Capítulo 36

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LA VOZ GANGOSA CANTABA ALGO hacerca de la ilusión y no se que. Todos se amontonaron y solo se veia a ala gente empujandose y el estallido de los flashes, como si estubiera entrando una artista de cine. De pronto el gentio se abrio y pude ver las dos hileras de chicas, tirando pétalos -¡si, pétalos!- al paso de una mujer imprecionante que caminaba como si pisara huevos y sobreia emocionada: era Leticia; y si el bestido que habia usado la otra vez era algo liberal, este podia provocar algun infarto. Pensé en como habia echo para convencer al viejo de que la dejara usarlo, pero el parecia tan contento, tan emocionado, que seguro no noto las miradas hambrientas de la manada. Estiró el barzo y la tomó de la manos. Después, seguidos por los corresponsales de gerra, se deslizaron al centro de la pista y bailaron el vals. De aqui para allá y de vuelta. El viejo bailaba fenómeno, pero la alegria le duro poco porque casi enseguida aparecieron los tíos, los primos... Se iba fornando uba fila de los que iban a bailar con su Majestad. Algunos apenas le hacian dar una vueltita, otros la agarraban de la cintura medio a lo bestia y la sacudian un poco. Leticia seguia sonriendo, parecian que hasta los dientes eran nuevos. No se cuanto duro el vals, ponian el disco una y otra vez y otra vez y vuelta a empezar.

-¡Mirá!- chilló Eliana señalando la pista.

Y ahi estaba, Diego, vestido como para pedir plata para el judas, bailando el vals con Leticia. Nos matamos de la risa y los de la camaras sacaron pila de fotos.

Cuando todo paso y en el ambiente volvio a reinar la cumbia, Leticia fue mesa por mesa a sacarse fotos y que la filmaran. Eso duro como otra media hora, hasta que llego a nuestra mesa. Eliana me apreto la mano, y yo sonrei como si nada. No nos paramos a saludarla, asi que ella se inclinó hacia nosotros dejando al descubierto el porque todos decian que ya era toda una mujercita. Diego aulló, Eliana casi me fractura un dedo.

-¡Cuando vas a tocar!-me pregunto.

Otra vez esa mala eleccion de palabras. Deberia haber preguntado cuando "van" a tocar, pero quefo en evidencia que ella seguia interesada en mis habilidades , aunque dudo que fuera exclusivamente en las musicales.

-¡Cuando quieras!- le contesto Eliana sin soltarme la mabo

Leticia se dio vuelta, miro la pista en la que se meneaban parientes, amigos, compañeros de liceo.

-¿Qué tal ahora?.

Nos miramos, Nico se encogió de hombro, Ricardo ¿donde se habia metido Ricardo? Eliana me miro e hizo una mueca. Estabamos prontos para romperles la cabeza.

Nos levantamos y fuimos al escenario. Cuando me subi, trate de ver por encima de la gente para ubicar a Ricardo, pero nada. Pensé que seguro iba a aparecer cuando escuchara el ruido. Enchufe la guitara, probé la afinación, enchufe el distorsionador y le pegue a las cuerdas. Aquello sono como un trueno, el grito de un tiranosaurio ronco. Eliana golpio los platos un par de veces y Nico practico una escala en el bajo. En la pista la gente dejo de bailar y comenzo a rodear el pequeño escenario.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2017 ⏰

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Pequeña ala de Roy BerocayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora