Delirios

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Jackson

Ahora que ese trio se ha marchado y mi invitada duerme pacíficamente, puedo permitirme pensar en lo que ha ocurrido hace apenas unos momentos.

Contra todo pronóstico, me siento irremediablemente atraído por ella.
Aurora, según sé ahora que se llama, me provoca una sensación de posesividad que no creía tener.

He tenido que contenerme varias veces para no golpear al chico.
Era obvio que está preocupado por ella. La fiebre no dejaba de subir, pero entonces...

La chica rubia desaparece en mi cuarto de baño y vuelve con una toalla mojada.
Me he calmado un poco al ver como se miran ella y el chico, pero entonces ella pregunta si van a dejar a Aurora aquí, conmigo.
Las palabras salen de mi boca antes de poder evitarlo.
-Ella se queda.
Mi voz retumba en la habitación.
Los tres me miran pero yo sigo pendiente de Aurora.
-Ella tiene que venir con nosotros. Te agradezco que nos hayas permitido traerla hasta que le baje la fiebre pero...
El chico trata de intervenir, pero me aferro a mis palabras.
-Ella es mía. Se queda conmigo.

Aun no termino de procesar el porque digo todo esto, cuando la chica morena, quien ahora que es la prima de mi chica desconocida, deja caer lo siguiente.
-Asi que ella llegó a ti, después de todo. Tantos años soñándote, y aquí estás.

Supongo que en el fondo, después de que el chico dijese que Aurora le dijo que yo la estaba esperando, yo ya sabía que ella era la mujer que aparecía en mis sueños.
Solo que nunca imaginé que fuese tan perfecta.

Estoy embobado mirándola.
No consigo mantener los ojos lejos de ella.
Es como si una parte de mi, temiese que si me aparto, ella desaparecerá.

La fiebre se mantiene.
He cambiado la toalla un par de veces, asegurándome que mantenerla fría.

Mis manos arden por tocarla.

Su respiración es suave.
Está profundamente dormida.
Parece muy cansada.
Hay enormes bolsas bajo sus ojos.
Me pregunto cuando fue la última vez que descansó de verdad.

El cansancio empieza a pesar sobre mi también.

Me deshago de mis botas, antes de quitarme la ropa y quedarme completamente desnudo.
Estoy acostumbrado a dormir así.

Abro la cama y me tumbo a su lado despacio, esperando no despertarla.
Cuando dejo caer la sabana sobre mi cuerpo, ella se estremece y se mueve hasta quedar completamente pegada a mi cuerpo.

Trago duro, consciente de su suave y tentador cuerpo lleno de curvas.
La pego todo lo que puedo a mi y entierro la nariz en su pelo.
Huele delicioso.

Mi miembro despierta tras un largo tiempo.
Su cuerpo empieza a temblar.
La fiebre está subiendo de nuevo.
Aparto la sabana rápidamente y me deshago de su ropa.

Trato de no mirar pero es jodidamente tentadora.
Toda ella me llama a un nivel completamente primitivo.

Una vez completamente desnuda, vuelvo a abrazarla para darle calor.

Aprieto con fuerza los dientes para no pensar en cuan rápida y profundamente podría enterarme en su dulce cuerpo.

Mi mano asciende hacia sus pechos y rozo uno de sus pezones comprobando que reaccionan a mi tacto.

Necesito que deje de temblar, así que a pesar de lo cabrón que resultaré a sus ojos, me coloco sobre ella dispuesto a todo para excitarla.

Mis manos y mi boca se dan un festín mientras la acaricio.
No dejo un solo milímetro de su piel sin probar.
Eufórico por como ella está empezando a responder, desciendo tras disfrutar de sus pezones y entierro mi cabeza entre sus piernas.

Es realmente deliciosa y voy a disfrutar cada maldito segundo de su sabor hasta que ella estalle en mi boca.

Después me enterraré profundamente en ella y me correré como nunca.

Sus pequeños jadeos se han convertido en gemidos.
Gemidos que me hacen perder la cabeza.
Hundo mi lengua en su abertura y la muevo exactamente como deseo hacer con mi polla.

Sus caderas se levantan para encontrarse con mi boca.
Levanto los ojos para mirarla y tiene los ojos fijos en los mios.
Los suyos, nublados a causa de la fiebre y el placer me indican lo mucho que disfruta.
-Déjate ir y no apartes los ojos. Déjame ver como llegas.
Mis palabras funcionan porque obedece y se corre en mi boca tras gritar con fuerza mi nombre.

Solo cuando su último espasmo desaparece, soy consciente de que mientras la lamia, he restregado mi polla contra las sabanas, llenándolas de semen.
Joder. Eso fue...

Aurora cae inconsciente, y yo con ella.

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¿Intenso?
¿Increíble?
¿Jodidamente alucinante?
Fue todo eso y más, Jackson.

Persiguiendo un sueño (Serie Love 10) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora