Razón de Vida

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Al día siguiente...

Suavemente iban abriéndose los ojos de una desdichada jovencita, que a pesar de no tener fuerzas para levantarse trató de hacer un esfuerzo por lograrlo.

De pronto alguien comenzó a tocar la puerta de la habitación en donde la tricolor se encontraba. Ella por el inmenso dolor en su corazón, no deseaba ver a nadie en aquel momento, pero al darse cuenta de lo egoísta que estaba siendo con los demás que muestran su preocupación, no se inmutó a decir palabra alguna.

Así que inmediatamente al no obtener respuesta, la persona que había golpeado entró dándose al encuentro con la oji-amatista. Ésta al verlo se quedó muy sorprendida y lentamente iba formándose una linda sonrisa en su rostro.

—Yugi... Me enteré de lo que pasó... ¿Cómo sigue tu estado? Recuerda que siempre cuentas conmigo para lo que sea.

—...Jo-Jonouchi... — Balbuceó, intentando tomar asiento.

—Tranquila. No te apresures. Solo relájate y presta mucha atención a las indicaciones del médico para que puedas estar mejor muy pronto. ¿Me lo prometes?

La menor asintió a lo susodicho, sin borrar la pequeña sonrisa que tenía formada. Estaba más que feliz al saber que también recibía el apoyo de su más grande amigo, además que en su mente inundaban los recuerdos de cuando eran pequeños cuando juraron mutuamente que su amistad jamás iba a terminar aunque existieran controversias en ella, nada es más fuerte.

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¡Kasumi!... — Se oyó resonar desde el cuarto perteneciente al joven de mirada penetrante y de color carmesí.

Al cabo de unos minutos, la mencionada ingresó a sus aposentos con un gran cansancio consigo.

— ¿Qué se le ofrece joven?

—Hazme el favor de llamar a Yugi, dile que es muy importante.

—Pero joven... La señora no está.

— ¿¡Qué!? ¿Cómo estás tan segura?

—No la vi desde ayer, toqué su puerta y nadie me abrió.

—No puede ser...

Dijo el tricolor para luego correr muy rápidamente hacia la habitación que le correspondía a su esposa, dándose cuenta que lo que había dicho Kasumi no era un cuento.

Observó todo el cuarto antes de retirarse hasta que visualizó a lo lejos un sobre de carta, lo tomó y se retiró.

—Yugi... ¿Dónde estás?...

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Mientras tanto, en la mansión Sennen...

—Padre... Creo que logré descifrar a una la empresa que pueda asociarse con nosotros...

— ¿De quién se trata, Atem?

—He investigado que la empresa Mutou es la que comercializa más en esta ciudad... Después le sigue la empresa Halakti.

El anciano al escuchar aquel nombre, notó de inmediato la familiaridad con el...

¿Qué sucede? — Cuestionó Atem con preocupación.

—Nada, nada. Solo me vino un recuerdo, eso es todo.

¿Mi Perdición? Es AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora