No la puedo dejar

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"¿Porqué le permites hacer eso?" Preguntó la rubia alta.

"No puedo obligarla a que deje de hacerlo." Respondió la ojiverde.

"Pero se está haciendo daño, Lauren." Dijo elevando el tono de su voz.

¿Porque su novia no hacia nada para detenerla? ¿siempre pasaba esto? ¿esto es cotidiano? Dinah se hacía pregunta tras pregunta.

La novia de la ojiverde; Camila, sentada del otro lado de las escaleras, llevaba su arma blanca a los labios. Inhalando el humo que llenaba sus pulmones, consumiendola lentamente; una muerte muy lenta y dolorosa.

Camila y Lauren eran novias desde hacia ya dos años años, tenían 17 años y Lauren en una semana cumpliría 18. Se conocieron en la escuela cuando iban en octavo y noveno grado.

"Eh, Laur ¿quieres?" La llamó Camila, sosteniendo el arma blanca entre sus dedos índice y medio.

La ojiverde sonrió de lado, se alejó de Dinah quien negaba y pensaba que esa chica no tendría una buena vida, y quizá no se equivocaba.

"Gracias amor" respondió la ojiverde, Camila guió el cigarrilo a los labios de Lauren, ésta inhalo de él y después dejó salir suavemente su destrucción.

Camila le sonrió, se acercó a ella tomando sus labios en un beso, consumiendo el residuo que quedó. Mordió levemente el labio de la ojiverde recibiendo un no tan silencioso gemido.

"Taylor no estará esta noche, podemos aprovechar la noche" le dijo con malicia.

Camila y Lauren compartían un pequeño departamento con la hermana mayor de Lauren, quien ya les había dado tantas advertencias como granos de arena que habitaban el mar.

¿Cuando pensaban pagar su parte de la renta? Taylor no las echaba porque sabía que no tenían otro lugar.

"No suena mal." Contestó Camila con una sonrisa cómplice.

A los 15 años, los padres de Camila la echaron de casa cuando se enteraron que su inocente y delicada hija, salía con una chica bastante....propensa.

Propensa a meterse en problemas, propensa a dormir más de tres noches tras una celda, propensa a recibir amenazas de muerte. Propensa a todo lo peligroso que sus padres imaginaron.

Su único remedio o solución fue correr a su hija y que viviera la vida "como si fueses a morir mañana" según la ideología de Lauren.

"Jauregui." Le llamó Dean, un compañero de "travesuras" como las solía decir la ojiverde.

"Esta noche estaré ocupada, no me jodas." Le anticipó.

"Necesitamos terminarla hoy, esta es nuestra última advertencia y oportunidad de vivir, Jauregui." Le recordó el chico.

"Acaba la tu, ve a otro lado o afuera de una escuela, pero no me jodas esta noche." lo miró en advertencia.

El chico maldijo y se fue echando humos, ahora tenía 180k de cocaína que vender el sólo ¿como diablos iba a venderla toda en una noche? Ya había vendido la noche pasada y no la pudo terminar.

"Deberías ir, te necesita." Mencionó Camila al separarse del ardiente beso.

"No, ayer tuve que hacerlo yo sola, el estaba tirándose a una chica." Dijo amargamente.

Ella sola se enfrentó  a cuatro policías, tuvo que saltar más muros de los que saltó su primera ves. ¡Que se joda!.

"Pero Laur, el..."

"Pero nada, quiero estar contigo esta noche ¿es mucho pedir?." Preguntó enojada.

"Claro que no, sabes que me encantaría, pero sabes que tienen que acabarla hoy, no quiero perderte." Casi le rogó.

One Shots (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora