De una mudanza oportuna y otros ajetreos. (Rubius Fanfic)

Capítulo 6.

Carrie PDV

Apenas subió se olvidó del asunto de Rubén, sinceramente no le importaba. Sin embargo en el medio de la soledad y el silencio, los pensamientos que había intentado evitar salieron a la luz nuevamente, y ella se resignó a escucharlos.

 Su madre.

 Ni siquiera había pensado en ella desde que escapó, probablemente habría llamado a la policía, pero no buscaría nunca en el centro de Madrid, ni siquiera se acercaría. No creo que piense que me raptaron, ella estaba conciente de la tristeza que sentía en esa casa, y que estaba profundamente necesitada de una amistad. Pensó luego en su padre, con quién apenas hablaba, y pensó que el único motivo por el que sabría si había desaparecido, sería por la histeria de mi madre.

 En fín, estaba harta de sentirme culpable; le había pedido muy amablemente a mi madre varias veces si podía salir, a un parque siquiera.

"- No estás lista Carrie, el mundo está cada día peor, la gente desobece los deseos del Señor y no quiero que tú seas parte de ese mundo; Él castigara a quienes lo sean-" ella respondía cada vez, yo estaba harta de que en cada discusión ese fuera su argumento, por lo tanto había perdido fé en la religión de mi madre hace ya un tiempo.

 Yo le creía, pensaba que no estaba lista, y es por eso que cuando huí lo hice con meses de preparación y premeditación, era algo para lo que me había preparado.

 Recién ahora caía en lo enferma que estaba mi madre.

Se fue a acostar algo deprimida, tenía sentimientos contradictorios sobre volver a ver a su madre.

Rubén PDV

Había quedado con los chicos para grabar un juego de slender, y no paré de reir en ningún momento. Al terminar, cené y edité un poco el video, y escuché varios ruidos en el pasillo, me fijé la hora y me extrañé, al vivir en un edificio lleno de ancianos me pareció raro que salieran o volvieran tan tarde. 

Bah, me da igual.

 Y seguí editando, a los diez minutos o tal escuché un grito femenino, venía de al lado. Agarré lo primero que tenía a mano y recé que mi anciana vecina hubiera aprendido a jugar juegos de terror.

  Traté de ser precavido, pero aún así me sobresalté cuando sentí una mano en el hombro. Me giré y me topé con un par de ojos grises.

Se llevó el dedo índice a los labios y me indicó que la siguiera, empuñó una sartén y abrió la puerta de mi vecina, cuya cerradura estaba forzada. 

Entró ella primero.

 La habitación estaba en penumbras y forzando la vista podía ver por donde caminada, ella parecía más segura que yo.

Se escuchaban susurros en la cocina, este departamento era muy distinto al mío y la cocina era  gigante, Carrie se detuvo y puso una mano frente a mí; se agachó y empezó a caminar como un cangrejo, la imité y nos pusimos debajo de una encimera, y escuchamos la voz del intruso; estaba más cerca, ella siguió avanzando por la derecha y yo por la izquierda, lo rodeamos y cuándo escuchó el movimiento de Carrie y se dió vuelta, al hacerlo le salté encima y le pegué con un paraguas en la cabeza al tiempo que Carrie le pegó en la rodilla con la sartén.

-Quédate con él que voy a buscar a tu vecina- me dijo mientras me entregaba la sartén- claro que si prefieres usar ese letal paraguas puedes hacerlo- me dijo sarcásticamente

-Calla que le he dejado inconciente- tomé la sartén y me senté a unos pasos del criminal. Parecía de unos treinta años y tenía cara de idiota.

 Carrie volvió casi al instante sujetando amablemente a mi anciana vecina, que estaba aterrorizada.

 Carrie PDV

No sabía cómo calmar a la pobre mujer, no sabía que decir. Maldita sea.

 Simplemente la llevé al living y la ayudé a sentarse en el sofá. Rubén llamó a la policía y tardaron un rato en venir, en ese rato Rubén fue el que la intentó reconfortar y yo me abstuve a dejar que la anciana apretara mi mano para que liberara un poco los nervios. El hombre no se levantó en ningún momento.

Cuándo llegó la policía, se llevaron al hombre y le preguntaron cosas del seguro a la mujer, Rita. Decidí que ya era hora de irme. Y hablé por tercera vez en la noche

-Adiós- fue casi un susurro pero me valía.

-EH, espera que voy contigo- Rubén

-Vale