Hold Back: It really is

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/ / It's so beautiful when the boy smiles / /

Tengo que admitir que me temblaban un poco las manos. Ir a una cafetería no es nada raro, y tampoco lo es ir acompañada de un amigo. Pero ese era el problema. Yo no quería que Parker sea solo mi amigo. O al menos, no me importaba pensar en él como algo más. Tal vez ese fuera mi problema, que no sabía exactamente cómo sentirme por él. Tampoco sabía si quiera si podía sentir algo por él teniendo en cuenta que era probable que estuviera saliendo con Joy. Decidí darle un punto a mi desconocimiento y asumir que las cosas no siempre eran como parecían.

Cuando llegué a esa asombrosa cafetería en la que habíamos quedado, la que pertenecía a su tío, repasé el lugar con la mirada intentando encontrarle. No lo esperaba, porque yo siempre trato de llegar cinco minutos antes allá a donde vaya (odio llegar tarde aún más de lo que odio a la gente que llega tarde). Sin embargo, le encontré sentado en una esquina y no pude evitar sonreír. Con paso lento me acerqué a él, todavía sin poder borrar esa sonrisa, y le puse una mano en el cuello.

Él se asustó y se giró tan rápido que casi tiró la mesa. Pude ver exactamente en el momento en el que me reconoció porque su expresión de horror se convirtió en una pequeña sonrisa.

—Estás anormalmente fría —me comunicó.

Y yo me encogí de hombros, asintiendo.

—Así soy yo, la chica de las manos frías.

Y era verdad. Yo siempre tenía las manos frías (o casi siempre) incluso en un día de verano tan caluroso como este. Es algo que he aprendido a usar a mi favor, como amenazando a Nat con tocarle el cuello si no me contentaba diciéndome cosas bonitas, o usarlas para cuando me duelen los ojos o la cabeza. Pero también hay cosas malas de esto, por ejemplo que la gente huye de mi toque en invierno como si fuera Juliette [1]  y les fuera a parar el corazón o algo.

Me senté y se nos acercó un camarero. Tenía el pelo rubio y los ojos marrones, y me dedicó una sonrisa, para después rodarle los ojos a Parker.

—Hola a ti también, Dan —dijo mi amigo sarcásticamente.

—Tu simple existencia es un castigo para el resto del planeta —dijo el chico. Su voz era agradable, grave pero a la vez suave y hasta un poco melódica.

A pesar de lo agradable que fuera su voz, no era quien para decirle eso a Parker, así que estaba lista para contestarle con un comentario sarcástico que fuera lo más doloroso posible, pero antes de poder abrir la boca, ambos se estaban riendo.

—Elea, este es Daniel, Dan esta es Elea —Parker dijo con un tono muy rimbombante que me hizo reír un poco.

Eran amigos, entonces.

—Encantado —me dijo dirigiéndome esos preciosos ojos.

—Encantada —le respondí con una gran sonrisa.

—Entonces, ¿qué queréis pedir? —preguntó, dirigiendo su mirada al cuaderno que llevaba consigo—. Tenemos café, batidos, y todas las cosas normales que hay en las cafeterías.

—Eres un camarero horrible —le recriminó Parker—. Deberías, por lo menos, saberte lo que tenéis, yo me lo sé casi de memoria, pero Elea no tanto.

Eso hizo que él me dirigiera la mirada. De hecho, ambos miraron en mi dirección, y tuve la suerte de no estar haciendo nada raro.

—No te preocupes, Ele, estoy seguro de que Parker aquí estará dispuesto a recitarte el menú de cabo a rabo —bromeó guiñándome un ojo.

Me reí, y me sorprendió ver que, en efecto, Parker parecía a punto de abrir la boca para recitar el menú. Este era la cafetería de su tío de todas formas, y al parecer, sus amigos y él pasaban mucho tiempo en el Seraphine.

—No hace falta, ¿tenéis leche de almendras? —pregunté, acallando a Parker antes de que se le ocurriera hacerlo de verdad.

—No, lo siento, ¿eres vegana? —me preguntó Dan—. Tenemos leche de soja, pero sé que no es lo mismo.

—No, tranquilo, no soy vegana, pero la leche de almendras es un vicio mío —le contesté riéndome—. Si no hay de eso, entonces un batido de chocolate.

—Yo tomaré un café. Solo.

Me sorprendió oír el pedido de Parker. Siempre había relacionado el café solo con gente sobria y seria, no sé, con otro tipo de personalidad. Imagino que todo eso de "dime qué café bebes y podré adivinar tus cualidades" es una mierda, pero un ejemplo tan claro me sorprendió.

Dan asintió, lo apuntó en su libreta y se dirigió hacia otro lado de la cafetería. Tal vez si mis ojos le hubieran seguido en vez de incrustarse en la cara de Parker, podría haber visto adónde, pero tampoco me pareció una gran pérdida.

—Entonces —dijo Parker después de unos minutos en silencio—, cuéntame algo sobre ti.

No me sonrojé, juro que eso no era un sonrojo, pero algo me pasó que de repente me sentí súper tímida.

—No sé qué decirte —murmuré, bajando la mirada a la mesa—. La verdad es que no hay mucho que contar sobre mí.

—Venga, Elea, algo habrá —me animó, su gran sonrisa era casi palpable, y de repente estaba agarrándome la mano. Esto me hizo sonreír a mí también, y debo admitir que esta vez sí me sonrojé.


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[1] Juliette es el personaje principal de la saga de libros Shatter Me por Tahere Mafi (Destrózame en España) y tiene el poder de matar a la gente cuando les toca.

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