B I E N V E N I D A

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~Capítulo 1~

     —Bueno pues... —Odiaba ser la nueva— Mi nombre es Ámbar Velasco y... —Odiaba presentarme ante el grupo— Me gusta... — ¡Maldita sea! ya ni siquiera recordaba qué me gustaba— Me gusta la música...


Todos me miraban esperando a que dijera algo más pero no soy muy buena hablando así que ...


     —Y muchas otras cosas más, creo que... —Jalé las mangas de mi suéter— Creo que eso es todo.

    —Bien señorita Velasco, puede tomar asiento donde le plazca —me indicó el profesor.

     Visualicé al final del salón un lugar vacío, era una mesa donde estaba sentado un chico rubio de mirada cabizbaja, miré al otro lado del salón y había un lugar vacío al lado de un chico de cabello castaño el cual le pegaba goma de mascar a su compañera de adelante, ¡ni loca me sentaba a su lado!, así que preferí sentarme junto al rubio.

     Caminando por el pasillo todos me miraban como si hubiese hecho algo mal, me intimidaban las miradas pero no me iba a regresar, ya iba a medio camino, sería más vergonzoso dar la media vuelta hacia el otro lugar disponible.

     Me senté al lado del chico y dejé mi mochila en el piso.

     —Hola —dije, él sólo me ignoró— soy Ámbar —tendí mi mano hacia él pero este se limitó a recorrer su silla y mantener la mirada baja.

     Al parecer este tipo es un cascarrabias de primera, con razón está solo en clase, pero debe de hablar, seremos compañeros de mesa durante este año, tal vez ocupa agarrar confianza.

(...)

     La clase terminó y caminé hacia la siguiente aula donde era mi siguiente clase, lógicamente tuve que hacer de nuevo el penoso ritual de presentarme ante el maestro y el grupo ya que en cada clase tenía compañeros diferentes, no todos pero la mayoría aún no sabía mi nombre.

     De nuevo me tuve que sentar al lado de un desconocido lo cual era más que lógico por ser "la nueva".

     — Hola —me dijo esta vez él.

     "¡Aleluya, no es el Grinch!"—Pensé. 

     —Soy Jos —me regaló una mirada acompañada de una sonrisa— un gusto —tendió su mano y yo la tomé para saludarlo.

      —El gusto es mío —le devolví la sonrisa.

     Jos era un muchacho agradable y bastante apuesto: De cabello completamente negro y alocado, tez clara, ojos grandes color miel, cejas gruesas, facciones remarcadas y unas pestañas kilométricas abonándole el hecho de que tenía un carisma inigualable, no me explicaba por qué él no tenía compañero o compañera de mesa pero ese no era mi asunto.

(...)

     — ¿Qué clase te toca ahora Ámbar? —Preguntó Jos mientras caminábamos por el pasillo.

   —Química ¿Y a ti? —Pregunté.

     — ¡Genial! Igual a mí, vamos.

     Caminamos por los pasillos hasta llegar al laboratorio, me tuve que presentar –de nuevo– pero esta vez no me senté con alguien desconocido, esta vez me senté con Jos.

     —Bien jóvenes, formen equipos de cinco, con ellos trabajarán durante todo el ciclo escolar —indicó la maestra.

    —Tranquila, yo busco más gente —guiñó el ojo y caminó hacia la parte de atrás del salón.

    No pasó ni un minuto cuando Jos llegó a la mesa con tres muchachos más. Al parecer Jos era de los "guapos" de aquel instituto ya que al igual que él, sus 3 amigos lucían sacados de una revista para adolescentes.

     Uno de ellos tenía un aspecto relajado, con el cabello rizado, algo alborotado pero aun así estilizado, sus ojos eran marrones, su tez clara y sus labios sumamente gruesos y rozados. Otro era castaño, ojos pequeños y una nariz ancha, su aspecto era un poco más casual, era el más alto de todos y llevaba puesta una extraña camiseta de dos peces espada luchando entre sí. Por último, el otro chico era más moreno, su cabello estaba peinado de una manera en la cual se notaba que se había demorado horas, sus ojos eran marrones obscuros, su cara era muy delgada con unos pómulos bastante marcados y llevaba perforaciones en ambas orejas.

     —Ámbar, ellos son Alan, Freddy y Bryan, son mis amigos y van a ser nuestros compañeros de trabajo —dijo Jos.

     —Hola —dije regalándoles una sonrisa.

     —Hola —contestaron casi al unísono.

     La clase transcurrió y conocí mejor a los chicos, son muy agradables y me llevé muy bien con ellos, las demás clases no fueron tan desastrosas ya que me tocaba con al menos uno de los chicos, por lo cual no me tenía que sentar con un desconocido pero sí tenía que presentarme.

    Al fin llegó la hora del receso. "Espero no tener que presentarme aquí"—Pensé.

 Me senté con los chicos, no había hecho amigas y ellos eran las únicas personas de la escuela con las cuales me hablaba —aparte del director y las secretarias—.

     Estábamos comiendo y a lo lejos vi a aquel muchacho con el que me tocó compartir mesa en mi primera clase, solo como era de esperarse. Tenía curiosidad de saber al menos su nombre, sería mi compañero de mesa y él no me proporcionaba mucha información así que decidí preguntar.

       —Chicos, ¿cuál es el nombre de él? —Lo señalé con la cabeza.

       — ¿Quién? —Preguntó Freddy.

      —Él, el chico rubio que come solo en el rincón.

      — Ah, ¿Villalpando? —Preguntó Jos algo seco y mirando a su plato.

      — ¿Ese es su apellido? —Yo seguía mirando a aquel chico.

     —Sí, ese es —dijo Freddy mirando a su plato.

     — Y... ¿Cuál es su nombre?

     —Escucha Ámbar —Jos suspiró— no creo que Alonso sea muy bueno para ti, no por nada tiene ese apodo.

     — ¿Cuál apodo?

    — "Psicópata" —Dijo Bryan.

   — ¿Qué hizo? Si se puede saber claro.

     —Hay rumores, muchos dicen que mató a su madre y por eso huyó —dijo Freddy.

    —Otros que asesinó a toda su familia —dijo Alan.

     —Y otros que cada noche sale a asesinar a sus enemigos y se baña con la sangre de sus víctimas por la mañana —dijo Bryan.

    —Hay demasiados chismes sobre él pero nadie lo conoce en verdad, la única que sabe sobre él es Sabrina, su ex jefa,  él llegó trabajando como cajero en la tienda de Sabrina, hace tres años en verano, tengo entendido que Sabrina le quería dar asilo en su casa pero él no aceptó así que Sabrina le ofreció pagar todos sus gastos de vivienda y escolares, él ya no trabaja para ella pero ella lo quiere como a un hijo —dijo Jos— pero Ámbar —suspiró— el mejor consejo que te puedo dar es que te alejes de él, como dije nadie sabe con certeza sobre su pasado pero algo que sí puedo afirmar es que es peligroso.

     Después de la advertencia de Jos cambiamos de plática, pero en mi mente cada vez me intrigaba más Alonso, su pasado, su forma de ser ... Todo.

PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora