Chocolate

234 15 9
                                    

Cuando subí al uber el Franco con el Pablo estaban hablando de como se tocaba correctamente una canción de Arctic Monkeys en guitarra, y el Tofer se metía a comentar de vez en cuando. Sabía que habían notado mi ausencia y también que estarían curiosos de saber que pasó, pero agradecí que hicieran como si nada hubiera pasado en ese momento.
-Oye Fran, me preguntaba si nos podemos quedar en tu casa esta noche?- me preguntó en Tofer, los chiquillos dejaron de hablar y me miraron.
-Sí, demás- les dije relajada.
-Eeeeh!- festejó el Franco

Miré la hora en el auto y eran 5 para las 3 de la mañana, más temprano de lo que esperaba, la noción del tiempo se me había dispersado cuando vi al Alvaro, en ese momento; el reloj se había detenido. Recordé que me había dado su número y me cosquilleó el estómago, seguía viendo como algo surreal el hecho de que había estado con él, y que había sido una de las noches más lindas que había tenido en mucho tiempo, recordé su mirada, como había tomado mis manos y me dejaban en un estado de morfina medio extraño, quise volver a estar con él. Un suave codazo me sacó de mis pensamientos. Miré hacia mi derecha donde estaba el Cristofer mirándome, él iba sentado al medio y el Pablo a su derecha seguía conversando con el franco que iba en el asiento de copiloto.
-Como estai?- me preguntó en voz baja.
-Bien-
-Segura? Estás muy seria- me dijo sin apartar su mirada.
-Estoy bien- sonreí -es que estaba pensando nomas-
-Te fue bien entonces?-
-Aquí, en esta cuadra, a la derecha- le indicó el Franco al conductor, ya estabamos llegando.
-Sí, después te cuento, ya?- le dije en voz baja, él me guiñó el ojo. El auto se estacionó cerca de la acera y bajamos, el Pablo le pagó al chofer y bajaron ambos, los chiquillos sacaron sus guitarras del maletero mientras yo buscaba las llaves del departamento, abri la puerta principal del edificio y nos encaminamos al ascensor.

Al entrar al departamento prendí la luz y los chiquillos se fueron directo a la última pieza a dejar sus cosas y escuché que uno de ellos estaba sintonizando algo en la radio. Yo tire mi mochila al sillón y me fui a la cocina a buscar un vaso de agua, cuando estaba llenado el vaso el tofer llegó y se apoyó en el marco de la puerta.
-Los chiquillos dicen que podríamos ir a comprar algo para tomar, y preguntan si tienes algo para comer-
-Tengo papas fritas en ese mueble- apunté -pero igual podemos comprar alguna otra cosa... No sé- tome un sorbo de agua -Quién va a comprar?-
-QUIÉN VA A COMPRAR?!- gritó mi amigo en dirección a la pieza del fondo.
-TÚ!- se escuchó desde adentro.
-los weones maricones- dijo el tofer, yo me puse a reír -PASEN PLATA ENTONCES PO!- les dijo mientras se acercaba a ellos, luego volvió metiéndose billetes en el bolsillo -ya vamos.-
-Oye pero si te mandaron a ti- le dije riendo
-Pero no quiero ir solo po- me dijo con voz de niño chico -yaapo vamos- decía mientras me tiraba del brazo.
-ya vamos-

Ibamos caminando en dirección a la botillería que quedaba a dos cuadras y media del edificio y se sentía el aire helado, mi amigo se puso la capucha de su poleron y se metió las manos a los bolsillos del mismo, yo metí las manos a mi chaqueta. Caminabamos a paso lento.
-Entonces, ahora si me vas a decir qué fue lo que pasó?- me preguntó mi amigo- porque generalmente no haces eso, es raro...-
-Qué les dijiste a los chiquillos?- no evité preguntar.
-Que te encontraste con una amiga de universidad y que ibas a pasar un rato con ella porque no la veías hace tiempo- me dijo, yo creía que les había dicho la verdad a los chiquillos -los cabros se enojaron un poco, pero después de persuadirlos lo entendieron...Por eso no te bombardearon con preguntas amiguita- me guiñó el ojo
-Gracias- le di un abrazo rápido que él no alcanzó a corresponder- Bueno... Te voy a contar, pero no sé si me vas a creer...- habíamos llegado a la botillería.
-Esperame- me dijo y entró a comprar. Yo me senté en la acera y prendí un cigarro, no podía sacarme al Alvaro de la cabeza, y todo lo que habíamos hecho hacía un rato atrás, saqué mi celular y al desbloquearlo apareció un whatsapp del Pablo en nuestro grupo "Traigan ramitas de queso :3" Me levanté y me acerqué a mi amigo, que estaba recibiendo las cosas.
-Disculpe tío de casualidad no tiene algo para comer?-
-El Pablo escribió que quería ramitas y eso le llevo- me respondió el Tofer que al parecer había leído el mismo mensaje.
-Te ayudo con las bolsas?- le pregunté tomando una-
-No no, lleva esta- me pasó la que tenía las ramitas, él siempre me pasaba lo más liviano -teni más cigarros? Los míos los dejé en la casa- yo me saque la cajetilla del bolsillo trasero de mi pantalón y le pasé uno; lo prendió y caminamos al departamento.
-Ya, cuentame- me dijo el tofer quitandose el cigarro de entre los dientes.
-Puta weón es que siento que no me vas a creer, pero ya. Salí a hablar con tu mamá, que a propósito dijo que no tomaras tanto...-
-jajajajaja ya... Y?-
-y cuando terminé de hablar con ella alguien me habló, y aqui es donde no me vas a creer. Ese alguien era Alvaro Lopez-
-Me estai webiando- me dijo mi amigo sorprendido -el de Los Búnkers?- yo asentí -y weon qué pasó? Qué onda? Con él era con quién estabas?- me miraba con una sorpresa que no podía ni se preocupaba en disimular.
-Sí, estaba con él, me dijo que le gustó mi voz, y weon, me dijo también que nos había escuchado en el parque forestal-
-Cuando? ayer después de la marcha?-
-Sí-
-En serio no me estai webiando Francia?- me miró entre cerrando los ojos
-Te lo juro por la Eli- le dije -y puta, caminamos por el parque forestal hasta que ustedes me hablaron por whatsapp- Obviamente no iba a contar todo con lujo y detalle porque me daría vergüenza, y era algo que quedaría entre los dos nomas.
-Entonces él era el tipo que estaba contigo?-
-Lo viste?-
-De espalda, y como el auto estaba lejos y estaba oscuro no caché- me dijo, llegamos, yo abrí la puerta principal y dejé que pasara primero, ya que iba con las manos ocupadas, cerré la puerta y caminamos al ascensor. Una vez dentro vi al Tofer quitarse la capucha y quedar con el pelo revuelto, yo comencé a arreglarselo mientras él seguía con el interrogatorio.
-Y que onda? De qué conversaron?-
-Nada po, música, un poquito de nosotros. Nada de otro mundo en realidad...- llegamos a mi piso y caminamos al fondo del pasillo donde estaba mi departamento
-y fue como una cita?- me miró con sonrísa pícarona
-No sé, no creo- le dije -solo conversamos nomas-
-Sí, pero nadie te sigue así como así po Fran, ni menos quiere pasar rato contigo a solas-
-Ya sé- le dije abriendo la puerta del departamento -le pregunte y no me respondió nada concreto, como que me confundió más- Entramos y el tofer se fue directo a la última pieza, yo puse las ramitas en un plato y llevé vasos plasticos, nos quedamos conversando, riendo y webeando hasta las 5 am más o menos, luego nos empezó a bajar el sueño, así que nos tiramos en el sillón y al igual que siempre nos quedamos con la mirada fija en el ventanal y las luces de Santiago. Mi mente empezó a repasar todas las cosas que me habían pasado ese día, hasta que mis ojos se cerraron.

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora