capitulo 34

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Narra Sofia

¿quien se cree que es?

No dejaba de hacerme esa pregunta cada vez que Taylor se cruzaba en mi camino.

¿Cual es su obsesión de joderme en cada momento? Me tenía vigilada como si fuera su presa.

Pensé que ir a la habitación con Stefan me dejaría tranquila y un poco de privacidad, pero tampoco fue así.

Por una parte, mi intención fue provocarlo y darle celos; no sabía exactamente porqué lo hacía. Pero supe que tarde o temprano el volvería a mi.

Me estaba volviendo loca.

Esa eran las palabras correctas para describir lo que sentía por Taylor.

Me sentía una completa desquiciada, en un momento tenía ganas de arrojarle cosas para que se alejara de mi y me dejara en paz de una vez por todas, pero en otro momento no queria que lo hiciera. Sentía algo inexplicable por él, ¿cómo era eso posible? Ni siquiera lo conocía, aunque Taylor afirmaba que si.

Tomo la foto que sabía que él me había dejado en mi habitación, la observo por un largo tiempo. Podía apreciar lo feliz que estábamos, tenía una sensación rara en el estómago de sólo verla.

La dejo en el mismo lugar, por una extraña razón no tenía la intención de botarla.

Exhausta me tiro sobre la cama, ni siquiera me di el tiempo de ponerme el pijama cuando me había quedado dormida.

***

La luz del sol comenzaba a entrar por la ventana, provocando que me doliera la cabeza.

Abro los ojos por completo, rendida por no poder dormir más. Me levanto frustada, que peor levantarse con dolor de cabezas, una pequeña resaca y la ropa puesta del día anterior la cual tenía olor a cigarrillo.

Me dirijo al baño y me tomo una ducha que duró más de lo que acostumbraba.

Eran las 8 de la mañana y tenía clases a las 9:30 aún tenía tiempo para hacer las cosas con calma.

Voy al closet y elijo unos short de mezclilla, una blusa blanca de tirantes y mis zapatillas converse. Peino mi cabello para luego delinear mis ojos y pasar un poco de Rimmel por mis pestañas. No me gustaba llevar tanto maquilla y menos cuando hace demasiada calor.

Bajo hasta la cocina encontrándome a Daniel en el pasillo le saludos con unos "buenos días" como siempre lo hacíamos.

Mi madre se encontraba desayunando en la cocina, en la mañana tendría una reunión sobre el nuevo hotel que construirán quien sabe a donde.

Estaba vestida de una forma muy elegante, como siempre pensé.

-¿donde estuviste anoche?- pregunta mi madre dejando la taza de café sobre la isla.

Le doy la espalda y saco jugo de narajas para desayunar.

-¡te estoy hablando Sofía!- levanta la voz, no me sorprendió porque siempre lo hacía cuando la ignoraban o algo le salía mal.

-en una fiesta- digo estaba vez sentándome al frente de ella.

Comienzo a devorar lo que había en la mesa, la resaca siempre me dejaba con el estómago vacío.

-sabes que no me gusta que vallas a ese tipo de cosas- dice volviendo a tomar de su café- ¡imagínate se hubiese estado un reportero! La vergüenza que pasaría por tú culpa, eres una irresponsable.

-no me tendrás toda la vida encerrada- digo- ¡tengo diecisiete años!

-si me vuelvo a enterar que has salido sin permiso, estarás castigada- siempre hacía lo mismo, cuando algo se le iba de las manos. Se enfadaba con todo el mundo- ¿me escuchaste?

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora