❝ Pasé mis brazos por sus hombros hasta juntar mis manos detrás de su cuello, acercándome más a él. Sus manos se pasaron por mi cintura y quedaron posadas ahí. Levanté mi cabeza y lo miré a los ojos ―. Me vuelves loca ― las palabras salieron de mi b...
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Allison abrió las puertas del placard frente a sus ojos. Dentro de él, se encontraban predas de ropa coloridas y bonitas. Prendió del costado un interruptor que hacía que se iluminara por dentro. Comenzó a revolver entre las prendas colgadas y sonrió cuando vió una que spongo le gustó. Se dió vuelta sosteniendo una remera negra con manchas marrones para que pudiéramos verla. Nos mirába expectante, esterándo que le diréramos nuestra opinión.
―Mmm. Paso― dijo Lydia, quien se encontraba sentada sobre la cama a un lado mío. Llevaba su cabello anaranjado suelto, dándole un aire salvaje, pero para nada despeinado.
Allison dió media vuelta y colgó la percha nuevamente en el placard. Volvió a darse vuelta segundos después, y esta vez fui yo quien habló―. Definitivamente no― salió de mi boca al ver la prenda en sus manos. Era una blusa bastante grande y de muchos colores que juntos no combinaban ni un poco. Imediatamente me sentí avergonzada por haberle dicho esas palabras, pues a pesar de todo era su estilo de la moda al que estaba insultando. Bajé mi cabeza mirándo el suelo mientras me disculpaba―. Lo siento, no quería ofenderte.
― Ugh, déjame ver― se oyó que habló Lydia. Levanté mi cabeza para ver qué hacía ella. Se levantó de la cama y caminó hasta quedar frente al guardarropa. Imité su acción para tener mejor vista de lo que hacían―. Mmm. Paso― formuló pasando una blusa bastante... ¿Cómo decirlo suavemente? Fea―. Paso― repitió su acción anterior―. Paso en todo―. Se giró hacia Allison―. Allison, el respeto en tu gusto disminuye en cada segundo― rió y volvió a voltearse hacia la ropa, en busca de algo mejor. Luego se giró hacia nosotras y mostró en sus manos una remera con brillos, que no estaba nada mal. De hecho, a Allison podría quedarle muy bien.
― Alli― la llamé, haciendo que se volviera hacia mí―. Con esa remera te verías impresionante―. Allison me sonrió en respuesta. Tomó la prenda en sus manos y se posicionó frente a un espejo. Ahí puso la remera frente a ella, para ver cómo le quedaría.
Oímos el ruido de una puerta, por lo que las tres nos giramos hacia esa dirección. Por ella, apareció un hombre de mediana edad y estatura normal; también tenía unos brillantes ojos azules que me recordaron a los de la niña de ojos de diamantes. ¿Y qué si ella seguía por ahí? Todavía no puedo explicar cómo la yo del pasado me alcanzó. Un escalofrío recorrió toda mi espalda ante tal pensamiento.
― Hola, papá― saludó Allison al hombre. Chris Argent, pensé; a pesar de la manera en qué es a veces, me parece un buen y agradable hombre.
Argent, quién estaba pasándo una chaqueta color verde por sus hombros, se detuvo, borrándo la sonrisa que había en su rostro―. Sí, lo siento. Me olvidé completamente de tocar la puerta.
