Hold Back: Like a song

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MERRY CHRISTMAS Y SÍ, SÉ QUE VOY TARDE PERO IGUAL! Os han traido muchos regalos? Mucha comida? Tell me, tell me. [por cierto pasaos por mi perfil que he subido una historia súper corta de navidad así como regalo pocho, sé que habríais preferido calcetines butttt]

 [por cierto pasaos por mi perfil que he subido una historia súper corta de navidad así como regalo pocho, sé que habríais preferido calcetines butttt]

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/ / Our love is like a song, but you won't sing along / /



Había pasado semana y media desde la fiesta en la playa. Durante esa semana, Parker no hizo intento alguno de contactar conmigo. Yo tampoco, he de admitirlo, pero no había sido yo quien había sido corriendo. Jeff me había enviado un mensaje diciendo que iba a invitarnos a todos a su casa para poder ver juntos el video de la fiesta. Así que ahí me encontraba yo, en la puerta de una dirección desconocida con un nudo en la garganta y con un poco de miedo de encontrarme a Parker allí. Llamé al timbre con una mano temblorosa, y al poco tiempo, la puerta se abrió desvelando a un chico que no había visto en mi vida. Tenía el pelo tan rubio que casi parecía blanco, con los lados cortos y el centro más largo colocado en un tupé, sus ojos eran marrones tan oscuros que no se podía distinguir la pupila del iris, al menos desde donde yo estaba, además su piel era súper pálida. Era muy guapo.

—¿Quién eres? —preguntó, a los segundos de abrir la puerta.

Yo aparté la mirada de su pelo para dirigirla a sus ojos y asentí mentalmente. Si este chico estaba aquí, parado en la puerta en vez de Jeff, había una alta probabilidad de que me hubiera equivocado de casa.

Una gran, gran posibilidad.

—Me llamo Elea, estoy buscando a Jeff, ¿vive aquí, o por aquí al menos? —pregunté esperanzada.

—¿Hablas de Jeff Tulac? —preguntó el chico, y yo recordé la tarjeta que me había dado el día de la fiesta y asentí—. Misma calle, mismo piso, distinto portal. La casa que buscas está justo en frente.

—Muchísimas gracias —le dije, sintiendo mis mejillas calientes como sartenes—. Y siento mucho haberte molestado.

—No te preocupes. Me llamo Frank, por cierto —me sonrió.

Nos despedimos y yo crucé la calle y llamé al timbre otra vez, esta si que fue Jeff quién me abrió.

—Ya era hora, sólo Parker llega más tarde que tú —me regañó el chico mientras me dejaba pasar.

—De hecho, llego con dos minutos de adelanto, Jeffrey.

Él me chinchó repitiéndome con voz extremadamente aguda y haciendo muchos movimientos con las manos. En el momento en el que hizo eso, Nat salió de una puerta, y paró por completo al ver la escena.

—No voy a preguntar —dijo, y cuando Jeff intentó explicarle lo que estaba pasando, mi amiga alzó una mano con aires de grandeza y dijo—: No quiero saberlo, en serio. Tan solo id al salón.

Jeff y yo nos miramos y nos reímos. Después, mi amiga prácticamente nos empujó hacia donde ella quería que estuviéramos. Allí, Joy estaba sentada en una butaca con una manta morada tapándola.

—Buenas, Joy —le dije, sin poder contener la sonrisa.

—Hola, hace frío, ¿quieres una manta? Jeff puede traerte alguna —me dijo la chica.

Sonreí y negué con la cabeza, diciéndole que estaba perfectamente. No hacía mucho que les conocíamos, pero esos tres chicos eran tan amigables que podía sentir que la amistad que empezaba a formarse entre nosotros iba a ser una fuerte.

—¿Dónde está Parker, por cierto? —preguntó Nat.

—Estaba en una cita, pero sabe que le estamos esperando, así que no debería tardar —respondió Joy.

Oh.

Una cita.

Genial.

Asentí, intentando parecer desinteresada, y me erguí, como para estirar la espalda.

—Voy a por un vaso de agua, ahora vuelvo —les dije.

Jeff hizo un ademán de levantarse para ayudarme, pero le aseguré que no hacía falta e hice una broma sobre tener que investigar la casa. Fue patético, pero nadie dijo nada, y me dejaron ir a la cocina sola. Una vez allí, tuve que apoyar la espalda contra la pared y tomar un par de respiraciones profundas. Poco a poco, dejé que mi espalda resbalara por la pared hasta que quedé sentada como un indio.

—¿Estás bien? —preguntó Nat.

No tuve que abrir los ojos para saber que se había arrodillado a mi altura. Asentí con la cabeza, pero sé que ella no se lo creyó.

Al abrir los ojos vi que se estaba sentando en frente de mí. No había nadie más en la cocina, lo cual era bueno, por supuesto. Suspiré y ella me cogió la mano.

—¿Sería un buen momento para decirte que hay una pequeña posibilidad de que me guste Parker? —pregunté, sarcástica.

—Pequeña posibilidad, ¿eh? Podemos trabajar con eso —me respondió con emoción falsa.

Sonó el timbre y a los pocos segundos se oyeron las voces de Parker y Jeff, que no tardaron en aparecer en la cocina.

—¿Estás bien El? —preguntó Parker, acercándose a mí y arrodillándose a mi altura.

Estaría mejor si tú sintieras algo por mí, pero sí, perfectamente. Claro que no podía decirle eso. No podía dejarle saber que tal vez sintiera algo por él. Joder, ni siquiera sabía con certeza si de verdad había algo ahí.

—Está bien, es solo que se ha mareado, ¿estás mejor? —intervino mi mejor amiga.

Razones por las que Elea ama a Natalia.

—Sí, venga, vamos a reírnos de lo ridículas que fuisteis Joy y tú el otro día —dije, levantándome.

Parker que me ayudó, y me frustró que lo hiciera. Más bien, el hecho de que me tocara me causaba irritación porque no sabía si quería que lo hiciera o si quería empujarle. Al final, simplemente decidí ir al salón a un ritmo más rápido que el suyo para que así tuviera que soltarme.

Hold BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora