Hold Back: I won't give up

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n/a: sé que llevo años sin subir, pero si os sirve de consuelo, llevo aún más sin ir a clase de francés.

/ / The scratch in your voice leaves me no choice and I won't give up / /

Miré a Jeff y suspiré.

—En realidad, los dos sabemos que Parker me ha contado sus planes, así que no hay ninguna razón para que esto sea raro —me dijo con una sonrisa radiante ante la que yo no pude resistir una risa—. Vale, ahora cuéntame qué ha pasado.

—Ni siquiera he tenido oportunidad de decírselo a Nat —dije sonriendo.

La verdad es que no estaba segura de querer contarle a Jeff lo que había pasado. No me cabía duda de que Parker se lo iba a acabar contando, y probablemente a Joy también, pero no sabía del todo cómo iban a reaccionar, y tenía miedo de descubrirlo. Es cierto que ellos eran mis amigos ahora, pero antes lo habían sido de Jeff, y tampoco quería que me odiaran, aunque tal vez no era demasiado lógico que lo hicieran.

—Mejor, así me entero yo primero —me dijo él, sonriendo tan ampliamente que me dio la sensación de que me había calado en mis intentos de evasión del tema de conversación.

Suspiré otra vez.

—Le he dicho que quería esperar a que se le hubieran pasado los celos que sentía por Spencer —le dije, y vi como la cara de Jeff se llenaba de confusión.

—Pero pensaba que él te gustaba...

—Y me gusta —me apresuré a decir—. Me gusta mucho, y ese es el problema. Quiero asegurarme de que no es un capricho o algo así —suspiré y miré al suelo—. A lo mejor es injusto, pero me da miedo que se sienta así por Spence.

Jeff carraspeo, atrayendo mi mirada, y luego hizo una mueca.

—Me gustaría poder decirte que no, que lo que siente Parker no puede ser otra cosa que amor verdadero, pero puedo, no estoy dentro de su cabeza —murmuró—. Sin embargo tampoco sé cómo puedes convencerte de que eso no es así.

—Ese era nuestro problema, pero me he imaginado que si seguía sintiéndose así después de un tiempo, eso significaría que es algo más que un capricho —le expliqué.

Jeff se recostó en su silla y suspiró. El Seraphine no estaba lleno, pero había suficiente gente como para llenar nuestro silencio con sus propias conversaciones.

—¿Estás segura de que eso realmente va a poder ayudarte a dejar de pensar que Parker realmente está interesado en ti? —preguntó, pero antes de que yo pudiera responder, él habló otra vez—. Lo que quiero decir es que a lo mejor nunca te despegas de ese miedo. O tal vez eres tú quien conoce a otra persona y de repente resulta que Parker no era tanto como pensabas. Tal vez simplemente deberías disfrutarlo mientras puedas.

—Carpe diem —me burlé, rodando los ojos.

Estoy segura de que iba a decirme algo, probablemente o sarcástico o simplemente desagradable, cuando de repente se oyó un gritito de emoción que hizo que los dos nos giráramos hacia la puerta. Allí estaba Nat, sonriendo como una maniaca y caminando hacia nosotros. Parecía tan contenta como para ponerse a dar saltos en cualquier momento.

—Adivinad quién ha dejado de estar soltera —dio otro gritito de emoción.

—Elea no —se burló Jeff.

—Puedo oler la historia detrás de esa frase, pero ahora mismo estoy demasiado emocionada como para centrarme en eso, lo siento —se rio.

—Cuánto barullo por una relación —me reí.

—No es cualquier relación, Elea, es la relación —dijo ella con una sonrisa tonta—. En serio, es un chico fantástico.

—Venga cuéntanos —se burló Jeff, apoyando los codos en la mesa y la cabeza en las manos. Eso, sumado a la voz aguda y horrible que había puesto, hacían que la situación fuese muy graciosa, así que me reí, como cualquier persona cuerda habría hecho. Mejor dicho, cualquier persona cuerda excluyendo a Natalia, que simplemente me miró mal.

—Su nombre es Hugo —dijo de todas formas—. Tiene veintitrés años, dos gatos y le encanta dibujar. Es una persona súper interesante, os lo juro, y además está buenísimo.

—Ya decía yo que faltaba un poco de cosificación en ese perfecto —se burló Jeff de nuevo.

Esta vez, tanto Nat como yo le miramos mal, y tras decir algo a regañadientes se cruzó de brazos y se calló.

—¿Y cómo os conocisteis? —pregunté sonriendo un poco.

Natalia siempre había sido una chica enamoradiza. Le gustaban chicos imposibles, y a los meses le dejaban de gustar, además nunca había sido difícil de enamorar, lo que en algunos momentos hacía que la gente se aprovechara de ella de manera injusta.

—En la biblioteca.

Eso me hizo reír, y de nuevo, Nat me miró matadoramente. Jeff, por hacer la broma, me dirigió una mirada parecida pero muchísimo menos conseguida.

—Natalia, tú no has pisado una biblioteca en tu vida —le recriminé, y no estaba mintiendo.

—Estaba esperando a que Joy acabara su turno —admitió—. Pero entonces me encontré con él, y empezamos a hablar... la verdad es que fue genial, el único inconveniente es que solo tuvimos quince minutos hasta que Joy vino quejándose y siendo Joy. Intercambiamos números y hemos tenido un par de citas. Hoy me ha pedido salir y no soy tan tonta como para decirle que no.

Y a esto, Jeff me miró fijamente a los ojos.

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