Capítulo 6.

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- ¿No tienes hambre? – preguntó Niall a su padre, desde la puerta del taller

- Mucha, pero aún me queda este camión para revisar. – respondió el hombre, apuntando un enorme camión que estaba estacionado fuera del taller.

- Bien entonces me iré a casa para preparar algo de almuerzo – concluyó Niall, girando sobre su eje y encaminándose a casa.

- Lleva a Zayn contigo – ordenó Bobby – No quiero que vayas solo.

Antes de que el chico rubio pudiera replicar, vio que Zayn se dirigía hacia él trotando, mientras limpiaba unas manchas de aceite de sus manos.

- ¿A dónde vamos? – consultó con esa sonrisa que desarmaba a Niall.

El irlandés solo meneo la cabeza mientras miraba a su padre y caminó en silencio a su casa que quedaba a dos cuadras de ahí. Desde que Bobby se había enterado de las amenazas que recibía Niall en el instituto, ponía especial cuidado en que fuera acompañado a todas partes. Por suerte para Niall, la persona que siempre estaba disponible para acompañarlo era Zayn, así que, cumpliendo las órdenes de su padre, iba con el moreno a todas partes.

- ¿No te molesta que mi padre te use como mi guardaespaldas? – soltó Niall, mientras llegaban a la puerta de su casa.

- Hasta que por fin hablas – musitó Zayn, sonriendo nuevamente – la verdad es que no. Alguien tiene que protegerte.

- Ok, pero eso no justifica que él te ordene andar conmigo para todas partes – rebatió obstinado el rubio, mientras entraba en su casa y dejaba las llaves sobre una mesa.

- Eso da igual – contestó Zayn, chasqueando la lengua - ¿Qué cocinamos? – preguntó con naturalidad, mirando a su alrededor.

- Algo sencillo... ¿Carne con arroz? – propuso Niall.

- Ok, yo hago el arroz, tú te encargas de la carne.

Obedeciendo a su naturaleza sumisa, Niall comenzó a hacer exactamente lo que Zayn le había indicado. Buscó en el congelador un trozo de carne y luego de meterlo en el microondas para descongelarlo, comenzó a aliñarlo. Por su parte, Zayn echaba mantequilla en una olla y antes de que Niall pudiera darse cuenta, había puesto el arroz en ella.

- ¿Arroz con mantequilla? – dijo Niall algo receloso

- Tú déjame cocinar en paz – había respondido Zayn, ante la cara de desconfianza de su amigo. - A esa carne le vendría bien una cebolla

- Puede ser...

Considerando la idea de Zayn, Niall buscó en el congelador una cebolla y comenzó a cortarla, para agregarla a la carne.

- Pero no la cortes de esa forma.

- Tú déjame cocinar en paz – replicaba Niall, sonriendo.

- No puedo, sobre todo si estas cortando una cebolla en trozos tan grandes que pueden matar a alguien por ahogo.

- Gracioso

- Gruñón – Dijo Zayn, al tiempo que se acercaba por detrás de Niall, tomaba sus manos y con delicadeza le enseñaba a cortar una cebolla de manera decente.

La respiración de Niall se aceleró imperceptiblemente. Boqueó nuevamente, como aquella vez en que chocó con el moreno en el pasillo del instituto y un leve rubor cubrió sus mejillas. Sentir los fuertes brazos del moreno alrededor de su cuerpo, hizo que se olvidara de la cebolla que tenía frente a sus ojos, hizo que se olvidara del almuerzo y sacó su conciencia fuera de la cocina. Volaba, Niall juraba que volaba y que esos fuertes brazos lo mantenían suspendido en el aire. Las manos del moreno contrastaban perfectamente con las blancas manos del chico rubio. Eran como un juego de colores que danzaba cadenciosamente frente a él, haciendo que todo pareciera simple, bello... hermoso.

- ...y así es como se hace el corte pluma – había terminado de decir Zayn a tiempo que soltaba las manos de Niall y apartaba su fornido pecho de la espalda de su amigo.

Niall se quedó paralizado frente a la carne, con el cuchillo en la mano y la cebolla cortada perfectamente. ¿En qué momento Zayn había comenzado a hablar? ¿En qué momento su conciencia se había marchado de vacaciones? ¿En qué momento Zayn había ganado tanto poder sobre él?

Con estas y más interrogantes, Niall trató de simular que nada pasaba. Tomó una sartén, echó la carne y la cebolla y la puso al fuego. Zayn lo miraba atentamente, mientras vigilaba su propia olla. El moreno podía adivinar con una mirada a la olla, si el arroz ya estaba del todo cocido, pero Niall apostaba su colección secreta de pandas de peluche, a que su amigo jamás sería capaz de saber a ciencia cierta todo lo que provocaba en él. Temblores, respiración agitada, mejillas rojas y un corazón latiendo a todo lo que daba y es que, tener cerca a Zayn Malik no era fácil... sobre todo para Niall.

- Este arroz es delicioso – decía Bobby con la boca llena – y la carne, ¡Oh Dios mío! ¿Qué le echaron a esto? ¡Está increíble!

Con su clásica complicidad, ambos chicos se llenaron la boca de comida y no respondieron a la pregunta de Bobby, sin embargo, Niall descubrió a través de ese almuerzo, que la pasión y el deseo, son los mejores aderezos que una comida puede llevar.

Idea (Ziall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora