Flores amarillas

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-Conchetumadre!- dijo el Franco.
-Qué pasó?!- Escuché a su hermana gritar varios metros más allá detrás de un gran arreglo de flores amarillas.
-Nada!- le respondió mi amigo -dejémoslas aquí encima y las acomodamos- me dijo. Entre los dos sosteníamos una bandeja redonda llena de copas, la dejamos con mucho cuidado sobre la mesa. Ví al Cristofer con una escoba acercarse a nosotros.
-Qué pasó?- dijo en voz baja.
-A este weón casi se le cae la bandeja- le respondí. Él se rió -Ya veía las copas hechas mierda en el piso- agregué riendome -Ya terminaste?-
-Sí, le saqué brillo al piso- me dijo -Los vengo a ayudar, el Pablo ya está terminando- Yo miré en su dirección y estaba cubriendo las últimas sillas con unas fundas color blanco y una cintas de género amarillas rodeándolas que tenían un moño, ó "humita" como les decía la Eli. Nosotros pusimos las copas en cada uno de los 50 puestos repartidos en distintas mesas redondas, junto con los platos y servicios.

En 6 días iba a ser el matrimonio de la hermana del Franco, y esto lo tenía a él y toda su familia histéricos, por lo que nos ofrecimos a ayudarlo con los últimos preparativos. Era día Domingo y nos encontrabamos en un pequeño recinto privado en el cajón del Maipo, donde iba a ser la fiesta el siguiente Sábado.
-Cómo quedaron las sillas?- gritó el Pablo con una sonrísa satiafecha que asumía que le habían quedado bacan.
-Bien, súper- le gritó el Tofer desde nuestro lugar.
-Te quedaron bonitas- se escuchó la voz de la Eli en todo el lugar, que hizo que todos se callaran derrepente, estaba en el escenario y había hablado por el micrófono sin darse cuenta que estaba encendido, se tapó la boca y se rió. Luego bajó de un salto y fue a buscar un mini florero para ponerlo en el centro de una mesa.
-Ya. Estamos listeilor con las copas. Qué más falta?- le preguntó el Tofer al Franco.
-No sé weón...- miró el lugar buscando algo más que hacer -voy a preguntarle a la Coni, vuelvo altiro- caminó en dirección a su hermana. 
-Igual que paja casarse...- me dijo el Tofer mientras nos sentabamos alrededor de una de las mesas.
-No me vayan a ensuciar las sillas!- nos gritó el Pablo desde una mesa en diagonal a la de nosotros. Estaba poniendo los floreros de mesa con la Eli.
-Ay el weon exagerao!- gritó el Tofer, el Pablo le levantó el dedo del medio -Oye- dijo el Tofer volviendo la mirada a mi -El Franco me dijo que ayer viste al Álvaro...-
-Sí- le respondí.
-Y qué onda? Qué le pasó?- me preguntó revolviéndose el pelo. Yo le conté lo que había pasado.
-(...) Y llegó con la Eli a la plaza, porque quería arreglar el cagazo-
-Ah! Jugado el cabro- me dijo sonriendo, yo me reí con su comentario -Puta igual... Son weás que pasan. Y hoy día no lo vas a ver?-
-No, hoy le toca estar con la Juli- le dije. El Pablo se sentó con nosotros.
-El Álvaro?- preguntó. Yo asentí -Es más linda esa cabra chica- dijo refiriéndose a la Juli -Oye y qué le pasó que no pudo ir el viernes?- me preguntó. Yo volví a contar la situación. Cuando estaba terminando el Franco se sentó al rededor de la mesa también.
-Estoy muerto conchesumadre- dijo apoyándose en la mesa -Pero estamos listos, así que nos podemos ir nomás-

Después de que la Coni nos diera las gracias unas 10 veces, quedamos de volver el viernes para ajustar alguno que otro detalle. El lugar se veía hermoso con esos colores palidos y las flores amarillas. Nos despedimos y nos fuimos de vuelta a la capital.

En el auto del Franco se escuchaba a toda raja el disco "L.A Woman" y nosotros ibamos coreando las canciones. El día estaba nublado y opaco, y de no ser por la calefacción, hubieramos estado cagados de frío, porque así estaba la sensación térmica en el exterior.

Cuando estábamos entrando al caos de Santiago se puso a llover; había escuchado esa mañana que llovería en las noticias, pero no lo había creído, ya que últimamente habían estado siendo poco acertivos.
-Ooh weón la lluvia se acompaña con esta- dijo el Tofer (que iba en el asiento del copiloto) cambiando las canciones hasta dar con "Riders on the StormNosotros nos emocionamos y la cantamos como si hubieramos estado en un concierto, hasta mi hermana la coreó.

Cuando la canción terminó, me surgió una idea.
-Oigan, tienen algo que hacer esta tarde?- pregunté. Los 3 dijeron que no.
-Podríamos ir a la casa, el tiempo está como pa sopaipillas, o no?- vi como se les iluminó el rostro a mis amigos y hermana.
-Ooh que rico. Ya- dijo el Pablo.
-Sí! Sopaipillas- dijo mi hermana.
-Tenemos que pasar al supermercado sí, porque se me antojan con zapallo- dijo el Tofer.
-Al súper!- dijo el Franco.

Una vez en el supermercado más cercano a mi departamento, fuimos por un trozo de zapallo, harina y una que otra cosa que hiciera falta para la casa. Cuando llegamos a la fila de la caja para pagar habían dos personas antes que nosotros.
-zapallo?- preguntó el Franco.
-Listo- le respondió el Pablo.
-Las chelas?- volvió a preguntar.
-Aqui!- llegó el Tofer dejándolas en el carrito.
-Listas- le dije. Miré hacia mi lado pero la Eli no estaba. Me aparté de los chiquillos y miré para todos lados, mi corazón se empezó a acelerar, entonces oí su voz, y seguí el sonido hasta dos cajas a la izquierda, donde estaba ella junto a un niño pequeño de largo pelo rubio. Estaba tratando de alcanzar un paquete de galletas, y el niño la miraba con unos hermosos ojos azules, expectante. Supuse que eran para él.
-Espera... Un segundo... Ya casi- decía la Eli estirandose con todas sus fuerzas. Yo me acerqué, tomé las galletas y se las pasé. Ella me miró aliviada y se las pasó al niño con una sonrisa, él le sonrió de vuelta.
-Damián, vamos- Él caminó hasta donde estaba su mamá -Gracias- me dijo sonriendo la mujer de cara redondeada y pelo rubio oscuro que llevaba recogido en una trenza de lado.
-De nada- le respondió la Eli, y volvimos a nuestra fila.

Al llegar a mi departamento el Cristofer me ayudó en la cocina como de costumbre, a él se le daba la cocina mejor que a todos nosotros.
-Chiquillosss- llegó a el Franco punteando en mi guitarra y se apoyó en el marco de la puerta -La Coni me dijo que las invitaciones llegan mañana, y obviamente ustedes están invitados con sus respectivas familias- dijo mirando a la Eli, que iba entrando a la cocina -y dijo que si quieren... Pueden llevar a alguna, o algún acompañante...- dijo esto mirándome insinuante y sonrió -les aviso para que vayan comprando su vestimenta formal- Luego se apartó de la cocina y fue a decirle al Pablo.
-Tú crees que quiera ir?- me preguntó el Tofer.
-No tengo idea- le dije -Tú crees que debería invitarlo?- le pregunté insegura.
-Yo creo que sí- dijo la Eli, yo la miré, el Tofer le sonrió y ella le devolvió la sonrisa -O sino, lo invito yo- Yo la miré con sorpresa y ganas de reirme al mismo tiempo -Qué?- preguntó -Él también es mi amigo- dijo con inocencia, luego tomó una sopaipilla.
-Cacha!- dijo el Tofer sonriendo -Grande Lis!- chocaron los cinco. Ella salió de la cocina. El Tofer caminó a la cocina a sacar las sopaipillas del aceite -He hablado con la Eli... Y por lo que me ha contado igual el Álvaro se nota buena persona, no creo que haga problema en ir, a menos que tenga pega o algo así. No pierdes nada preguntándole-
-mm... Tienes razón- le respondí apoyada en un mueble mientras miraba como burbujeaba el aceite.
-Ya sabemos que le gustas, eso te da mas probabilidades de que vaya...- dijo mirándome -Además, puta sería una buena instancia para que lo conociéramos. No como, el cantante de López, o de Los Bunkers, sino como... No sé po, la persona, igual se nota que es tela y que es como de nuestra onda... Además va a ser tu futuro pololo así que...-
-Futuro pololo?- lo interrumpí riendo y le pegué con el paño de cocina en el brazo.
-...o bueno, tu futuro Coach- dijo divertido, yo volví a pegarle con el paño y reí junto con él -Oye y haz pensando en eso?- me dijo una vez que estaba más calmado.
-Sí, lo he pensado-
-Y qué vas a hacer?- me preguntó ya más serio.
-Voy a...-
-No es posible que la Lis esté comiendo sopaipillas y nosotros todavía no- me interrumpió el Pablo entrando a la cocina.
-Si ahora las llevamos a la mesa weón impaciente- le dijo el Tofer.
-Anda a sentarte nomas- le dije.
-Estamos en la sala de ensayo- nos dijo, sacó las chelas del refrigerador y se fué. Nosotros volvimos a mirarnos.
-Vas a qué?- me preguntó el Cristofer.
-Voy a hablar contigo y los chiquillos ahora, y voy a tomar la decisión- El asintió. Tomamos los platos con las sopaipillas y fuimos a la habitación.

Santiago de Chile [Álvaro López]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora