S A L V A R T E

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SEMANA NOVELEZCA: ¡MARATÓN DE PSICÓPATAAAAA! 1/3

~Capítulo 4~  

     Salimos de la propiedad, por suerte ahora estábamos a salvo

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     Salimos de la propiedad, por suerte ahora estábamos a salvo. No sé qué estaba haciendo Alonso en casa de mi hermano en ese preciso momento y tampoco me explico cómo pudo atacarlo de una manera tan brutal y diestra, pero algo que sí sabía es que me había salvado momentáneamente y que tenía que agradecerle. 

     Estaba a punto de dirigirle la palabra cuando se dio la vuelta dispuesto a marcharse, yo lo tomé del brazo deteniéndolo.

     — ¡Espera!—Dije tomando su brazo, él inmediatamente se giró de vuelta hacia mí— Gracias— le regalé una sonrisa— me salvaste

      — No hay de qué—se zafó de mi brazo y se volvió a girar

     —  ¿Por qué lo hiciste?—Le grité mientras se alejaba 

     Él se detuvo en seco y solamente giró un poco la cabeza.

     —Porque lo necesitabas—iba a continuar caminando pero lo volví a interceptar  

     — ¡Espera!—Volví a decirle

     — ¿Qué quieres de mí?—Se giró furioso hacia mí

     —Yo sólo quiero...—Y sin más pensarlo la palabra brotó de mi boca— Salvarte 

      — ¿De qué?—Comencé a caminar hacia él

       —De la soledad—contesté, ahora nos encontrábamos frente a frente

     —De la única cosa que tendrías que salvarme es de mí mismo

     —Puedo tratar de hacerlo

     El chico negó con la cabeza mientras sonreía divertido.

     —Es complicado ¿lo sabes?, además, podrías correr muchos riesgos si me conoces —dijo ahora menos chocante que de costumbre

     —Más de lo que es mi vida ahora, no lo creo y estoy dispuesta a correr riesgos, quiero ser tu amiga

     —Me encantaría pero temo que no sé de que se trate eso de la amistad

    —Yo te mostraré—le regalé una sonrisa— ¡vamos! —Indiqué con la cabeza para que me siguiera y tomé su brazo

     — ¿A dónde?—Se quedó anclado donde sen encontraba parado a pesar de que lo jalé

     —A donde nos lleve el viento, ¡vamos!—El rió levemente y ambos comenzamos a caminar

     Caminamos durante un rato hasta llegar a un lindo café, entramos, tomamos asiento y posteriormente un mesero tomó nuestra orden.

     — ¿Esto es lo que hacen los amigos? —Preguntó Alonso

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