Ya lo hiciste

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El agua fría sobre mis manos me hizo sentir un diminuto alivio. Agarré las frutillas y las comenze a lavar adentro de un colador. El calor infernal de Santiago nos tenía derritiendonos a las 9 pm cuando ya estaba semi-oscuro. Tomé las frutillas limpias y las puse en un gran bowl que dejé en la mesa de la cocina, la Eli de inmediato se tiró a sacar unas cuantas.

-De a poquito- le advertí. Ella asintió. Miré al Franco y le lancé dos latas de cerveza -Al living- ordené, tomé el bowl de frutillas y salimos los 3 de la cocina.

En el borde del sillón estaba el Pablo con la mirada perdida y la cabeza cercana a la puerta de entrada a su lado, el único sonido de fondo era el zumbido del ventilador, supe por esa actitud que estaba tratando de esuchar algo, miré hacia el exterior y vi al Tofer hablando por celular.

-...Es que no puedo, no tengo tiempo ahora- logre escuchar que insistía mi amigo. Luego otras palabras más que no pude escuchar ya que la Eli estaba hablando al lado mío.

-Qué onda?- preguntó el Franco al notar nuestra actitud.

-Está hablando con la Cata?- pregunté. El Pablo asintió. Yo me senté en la silla de mimbre de la nena.

Miré al Franco creyendo que él pensaba lo mismo que yo, pero estaba sumergido en las frutillas a mi lado, sentado a lo indio en el suelo. Yo suspiré y traté de volver a escuchar, pero el Tofer había cortado y se asomó por la puerta chocando su mirada con la mía, lo que me puso incómoda.

-Frutillas- apunté apenas él entró -chelas- apunté a su vez.

-Que rico- dijo con voz de cansancio mientras se sentaba al lado de la Eli, que estaba a su vez sentada al lado del Pablo. Sacó dos frutillas y una lata de la mesita de centro -Estaba rico afuera, corría vientecito- se frotó los ojos y bostezó, luego se revolvió el pelo y tomo un sorbo largo se cerveza, la dejó en la mesa y me miró -Era la Cata- soltó y miró rápidamente al Pablo y luego al Franco -Quería que la fuera a ver ahora, así, altiro-

-y pa qué?- pregunté extrañada.

-Se va de nuevo, del país- eso me sorprendió, no me esperaba tal noticia. Los chiquillos menos, sobre todo el Pablo, que al fin demostró que no se había convertido en una estatua. -y quería que fuera a despedirme y weas, seguro es mentira la wea y lo hace para que yo vaya y me pida perdón y volvamos- dijo recogiendo los hombros -y eso no va a pasar-

-Escuchalo señor te rogamos- dijo el Franco con las manos juntas mirando hacia el techo, lo que hizo reir a la Eli.

-Hablai en serio?- le dijo el Pablo dudoso.

-Sí weon- respondió el Tofer mientras sacaba su celular del bolsillo y lo dejaba sobre la mesita. Yo le sonreí. Porque sabía de primera fuente, que esta vez mi amigo hablaba en serio.

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Habíamos terminado (por hoy) de ensayar/componer una de las canciones de nuestro futuro primer disco. A pesar de haber puesto un ventilador en la sala de ensayo, los chiquillos estaban sudando, y yo igual. Supongo que el esfuerzo mental también afectaba, junto con el cansancio de semanas anteriores sin descanso, y problemas personales, como el último que había tenido con el Alvaro antes de ayer. 

-Entonces- dijo el Tofer cerrando su libreta con acordes y rayas -Qué haremos para navidad?- El Pablo lo miró divertido y el Franco dejó de tomar cerveza para hablar -Porque supongo que teniendo en cuenta que el Franco es el único con familia, tendremos que sacrificarnos y pasarla juntos... aún que nos duela- yo me reí.

-Que horrible será- solté. Yo daba por hecho que al menos la Eli y yo pasaríamos navidad con el Tofer, ya que su mamá decidió quedarse indefinidamente en la playa. 

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora