Salir de las dudas

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-Mira papá! Mira esas ballenas!- gritó entusiasmada la Juli mientras corría a la siguiente sala, detrás de ella la seguía el Damián. A la Millaray la contactaron de una revista y me llamó para pedirme que me quedara la tarde con la Julieta, algo que, obviamente, accedí a hacer. Luego de eso decidí invitar a mi hermano y el Damián a que nos acompañaran al Museo de historia natural, ya que la Juli hacía tiempo que me había mencionado que quería ir. 

Estábamos en la sala de baja luminosidad donde se exhibían proyecciones del océano con ballenas que llenaban una pared larga horizontal. Los niños se volvían locos corriendo de un lado a otro mientras seguían a las ballenas. La Juli se sentó en el suelo con las patitas cruzadas a mirar las ballenas, y el Damian se acercó a la pared intentando poder agarrarlas, lo que hacía reír a la Juli. Con el Gonza estabamos atrás de ellos, apoyados a la pared observandolos.
-...Así que, estuviste en la mañana con ella- continuó el Gonza. Le había contado lo que había pasado con la Francia, pero la conversación se vió interrumpida cuando los niños subieron al auto. -Te debe tener muy flechado, porque para lograr que te levantes temprano...- me dijo. Me causó gracia su comentario, porque era verdad. Me tenía que gustar mucho.
-Que eri pesado weón- le dije riendo -la cosa es que no sé que hacer... Con ella, con lo que siento, no tengo idea-
-Como no sabi?- me preguntó mi hermano extrañado, yo lo miré y me encojí de hombros -weón es obvio que le gustai, y me dices que después de todo lo que pasó, y de las veces que han quedado solos no le diste ni un beso? Que cresta te está pasando?- Mi hermano tenía razón, no pude ser más weón en esos momentos.
-Con otras minas, puta, saltabas altiro...- me dijo -Damián cuidado!- le gritó a mi sobrino que estaba corriendo detrás de una ballena. La Juli se levantó y lo tomó de la mano para que no se tropezara.
-Pero es que ella no es como las otras minas- le respondí. El volteó a verme con una sonrisa y los ojos entre cerrados.
-Te estai enamorando flaco?- me dijo con voz burlona.
-No sé... No hablí' weás- le dije para cerrar el tema, que ya había llegado demasiado lejos -Juli ven, sigamos!- la llamé, y ella llego con el Damián sonriendo. El Gonza lo tomó en brazos y yo pasé mi brazo por encima de los hombros de la Juli, ella me rodeó la espalda con su bracito y caminamos a la siguiente sala, que era la más grande y tenía un fósil de ballena tamaño real, entre otros más de distintos animales. Al principio el Damián se asustó al ver la ballena, pero luego de que el Gonza le explicara que era solo un esqueleto, y la Juli se acercara para probar que el mamifero no le haría nada, quedó tranquilo. Los niños quedaron fascinados, apuntaban y caminaban entre una cosa y otra. La Juli nos llenó de preguntas, y así pasamos a las salas restantes, hasta llegar nuevamente a la entrada del museo. Con el Gonzalo dejamos de lado el tema de la Francia, aunque no podía evitar pensar en ella.

Con la Juli nos sentamos en unas bancas cercanas a la laguna artificial del parque Quinta Normal, mientras el Gonza acompañaba al Damián a tirarles comida a los patos cerca de la orilla.
-Te eché demenos lauchita- le dije acariciandole el pelo.
-Yo también- me respondió -y al Damián también- yo me incliné para darle un abrazo y un beso en la mejilla. Cada día que pasaba sentía que estaba más grande. Ella se abrazó a mi brazo.
-Papá, tengo hambre... Y el tío Gonza tiene la comida- dijo mirandome hacia arriba.
-Yapo tío Gonza, deja de darle comida a los patos y ven a alimentar a tu familia!- le grite. El Gonza miró en nuestra dirección riendo y tomo de la mano al Damián, caminando hacia nosotros, y se sentaron a nuestro lado.
-Disculpen, es que el Damián estaba loco con los patos- nos dijo mientras nos pasaba a cada uno un sándwich, de los que nos había preparado la Caro.
-El Damián o tú?- le dije, lo que hizo que la Juli se riera.

El parque estaba con bastante público, al igual que siempre, y el día estaba nublado. Mientras comíamos mirábamos los patos o lo que hacía le gente. Luego de que los niños terminaron, decidimos caminar por el parque, mientras la Juli llevaba de la mano al Damián, con el Gonza ibamos detrás de ellos para no perderlos de vista.
-Que vas a hacer en la noche?- le pregunté a mi hermano. Mientras veía como el Damián intentaba atrapar unas burbujas.
-Voy a cuidar a Damián- me respondió -la Caro tiene una cena en la moneda-
-ah-
-y tú?- me preguntó.
-No sé, tocar guitarra supongo...- le respondí -Demás que los voy a ver un rato-
-Pero no vas a estar con la Juli?- preguntó acomodandose los lentes ópticos que traía puestos.
-No, se la tengo que ir a dejar a la Millaray a como a las 7, porque tienen una cena... Familiar- dije. Seguía incomodandome el hecho de que en la tradicional "familia" de la Juli, no estuvieramos involucrados nosotros.
-Aaah, claro...- dijo el Gonza. Sabía que se sentía igual que yo -entonces ya deberíamos irnos porque faltan 10 para las 6- dijo mirando su celular.
-Chucha verdad. Ya vamonos- apresuramos el paso y llegamos hasta donde estaban los niños, y caminamos en dirección al auto.

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora