Hold Back: We'll make it

37 10 0
                                    

/ / Take my hand and we'll make it --- I swear / /

Guardé la leche de almendras en el frigorífico y le di un sorbo a mi vaso. A mi lado, Nat hizo una mueca y se estremeció.

—Nunca llegaré a entender cómo puedes tomarte eso —me dijo.

Le habría respondido si no dijera lo mismo cada vez que me veía tomando esto, pero como yo bebía mucha leche de almendra, Natalia había pronunciado esas palabras unas mil veces como mínimo. Con el tiempo, aprendí a simplemente ignorarla. Para gustos lo colores, ¿no? Pues eso.

Me encogí de hombros, dándole otro sorbo al vaso. He de admitir que solo bebí más para exasperarla un poco.

—Joy me ha dicho que hay una fiesta en la playa esta noche —me dijo, fingiendo desinterés.

—Nat, aquí no hay playa —le recordé.

Me temía lo peor. Un viaje de ocho horas hasta una playa sonaba como algo muy excesivo, pero tratándose de mi amiga, me parecía que era capaz de hacerlo.

—Hay una playa a dos horas en coche —me informó con una sonrisa de suficiencia—. Me ha dicho que ellos iban a ir en la furgoneta del padre de Jeff y nos ha preguntado que si queremos ir con ellos.

—Ve si quieres —dije encogiéndome de hombros.

—Quiero ir —me concedió ella, asintiendo con la cabeza pero sin apartar los ojos de mí—. Pero no quiero ir sola.

—No irías sola, Joy, Jeff y Parker van a ir, ¿no? Pues eso.

—Pero no es lo mismo, Elea —medio gimió mi amiga—. A ellos ni siquiera les conozco tanto, me da vergüenza —fruncí el ceño con incredulidad—, no me mires así, hay cosas que me dan vergüenza como a todo el mundo. La cosa es que no sería lo mismo sin ti.

Hizo un puchero y yo rodé los ojos. La gente que hace pucheros es estúpida. No, Natalia, no vas a convencerme fingiendo que te vas a poner a llorar y haciendo morritos, así que puedes parar, gracias. Le puse una mano en la cara porque me estaba empezando a incomodar, y me giré para ir al salón.

—No voy a ir.

—Venga, Elea. Sabes que te lo vas a pasar, tú misma admitiste que la última vez fue divertida —me recordó.

—La última vez no había tenido que estar dos horas en un coche para ir —le recordé con el mismo tono.

Total, que de alguna forma acabó convenciéndome. No me molestaba del todo que lo hubiera hecho, a decir verdad, ¿por qué? Bueno, Parker iba a estar allí, y tal vez esta podía ser un buen momento para conocernos mejor.

Estaba esperando con mi amiga en la puerta de su casa, habiéndole dicho a sus padres que se iba a quedar conmigo por la noche. Natalia me había dicho que la ropa que llevaba era demasiado de ciudad, lo que quiera que se significara eso. Llevaba unos pantalones cortos y una camisa de cuadros ancha. Mi amiga iba con unos pantalones aún más cortos y una camiseta de tirantes. Era ella quien iba a tener frío cuando fuera de noche y se levantara el viento, pero yo no le repliqué.

A los pocos minutos de estar esperando, una mini-van plateada paró delante de nosotras y Joy asomó la cabeza por la ventana. Estaba sonriendo tanto que casi me preocupé de que le diera un aire y se quedara así para siempre.

Nat y yo dejamos las cosas atrás, donde había unas bolsas que parecían tener toallas. Nosotras no habíamos traído pero desde luego ni se me iba a pasar por la cabeza el meterme al agua cuando probablemente esta estuviera helada.

—Me encanta la playa —dijo Joy una vez estábamos en camino—. Va a ser genial, me alegro de que hayáis venido.

Mi amiga le dio una respuesta muy efusiva, pero yo me mantuve en silencio. Ni siquiera había aceptado como tal el ir a esa fiesta. Maldita Natalia que sabía cómo obligarme a hacer cosas que no quería hacer.

Jeff era un conductor muy rápido, y diría que hasta un poco temerario, así que en las pocas curvas que tuvimos que tomar, yo tenía que agarrarme lo más fuerte que pudiera al asiento de delante para evitar que mi cuerpo se balanceara cual muñeca de trapo. A la hora y media estábamos ya en la playa, y nada más paró el coche, luché contra el cinturón de seguridad para poder salir de esa caja mortal.

Me di cuenta de que tenía a Parker al lado, y de que, a juzgar por la sonrisa que tenía, estaba haciendo un gran esfuerzo para no reírse.

—¿Crees que Jeff se ofendería se besara al suelo? —le pregunté, seriamente tentada a hacerlo.

Eso hizo que él estallara en carcajadas y llamara la atención de nuestros amigos y de algunos de los chicos que habían llegado antes que nosotros, al parecer, se le había escuchado por encima de la música.

—Eso me ha sonado a exageración —me dijo, sonriendo de nuevo.

—No soy exagerada, puede que un poco dramática, pero no es lo mismo —repliqué, señalándole con el dedo.

—Lo que tú digas, El.

Antes de poder responderle, Natalia me arrastró hacia la playa, siguiendo a una animada Joy que parecía estar dando saltos en vez de andando.

—Ya verás como te lo pasas genial.

Hold BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora