¿Mi Perdición? Es Amarte

Aclarando Ciertas Dudas

¡Holi, mis niñas! :3

Les traigo ya el séptimo capítulo de esta historia ;)

Espero les agrade. Bueno, sin más...

¡A leer!

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Yugi corría todo lo que podía, reprochándose así misma del por qué se había escapado como una cobarde, de Yami. ¿Por qué huyó, si solo era una propuesta? ¿Por qué simplemente no le dijo que debía tomarse un tiempo para pensarlo? ¿Acaso tenía... miedo al compromiso?

Se detuvo al visualizar que ya había llegado a su mansión. Jadeaba a más no poder, correr no era parte sus hobbies favoritos. Esta es la razón para no querer ver a nadie en ese momento y le preguntaran sobre lo sucedido, así que optó ir a su habitación por la parte trasera de la residencia.

Trató de caminar despacio con la respiración un poco agitada, entonces nadie se daría cuenta, aunque tenía la ventaja que fuera de noche. 

Inmediatamente volteó al escuchar pasos detrás de ella, pensó que era Yami, pero sus dudas cambiaron al ver de quien realmente se trataba, Anzu.

—Y-Yugi ¿Qué te pasó? — Preguntó sorprendida al ver la apariencia de su "Amiga". Además un tanto nerviosa por encontrarse en aquel lugar.

—Anzu... — Dijo para luego caer en los brazos de quién cree su mejor amiga y soltar en llanto.

La castaña miró a ambos lados y rodó los ojos, haciendo una mueca de burla — ¿Qué pasa? ¿Dónde está Yami?

—Él...Él, Me propuso Matrimonio. — Habló mientras se separaba de la Oji-Azul y limpiaba sus lágrimas.

Dio un leve suspiro y trató de sonreír — ¿Por qué lloras entonces? Es una gran noticia...

—Le dije que no.

Sintió como una parte de ella empezó a brincar y gritar de la felicidad — Pero ¿Por qué no? ¿No lo quieres acaso? — Fingió confusión.

—Sí lo quiero, es el amor de mi vida, pero... Algo en mí, hizo que dudara en aceptarlo. No entiendo, creo que esto es muy precipitado.

— ¿Y qué vas hacer?

—No lo sé, por ahora iré a mi habitación a pensar mejor las cosas, te llamaré después ¿De acuerdo? — Mencionó la tricolor tratando de sonreír.

Anzu asintió y ambas se fueron, cada quien por su camino. La castaña se dirigía a la salida de la mansión con una enorme sonrisa formada en sus labios, pero antes de cruzar por aquella reja se encontró con Yami. Éste igualmente había corrido.

—Anzu ¿Has visto a Yugi? — Cuestionó con algo de prisa.

—Sí, está en su habitación. Pero primero explícame lo que pasó...

—Lo siento, no tengo tiempo, hablamos luego — Dijo para correr hacia la mansión, encontrándose con los Señores Mutou.

—Yami... ¿Por qué corres? ¿Y Yugi, no vino contigo? — Preguntó la madre de la mencionada.

—No, Yugi no aceptó casarse conmigo — Respondió el joven Halakti serio y cabizbajo.

—Sus razones debe tener — Habló el Señor Mutou.