2. Frustración.

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Su compañero no tenía límites. Estaba seguro de eso. Después de recibir un gran regaño por parte de su jefe tenía que limitarse a no beber los domingos a media noche. Su cabeza daba vueltas y antes que empezara a alistarse para las citas programadas, Donghae ya estaba invitándolo a una gran fiesta por motivo del Aniversario de su Bar favorito.

-Me recortaron el salario por tu culpa. ¿Sigues pensando que iré a acompañarte? ¡Estás loco!-exclamo Minho irritado. Estaba acomodándose el cinturón del pantalón y aun así parecía que su compañero no entendía que tenía que trabajar. Ahora que el conductor había renunciado.

No quería meter la pata de nuevo, porque el dinero que recibía iba destinado a un sueño en especial que deseaba concluir cuanto antes. Sus ahorros iban destinados a la gran casa de sus sueños: Una hermosa casa al estilo victoriano, con muebles y electrodomésticos incluidos. Cada mes intentaba subir su oferta y así asegurar su triunfo, pero Donghae tenía que aparecer y estropearlo todo. ¡Menudo idiota!

-Vamos, nadie va a superar tu oferta. Deja de llorar como nena, Choi.-respondió su mejor amigo y jefe del Departamento de Cardiología. Era un gran hombre, jamás en su vida creyó entablar una gran amistad con todo un especialista como él, mas sin embargo Minho era quien intentaba controlar sus excesivos gastos. Él si tenia los pies sobre la tierra.

Siendo Técnico de Emergencias sabía que las ofertas de empleo eran escasas. El sueldo no era el mejor y que decir de sus días de descanso. Había días que miraba el último piso de su edificio para reconsiderar la idea de lanzarse y vivir en paz por el resto de su eternidad.

Por ello su casa debía ser perfecta. Como aquella que lo enamoró a primera vista mientras conducía hacia el hospital. Era el único lugar donde era capaz de descansar lo suficiente para prepararse mentalmente de nuevo por las exigencias laborales, disfrutar de su divina soledad y hacer todas las locuras que invadían su mente, celebrando que morirá solo.

-En verdad quiero ganar esa casa. La ubicación, el interior y el área son perfectas. –suspiró derrotado, evadiendo el distractor que estaba detrás de él.- Si sigo saliendo no solo perderé mi empleo ¡También mi consentida!

-¿Consentida?-preguntó Donghae- ¿Sabes? Olvidemos eso.-terminó de abrocharse la bata.- Lo hago por tu bien, amigo. Nadie puede vivir como tienes planeado. Las chicas y los hermosos jóvenes esperan por ti.

Minho con su risa sarcástica sacó de casillas al castaño. Sí que era terco.

-Citas a ciegas, en línea, amigas de amigos de amigos. – miró su carpeta y firmó la asistencia de esa noche.- Lo he intentado todo. Tal parece que mi estilo de vida no se acomoda a nadie. ¿Contento?

-Aun eres joven, Choi. No ha llegado tu medio corazón.

-¿Qué?

-Chiste de Cardiólogos.

-Mejor cierra la boca.

Su saludo "secreto" de amigos culminó con su charla. Encendió su radio y lo enganchó al cinturón de cuero de su uniforme.

La única forma de vivir con alguien se daría si caían vacas del cielo. Nadie podía acostumbrarse a su estilo de vida, su forma de pensar y amar. Si eso implicaba vivir alejado de las relaciones por siempre, lo haría. Llorar por no tener una pareja no era de su agrado. Era patético e innecesario.

Caminó al garaje pausadamente; si no encontraba medicina en la ambulancia para el dolor de cabeza, estallaría. Saludando a varios conductores que encontraba en el camino, se percató que su equipo de enfermeras discutía de sus típicos dilemas infantiles.

-No me hubiera gustado estar en tu lugar.-se burló Yoona, subiendo al auto junto a Taeyeon y Amber. Las tres se acomodaron en sus respectivos lugares y acomodaron los implementos necesarios para dicha urgencia.

Nuestra Segunda OportunidadWhere stories live. Discover now