado ensayando todo el día. Me quedé para avisarte, se me ocurrió que llegarías temprano.

—Gracias.

Aunque quería agradecerle realmente y sonreír con toda sinceridad, lo que invadía ahora mi mente me lo impedía. Sentí una opresión en el pecho al pensar que pasaría si al final tomara la decisión que mis padres y mi tío deseaban.

—¿Qué ocurre? Tú animo no parece ser el mismo hoy y no creo que se deba al concierto.

—Es que...

—No te presionaré si no quieres hablarlo. Pero sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. Somos amigos después de todo.—dijo posando su mano en mi mejilla.

  Tomé un largo suspiro procesando sus palabras y sintiendo la calidez de su mano hasta el momento en que la retiró.

—No es realmente un problema. Mi tío ha venido de visita, él vive en los Estados Unidos, tiene allí una academia, se encarga de ella junto con unos amigos. Enseñan básicamente artes escénicas.

—Eso es interesante pero no sé cómo algo así puede nublarte el ánimo de esta forma.

—Cuando pequeña presenté algo de interés por el teatro, me lucía en las obras de clases he incluso presenté varias veces para mis padres y el resto de la familia cuando venían a vernos. Ahora mi tío me ha ofrecido incluirme a su academia el próximo año pero no sé si es realmente lo que quiero.


Lysandro se quedó en silencio un momento antes de reaccionar.

—¿Te sigue gustando la actuación?

—No...no lo sé. Hace mucho tiempo que no lo práctico. Realmente...esa parte de mi había la había tenido olvidada desde hace tiempo...

—Aún así no lo descartas.

Traté de leer lo que pasaba por su cabeza, como siempre una odisea pero aún así percibí cierta tensión en su rostro.

—Suena como una gran oportunidad...

—Es una gran oportunidad.

Estábamos solos en el pasillo, quizás más cerca de lo que debíamos sin yo saber cómo llegamos a estar así. Las palabras estaban en el aire, ambos lo sabíamos, si yo aceptaba...no nos veríamos por mucho tiempo. La idea me oprimía el corazón, al saber que mi amor delirante ni siquiera tendría lugar para empezar. Necesitaba saber lo que pensaba Lysandro... necesitaba saber lo que sentía al respecto, lo que sentía por mi. ¿Valía la pena quedarme si solo persiguía una ilusión?

—Realmente te extrañaría.—dijo sin mirarme a los ojos.

¿Era eso una despedida? ¿Me estaba diciendo que debía irme?

Mi cabeza dolía, mi cabeza y algo más.

—Miren a esos sinvergüenzas.

—¡Hey Lysandro! ¡Último ensayo!

Los chicos estaban aquí, Castiel dirigía su mirada de navaja a Lysandro. Este se separó de mi y se encaminó a seguir a los demás si agregar nada más.

—Ve al baño a refrescarte, te ves terrible.—dijo Castiel pasando por mi lado.

Asentí y obedecí sin pensar. Seguramente la desesperanza se leía en mi rostro. Pero el agua no quita eso.

Sad Song (Lysandro cdm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora