Disculpen que empiece el capítulo con un comentario mío, pero sinceramente les quería agradecer por los 600 leídos, me parece una locura (no creí pasar de los 100) así que bueno. Muchas gracias por todo, me alegraron mucho el día!!
Rubén PDV
Eran las cinco de la mañana y seguía tratando de procesar lo que Carrie me había dicho. Algo que me llamaba la atención era que las madres psicopatas tendían a obligar a sus hijos a pensar y actuar de cierta manera, y Carrie si bien al principio era respetuosa sobremanera, y era exageradamente tímida, la había sacado barata. Si bien no la conozco desde hace mucho, tenía en claro que era amable, y la única vez que había actuado de manera extraña, había sido la noche pasada, al huir.
También imaginaba que una chica que había pasado casi toda su vida encerrada sería paranoíca, obviamente, y no sabría manejarse muy bien sola. Carrie tenía un trabajo, y mantenía un departamento sola. Bien, no entiendo una mierda y me parece perfecto.
Carrie PDV
Al llegar el trabajo estaba con mucho sueño, aunque casi siempre lo estaba. No había dormido mucho, el costado más idiota de mi mente me acosaba "-¿Fue una buena idea confiarle algo importante? aún no le conoces bien-" No sabía si había sido una buena idea, pero intentaba no pensar mucho en ello. Además confiaba en el, y no me iba a seguir lamentando como una chiquilla.
Atendí a la gente con toda las ganas que pude, cuando sentí que el cuerpo se me paralizaba. Me apresuré a desparalizarlo y fui al baño de empleados rápidamente, intentando permanecer discreta. Cerré la puerta y solté el aire que había estado conteniendo en esos dos minutos de terror.
¿Qué le pasa a esta idiota? Dirán ustedes. Bueno, pues acabo de ver a mi madre entrar a la librería. Me refregue el rostro con las manos, intentando salir de ese terror que me aferraba. Finalmente mis neuronas volvieron a su funcionamiento habitual.
"-Vamos Carrie, debe estar aquí de pasada, no tiene manera de saber que vives en esta ciudad. Y menos de saber que trabajas aquí.-" me dije.
Recordaba que ella a veces hablaba de que iba hasta el centro de Madrid a conseguir cosas que en mi pueblo no se encuentran.
Pero aún así, en mi pueblo había librerías. No tenía ningún motivo para entrar aquí, de hecho había uno solo.
Me relajé un poco, pero me quedé encerrada en el baño por al menos media hora. Me asomé a la puerta, tanteando que no estuviera allí "-¿Qué estoy haciendo?Deja la cobardía para otro momento quieres?-" solía tener esas conversaciones conmigo misma y estaba pensando seriamente en hablarlo con un profesional.
Al parecer se había ido, una chica me había reemplazado en la caja y la gente seguía circulando. Al contrario de lo que me había parecido al principio, el mundo no se había detenido.
-Disculpa por ausentarme, tuve una emergencia.- le dije
-No importa, no la he pasado tan mal.- me dijo, sonriendo
-Me ausentaré más a menudo entonces- hice un pequeño ademán de acercarme a la caja - ¿Cómo te llamas?
-Alexia
-Bueno Alexia, un gusto, permíteme- se levantó y me acomodé en la caja.
Había pasado diez minutos cuando me di cuenta de que estaba mirando la puerta del negocio fijamente "-¿Qué estás esperando? ¿Que salte tu madre con una motosierra?-" preferí quedarme mirando una botella de agua antes que la puerta. Saber que mi madre estaba siquiera en la ciudad me daba escalosfríos.
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De una mudanza oportuna y otros ajetreos. (Rubius Fanfic)
FanfictionNo le quisiera hacer una descripción a este libro porque sinceramente siento que me voy a líar y bueno pues nada, esta historia tiene como uno de los protagonistas a Rubén Doblas Gundersen, más conocido como El Rubius, y creo que si no lees esto es...