18 | endure

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No podía apartar la mirada, era inevitable el no querer analizar todo a lujo de detalle, aunque sinceramente estoy seguro de si es así por simple desconfianza o por lo extravagante del lugar. Y es que no creí volver a ver un lugar así, no desde lo prisión y lo cierto es que El Reino siquiera se compara a nuestro antiguo hogar.

Presiono la ballesta entre mis manos e intento centrar mi atención en las palabras que Morgan, el hombre que nos ofreció venir aquí, ha estado diciendo desde el momento en que la comunidad comenzó a verse en la lejanía.

—Creo que sería adecuado el que primero conozcan a Ezekiel —oigo como dice. Rick sacude la cabeza con decisión y aminora su paso conforme se gira hacia nosotros y asiente con la mandíbula ligeramente apretada—, solo..., no se dejen llevar por la primera impresión.

Sus palabras me desconciertan y estoy seguro de que a Rick también, pues no se me dificulta ver como se tensa y no tarda en preguntarle al moreno a qué se refiere con sus palabras.

—Ya lo verán —contesta restándole importancia, algo que estoy seguro no disminuyó la desconfianza que sus palabras provocaron.

Vuelvo mi vista al frente, donde las siembras inundadas de arboles, arbustos y plantas de verduras hacen que el lugar, que en su tiempo debió ser una escuela, se vea un tanto más verde y acogedor. Junto a estas plantaciones una buena cantidad de caminos recorren el lugar, acabando frente a algunos de los edificios, en los que a su alrededor una considerable cantidad de personas se encuentran en sus tareas, ya sea un tanto ajenos, cosechando frutas o verduras, como también, bajo los tejados, doblando prendas de ropa u organizando las provisiones, o bien, los más ajenos a las multitudes, atendiendo a los animales del lugar.

Aprieto los puños alrededor de la correa de la ballesta y alejo la mirada de las personas que han decidido centrar su atención en nosotros para centrarme en _____, quien luego de disminuir la rapidez de su caminata se mantiene a mi lado con los labios separados y los ojos bien abiertos; perpleja y asombrada ante su entorno.

—Esto es fantástico —dice al fin, luego de algunos minutos, antes de que nos adentremos al edificio central de la comunidad. Me observa de reojo y yo sacudo la cabeza, porque ciertamente también me parece que es un lugar llamativo.

Los pasillos del edificio son anchos y relucientes; desde los suelos de cerámica blanca las paredes de madera rojiza, todo en aquel lugar es capaz de mantenerme alerta aunque lo sea por pequeñísimos detalles, sin embargo en cuanto atravesamos el umbral de la puerta al final del pasillo mis sentidos se alertan y puedo sentir el corazón golpeándome con fuerza el pecho incluso antes de que aquel tigre emita un estruendoso y firme rugido en nuestra dirección. El hombre, un moreno de aparente tercera edad, con rastas canosas, una sonrisa en su rostro y la cadena con la que sujeta al animal en su mano izquierda, se mantiene sentado en lo que aparenta ser un trono en medio de algo parecido a un escenario con pinta medieval; lleva su atención un instante al gran animal junto a él y puedo ver como su sonrisa se ensancha, y es ahí cuando comprendo las palabras de Morgan solicitándonos que no nos dejáramos llevar demasiado por la primera impresión.

—Vale Morgan, te has lucido el día de hoy —comenta y en su voz no puedo percibir la más mínima pizca de sarcasmo ni maldad. Su mirada nos recorre durante unos segundos y luego sonríe una vez más en un sutil encogimiento de hombros—. Soy el Rey Ezekel; bienvenidos a El Reino.

Frunzo el ceño bastante desconcertado. ¿En serio aquí simulan estar en la época medieval?

***

Más tarde, luego de una disputa entre Ezekiel y Rick abandonamos el edificio junto a él y su tigre —a quién nos presentó como Shiva—, y comenzó a enseñarnos el lugar; desde todos los lugares de trabajo, hasta los cobertizos donde refugian a los animales; las carpas que suelen utilizar para dormir en los días más calurosos y, finalmente, uno de los cuantos edificios que utilizaban para dormir por las noches; estructuras que con el pasar del tiempo se habían permitido construir para mayor comodidad. Lugar en que nos dijo habían dos habitaciones lo bastante grandes para que nos dividiéramos y pudiéramos descansar de mejor manera.

—Están en su derecho de permanecer el resto del día descansando, pero si no lo quieren así me gustaría enseñarles las duchas; entregarles algo de ropa a cada uno y poder indagar un poco más dentro de ustedes para así pensar que trabajo poder darles.

Observo mi entorno un instante, todos asienten ante las palabras de Ezekiel; incluso Rick, quien no tarda en aceptar. Al igual que todos, algunos segundos más tarde.

—Podemos tomar una ducha juntos —oigo la suave voz de _____ junto a mi oído, y la observo, bastante sorprendido por su oferta. Ella se ríe y sacude la cabeza—, a menos que quieras permanecer oliendo a caminante, pero que va; así me gusta.
Enarco las cejas, preguntándome si realmente habla en serio y en mi mente inevitablemente se recrea una peculiar imagen de la castaña empapada frente a mí.

Ella sonríe y apoyándose en mi hombro mientras caminamos deposita un beso en mi mejilla.

***

Claramente, al ser las duchas simples cubículos típicos de los vestidores en las escuelas siquiera pude estar cerca de _____ en aquél momento, pero aún así debo decir que disfruté el baño; el agua no estaba fría como en la prisión e incluso le sentí bastante tibia, aunque no sé si aquello se debía a el que en realidad lo estaba o bien por la baja temperatura que hay debido a las lluvias. 

Finalmente me visto con un par de pantalones oscuros, una camisa negra y mi chaqueta de cuero, y, junto a Glenn quién continúa regocijándose por la ducha, abandonamos el edificio, encontrándonos a las afueras del lugar a Maggie y Beth, quienes con el cabello aun húmedo, ropas limpias y más ánimo que nunca nos reciben con entusiasmo.

—¿Vamos? El comedor está por allá y ezekiel a dicho que tenemos suerte pues hoy han cocinado cerdo.

Glenn me dedica una mirada cómplice y siquiera son requeridas las palabras, simplemente le seguimos el paso a Maggie y Beth hasta adentrarnos a un nuevo edificio, el que ciertamente continúa casi idéntico a un casino normal de una escuela; con las personas con sus bandejas de comida y las mesas amplias llenas de personas.

Nos encaminamos a la fila al final del lugar, y luego de esperar unos cuantos minutos —los cuáles fueron bastante incómodos, no porque todos nos miraran raro, pues no lo hacían, sino porque aquél entorno me recordaba demasiado a la antigua vida, algo a lo que creo estuve siempre ajeno— por la cena, comenzamos a caminar nuevamente, intercambiando opiniones acerca del lugar y la tranquilidad del mismo para finalmente acomodarnos en una de las últimas mesas, donde los Grimes, junto a Michonne y _____ charlaban con suma tranquilidad.

Es extraño, no puedo negarlo y supongo, al juzgar por el actuar de todos los demás, que lo es aún peor para mí; me siento realmente incómodo, porque creo que más que nadie, no pertenezco allí. Supongo, por otro lado, que quizás el que él lugar esté sumido en naturaleza en su mayor parte, podrá ayudarme un poco en la adaptación, sin embargo aún así lo veo complicado.

Cuando Rick nos propuso a todos el venir aquí dejó en claro que si tan solo uno no estaba de acuerdo no lo haríamos, pues éramos como una familia y debíamos permanecer unidos. Asique acepté, no por que me sintiera obligado ni nada parecido, sino, simplemente, porque creí que venir sería lo mejor para todos. Y espero, ahora, mientras todos discutimos de temas sin sentido; mientras Glenn y Maggie coquetean como si no hubiera un mañana; mientras Michonne y Carl bromean entre sí; mientras _____ y Beth dialogan con ánimo y se ríen a cada segundo, y mientras Rick me relata todos los planes que discutió con Ezekiel mientras los demás nos aseábamos, deseo profundamente que esto perdure en el tiempo y podamos vivir tranquilos cuanto tiempo sea posible.

Fantasma del ayer » Daryl Dixon y Tú [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora