Caja 10

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— Cariño, pasame una bolsa.— pidió la castaña a la pequeña.

— No te olvides de comprar mi yogurt y las bebidas de papá. — le recordó la ojimarron.

— Por supuesto que no, tu padre no hace nada más que beber.— recrimino por lo bajo, evitando que la pequeña escuchara.

— ¡Eso mami!.— señalo un juego de mesa en el estante.

— Sientate Emma, solo llevaremos una ¿de acuerdo?.— quiso negociar, la pequeña asintió.

— A papá no le gusta que juegue en la casa, dice que hago mucho ruido.— le informo, como si eso no tuviese importancia

— Tu padre es un idiota.— le dijo molesta.

Paso las verdura al carrito y fueron a pagar, ahora en temporada estaban las cajas llenas, la que tenia menos personas era la 10, la ultima. Guió el carrito a ella y espero unos buenos minutos.

— ¿Encontro lo que necesitaba?.— pregunto la cajera, su voz era muy suave y dulce.

— Creeme, si lo hubiese encontrado no estaría aquí.— rieron por la broma.

Miro el gafete de la chica, era la más joven de todas las demás mujeres, que tenían mas de 40 años.

Lauren Jauregui.

— Mami Mila necesita un-.— Camila le tapó la boca a tiempo.

— Que linda hija tienes.— le dijo la ojiverde, pasando las cosas por el mostrador.

— No es mi hija.— aclaro.— Es hija de mi hermana, somos gemelas y al principio se confundía y nos decía a las dos así, pero ahora creo que lo hace más por costumbre.— sonrió de lado.

Emma quito la mano de Camila y la miro molesta. Después miro a la ojiverde.

— La tía Mila necesita una novia ¿quieres ser su novia?.— pregunto la pequeña a la ojiverde,

— Es una maravillosa oferta, pero no creo que tu tía este interesada.— guiño un ojo y Camila se sonrojo.

— Son niños, ya sabes como son.— dijo nerviosa.

— Son 87 dolares.— habló Lauren.

— Perfecto, aquí tienes.— le entro el dinero y subió las bolsas al carrito.

— Este es el numero de Mila, llama la.— la detuvo la pequeña entregando un papelito. Camila enrojeció.

— ¿Porque tienes mi numero escrito?.— pregunto inquieta.

— Por las dudas, mi mamá dice que necesitas urgente una novia y un polvo. Pero no se lo que es eso.— se encogió de hombros. Estaba segura que su tía Mila no necesitaba harina.

— No le hagas caso a tu madre.— la sonrisa de Lauren crecía.

— Gracias cariño, cuando termine mi turno, la llamare.— le dijo a la pequeña.

— Vámonos Emma.— apresuro Camila, saliendo del supermercado.

En el Estacionamiento, Camila abrochaba el asiento de seguridad de su sobrina.

— Espera aquí, no te muevas, pondré las cosas en la cajuela.— cerro la puerta.

—¿Necesitas ayuda?.— pregunto una voz atrás de ella.

— Eres tu.— dijo llevando su mano a su pecho, por el susto.— No, puedo sola, gracias.— respondió la pregunta.

— Emma es una niña muy inteligente.— menciono Lauren, ayudando a subir las bolsas.

One Shots (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora