46.Como drogarse y no morir en el intento.

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(Escuchen la canción de multimedia mientras leen)

NARRA BLAKE

¡Oh yeah, mi "grandioso" cumpleaños! Que en si solo se lo celebran a Dylan, creo que mi mamá jamás espero gemelos así que soy la copia fallida.

Bajé los escalones de mi casa.

—Hola mamá —le saludé, estaba viendo la televisión.

—Estás tarde ¿Sabías? —dijo.

—¿Y Dylan? —pregunté.

—Ya se fue.

—Pero quién me llevará.

—Lo siento pero no puedo ir a dejarte yo.

—Si estás viendo Grey's Anatomy, claro que tienes tiempo —dije señalando la televisión.

—Lo siento amor esto es importante, luego veré The big bang theory o sea Jim Parsons me está esperando —dijo metiendo una mano al tazón de palomitas que tenía.

Abrí la puerta de la casa, había un diluvio afuera.

—Por cierto feliz cumpleaños —dijo sin mirarme.

Salí y tomé el casco que estaba sobre la bicicleta me lo puse y me subí a mi bicicleta. Fui a toda velocidad, llegué más o menos en veinte minutos.

Cuando estacioné la bicicleta la porquería se cae haciendo que yo también caiga en un charco lleno de lodo.

—Mierda —maldigo.

Entré al instituto corriendo y fui a mi casillero.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —gritaron tras de mí, sonreí.

Al girarme vi a unos tipos del equipo de baloncesto abrazando a Dylan. Puta vida.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —volvieron a gritar, maldita sea esta vez ya no me giraba ni pagado—. Pinche idiota voltea.

Al hacerlo me encontré con Charlie y Rafa.

—Retrasados —reí—. Al menos no olvidaron mi cumpleaños.

—Eso nunca, hermano —Rafa me abrazó y me dio un regalo.

Le sonreí y lo abrí rápidamente me encontré con un auto de carreras a control remoto color amarillo.

—Eres un cabrón —le dije y lo abracé.

—Sigo sin entender por qué te compró eso —dijo Charlie confundida.

—Cuando tenía 7 años trabajé como el esclavo de Dylan para comprarme un auto a control remoto y cuando logré comprarlo este idiota —señalé a Rafa—. Lo rompió y lo hizo mierda.

—Luego de diez años te devuelvo el auto de carreras.

—Bien toma —intervino Charlie dándome una cosa esférica envuelta en papel de regalo—. Es un perrito —asintió con la cabeza varías veces.

Rasgué el papel y me encontré con una pelota de Basketball, original. Dylan se había robado mi balón hace años.

—Rubia tonta te amo —la abracé.

—Te compramos pastel —dijo Rafa quien sostenía el pastel de chocolate.

—Bien no desayuné así que... acabemos con eso —dije y señalé el pastel.

I'm not a princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora