Oportunidad

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Nada había cumplido las expectativas la primera vez. La segunda, tampoco. Pero fué mejor así, considerando que mis expectativas eran llegar a mi departamento sola y más deprimida de lo que ya estaba. Pensaba prepararme un café para el frío y fingir una sonrisa cuando mi hermana llegara. Pero al contrario de ese patético plan de noche, llegué con el Álvaro y vimos películas hasta pasado las 12, hablamos de todo lo relevante e irrelevante que nos había ocurrido mientras estábamos separados y me quedé dormida a su lado en el sillón mientras él tocaba lentas melodías con mi guitarra. No había tenido una noche así de linda y tranquila en mucho tiempo.

A la mañana siguiente desperté en mi cama junto a él abrazandome. Aproveché ese momento para mirar cada uno de los detalles de su rostro, acariciar su pelo, y robarle uno que otro beso. Hubiera pasado toda la mañana acurrucada a él, si no fuera porque tenía que levantar a mi hermana e ir a trabajar.

-Francia?- la voz de mi jefe me sacó de mis recuerdos redundantes y  permanentes.

-Sí?- dije tratando de no parecer distraída.

-Tienes listas las fotografías?-

-Sí. Osea, casi todas. Me falta la última y están listas-

-Apúrate que las necesito todas para antes de las 7- hizo énfasis en "todas"

-De acuerdo- mi jefe se fue y continué trabajando. Todo lo acontecido me tenía sumamente distraída en el trabajo y eso no podía ser.

Entregué las fotos un cuarto para las
7. Era tarde, pero me obligué a no repetirlo de nuevo. Además que la mirada irritada de mi jefe lo decía todo. Me senté en la silla de mi escritorio con un café expresso pequeño y solté un largo y cansado suspiro, estaba desde las 8 en la oficina. De pronto mi celular comenzó a sonar. Era el Franco.

-Aló?-

-Hola nena. Lista para otro viernes de alcohol y karaoke?- su saludo me hizo reír.

-Hola Franco y por supuesto que sí, a qué hora vamos?-

-Con los chiquillos nos vamos a juntar en el metro ahora y nos vamos a Bellas Artes-

-Yo estoy saliendo del trabajo en este momento así que los veo allá- dije mirando por el ventanal como se oscurecía poco a poco.

-Bueno.-

-Nos vemos entonces- iba a cortar pero me detuvo.

-Oye oye!-

-Qué?- pregunté mientras tomaba mi chaqueta y mi mochila.

-Si quieres puedes invitar al Álvaro-

-No lo había pensado, pero lo haré- le dije.

-Te lo digo porque... Alguien más va con... Invitada-

-Me estai webiando- dije con fastidio.

-No...- me respondió de igual forma.

-Ni siquiera nos preguntó weón!- solté enojada. -Ya se me quitaron las ganas de ir-

-Francia no! si tú te echas para atrás nos echamos todos. Yapo, si hay que ignorarla nomas- suplicó -además, si va el Álvaro va a ser más llevadera la cosa, a él sí lo queremos- se rió, yo también.

-Espero que pueda- respondí. Saliendo del edificio.

-Dile que invite al Gonzalo igual, más que mal, por él es que estai bien con el Álvaro- tenía razón. Además desde la última vez que hablamos nos habíamos caído muy bien.

-Ya. Ahora te voy a dejar, voy a tomar la micro.- nos despedimos y corté.

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Al llegar, noté que el bar estaba lleno, como día viernes. Dirigí de inmediato mi mirada a la mesa de la derecha donde siempre nos ubicabamos y ahí estaban mis amigos, y la Catalina.

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora