Bienvenido al sur

120 8 4
                                    

El olor a café y chocolate me llevaba a lugares pasados sin siquiera tener que recurrir a una imagen mental, todo estaba en esa parte escondida bajo el estómago donde se almacenan algunas sensaciones que no quieres o no puedes dejar ir.

Los ojos café de mi acompañante también ayudaban a fortalecer estas sensaciones.

Mientras esperabamos nuestro pedido, el Álvaro se disculpó y contestó una llamada de su ex, según lo poco que presté atención, tenía que ver con la Juli. Y si digo que presté poca atención, fue porque mis ojos se dirigieron hacia la forma en la que estaba doblada la servilleta sobre la mesa, dando paso a un vórtice de pensamientos y recuerdos de mi último mes. Sin embargo, uno calaba mi cabeza en particular. "Necesitamos un nombre para la banda"

El sonido de la copa de vidrio que contenía mi milkshake sobre la mesa, me sacó del torbellino. Di las gracias y noté que el Álvaro cortó la llamada y agradeció su pastel de nuez también. Mis ojos se posaron en la cereza que se erguía sobre la crema batida, como una bandera flameante sobre el monte más alto.

-Estás muy pensativa el día de hoy- dijo el Álvaro y levanté de inmediato la mirada hasta chocar con sus ojos -No. Extremadamente pensativa, "muy pensativa" es tu estado natural- sonrió. Yo le sonreí de vuelta.

-Bueno, acabo de salir de un mes difícil...- dije sacándo una cucharada de crema, y fingiendo que el Álvaro no tenía idea. Él me levantó las cejas dramáticamente y yo le seguí el juego. Luego nos esbozamos una sonrisa como si nos hubieramos contado un chiste de esos que en público serían muy inapropiados. Me gustaba esa complicidad que comenzabamos a tener.

-Bueno, no queremos que este mes sea difícil también, cierto?- me pregruntó levantando una ceja.

-Para nada-

-Tengo una idea entonces...-

-Cuál?- sonreí. Supuse que querría pasar la noche conmigo.

-Más bien es una propuesta- fruncí ligeramente el ceño, confundida -Este fin de semana salió tocata-

-Que bueno!- sonreí y le acaricié su mano izquierda que tenía sobre la mesa. El miró mi mano y luego me sonrió.

-Sí, ya era hora- soltó el tenedor y puso su mano derecha sobre la mía y apoyó sus codos sobre la mesa, dejando mi mano suspendida en el aire y atrapada entre las suyas -Ven conmigo- dijo mirándome a los ojos. Yo me quedé sin palabras, más que nada porque seguía confundida -Es en Temuco- iba a hablar pero me interrumpió -Se que es a la chucha pero, vamos y volvemos en avión- yo aún no lo procesaba del todo, por lo que estaba indecisa. Balbuceé algunas palabras sin coherencia a lo que el Álvaro continuó. -Francia, todo esto que ha pasado ha sido súper complejo para ti, para los chiquillos, se juntaron muchas cosas. Vámonos. Llevemos a tus amigos también, puta, van a ser dos dias, pero... Qué importa? Salgamos de aquí. No se preocupen por nada- yo lo miré -Ni siquiera por la plata, la productora se raja, y bueno, yo también. No me digas que no, esto lo hago porque quiero verte por lo menos un ratito bien- me quedé en silencio unos segundos, aunque me estaba convenciendo -Te quiero mucho- Listo, me convenció. Maldito Álvaro, sabía lo que provocaba en mí y se aprovechaba de eso.

-De acuerdo- solté, él sonrió eufórico -Pero- dije antes de que soltara una palabra -Veamos que dicen los chiquillos, y tengo que pensar en la Eli- él solo asentía con el rostro iluminado, me enternecio verlo así, me besó la mano varias veces y luego se levanto para abrazarme.

La Eli se quedó con nuestra vecina favorita a la que le debemos la vida y mucho más, prometió portarse bien. La Juli comprendió totalmente que su papá este domingo no podría estar con ella por cuestiones de trabajo.

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora