Hold Back: In my midnight confessions

28 8 2
                                    

a/n: son las 5:05 am y tengo dolores en el lado izquierdo del pecho cuando inspiro. he ido a urgencias y me han dicho que no es nada importante y me han pinchado un calmante que no creo que esté haciendo mucho efecto, porque yo he escrito esto anyways. no sé, espero que os guste.

/ / In my midnight confessions when I say all the things that I want to / /

Una semana después, habíamos quedado todos en el Seraphine, y yo, por desgracia, llegué la última. Eso hizo que mientras me aproximaba a la mesa, los ojos de todos mis amigos se fijaran en mí, o al menos, en el espacio vacío que me acompañaba. Les sonreí, aunque he de admitir que estaba un poco incómoda, y me senté en el único sitio que me habían dejado libre, que era convenientemente al lado de Parker.

—¿Hoy no viene tu rayo de sol personal? —preguntó Jeff con una sonrisa tonta.

Él había empezado a llamar así a mi novio (ahora ex novio) una tarde en la que Spence y yo habíamos estado extra melosos. A partir de ese momento empezó a llamarnos cualquier apodo que se le ocurriera y que pudiera tener algo que ver con las parejas, pero rayo de sol era lo que más había cuajado, al menos para designarle a él.

—Spencer y yo hemos roto —les dije.

Y así conseguí la atención de toda la mesa, y también de algunas mesas de cotillas. Me centré en mis amigos, pero sobre todo en Nat. Ella sabía la naturaleza real de mi relación con Spencer, y yo podía imaginar lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento. El resto de mis amigos, sin embargo, parecían más preocupados que curiosos.

—¿Tenemos que romperle las piernas? —preguntó Jeff con total seriedad.

—Eso, porque Jeff y yo iremos con gusto —añadió, como no podía ser de otra manera, Joy.

—Sí, y yo les animaré mientras lo hacen, si es lo que necesitas —concluyó Parker.

Les sonreí y negué con la cabeza. Aunque no había pasado nada malo con Spencer, me hizo sentir muchísimo mejor saber que mis amigos estaban dispuestos a protegerme. Natalia, imagino que esperándose lo que había pasado, no dijo nada.

—No hace falta. Yo corté con él, y no fue culpa suya así que no hay que romperle nada a nadie —les dije, y casi pude ver la decepción en el rostro de Joy—. Os lo agradezco de todas formas.

—Imagino que no querrás hablar de ello, es una pena porque nosotros somos unos cotillas ávidos, pero aguantaremos nuestras necesidades por ti —dijo Jeff, cogiéndome una mano, sospecho que para darme apoyo moral.

—Lo siento por vuestra naturaleza de cotillas ávidos, pero tienes razón. No me apetece hablar de esto —les dije con una mueca.

No era tanto que no quisiera hablar de ello como que no supiera cómo explicarlo sin desvelar mi secreto. Por eso, compartí una mirada con Natalia en la que le prometí contárselo todo en cuanto estuviéramos solas.

Fue en ese momento en el que me di cuenta. Había pasado poco tiempo desde que conocíamos al trío, pero eso daba igual, porque de alguna forma habíamos conseguido congeniar con ellos de una manera increíble. Me llevaba mejor con ellos se lo que me llevaba con gente de mi clase que conocía desde hacía, ¿qué?, ¿cuatro años? Tal vez era una locura, pero podía imaginarme al grupo junto después de diez, veinte, hasta treinta años.

—Si necesitas cualquier cosa —empezó a decir Parker, y yo le miré a los ojos—, y lo digo en serio, cualquier cosa, puedes contar con nosotros —luego alzó la vista y miró a mi mejor amiga—, igual que tú, Nat.

Ante sus palabras, Joy y Jeff asintieron sin dudar.

Como soy una estúpida sentimental, cuando Parker acabó de hablar, yo le abracé. Él pareció sorprenderse al principio, pero no hizo ningún comentario, y me devolvió el abrazo en cuanto salió de su estupor.

Después de este momento tan sentimental, Jeff hizo un par de bromas que disiparon el ambiente serio y nos hicieron reírnos hasta el punto de las lágrimas. No mentiría si dijera que esa ha sido una de las mejores tardes de mi vida.

—Bueno chicos, yo me tengo que ir ya —dijo Parker, levantándose, y luego me miró—, ¿me acompañas hasta la puerta?

—Sí, claro —asentí, confusa.

Natalia me dio una mirada que no pude descifrar, y los otros se despidieron de Parker. Una vez él había recogido sus cosas, recorrimos el camino hasta la puerta en silencio, y una vez llegamos, yo no sabía qué hacer allí.

—¿Sales fuera un momento?

Asentí y salimos, y yo cada vez tenía más curiosidad por qué quería contarme. Estaba claro que no quería que los otros le escucharan, o lo habría dicho allí dentro, pero no sabía que podía ser.

—Sé que te lo he dicho ya dentro —dijo Parker, una vez estuvimos fuera—. Pero si necesitas hablar o algo, aquí estoy. Sé que es más probable que acudas a Nat porque ella ha sido tu amiga desde hace más tiempo, pero no sé, quería que supieras que también puedes contar conmigo.

—Muchas gracias, Parker —le sonreí, cogiéndole la mano en un gesto cariñoso que esperé que no fuera demasiado íntimo.

No debió serlo, porque su respuesta fue una sonrisa.

—¿Estás segura de que estás bien? Ya sabes que yo soy pacifista, pero si Spencer ha hecho algo, yo no tengo problemas en cerrar los ojos.

Me reí un poco y negó con la cabeza.

—No te preocupes, en serio, estoy bien.

Hold BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora