H I S T O R I A

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~Capítulo 8~

La obscuridad de la noche contrastaba con su rubia cabellera mientras nos alejábamos cada vez más de la ciudad y sus luces.

Cualquier chica hubiese temblado de miedo al ver que "Su guía" la llevaba cada vez más lejos de la luminosa ciudad, cualquier chica hubiera soltado su mano desde el momento en que observó que éste comenzaba a alejarse hacia lo despoblado, cualquier chica no hubiese aceptado que el chico del que más rumores malos hay en toda la ciudad, la invitara a descubrir algo, pero yo no soy cualquier chica.

Tal vez carezca de sentido común, tal vez sea una tonta al dejar que El Psicópata Villalpando me arrastre a lo que tal vez sea el final de mi vida pero, a pesar de que con él corría peligro podía sentirme en cierto modo protegida.

Dicen que el amor nos ciega, no nos hace ver lo malo de las personas, tal vez por eso en esos hermosos ojos azules en los que todos ven malicia, odio, una persona trastornada lo único que yo logro ver es una persona dulce, que ha sido herida cientos de veces y tiene un pasado que no muchos entenderían.

Después de un largo rato de caminata silenciosa llegamos a lo profundo del espeso bosque que se encontraba a las afueras de la ciudad, cerca de donde el cadáver de Frida había sido encontrado el día anterior, fue entonces cuando Alonso si más decir soltó mi mano y corrió hacia el pie de un gran árbol, ya ahí comenzó a escarbar con sus manos de una manera frenética en la tierra, fue entonces cuando el miedo comenzó a invadir todos y cada uno de mis huesos, sólo hace un día el cadáver de una chica fue encontrado cerca de aquí, según la policía ella se suicidó pero para mí esa opción no era factible, alguien la asesinó, sé que ese alguien fue Marco y cada que realiza algo así dura días limpiando la escena del crimen así que probablemente debe de estar por aquí, vigilando que nadie intente averiguar nada que lo culpe, no quiero encontrarme con él, mucho menos si me encuentro con Alonso ya que él puede terminar siendo su siguiente víctima frente a mis propios ojos.

-Alonso, ¿Podemos irnos de aquí? -Pregunté algo temerosa

- ¿Por qué? -Preguntó mientras paraba de escarbar

-Va a sonar algo extraño ya que el caso de Frida ya está cerrado y se concluyó con que ella misma decidió quitarse la vida pero yo creo que...

-Crees que Frida no se suicidó y que todo fue producto de un asesino que probablemente esté rondando el bosque a estas horas de la noche -Se paró

Alonso estaba de espaldas mías frente a aquel gigantesco árbol, Alonso se giró lentamente y pude ver que en sus manos sostenía una vieja y oxidada cajita de galletas, esta estaba cubierta por tierra al igual que sus manos, supongo que era lo que quería desenterrar. Alonso comenzó a caminar hacia mí lentamente con la cajita de metal en sus manos, cuando él estaba frente a mí se detuvo, abrió la cajita con cuidado y de ella sacó un par de fotos.

-Estás a tiempo de arrepentirte si no quieres leer el libro -me dijo mientras sostenía las fotografías que aún no lograba ver en una mano y la caja en la otra

-Ya te di mi palabra, estoy lista para lo que sea -dije si miedo

-Bien, tiende tu mano -tendí mi mano frente a él y él colocó el par de fotografías boca abajo en la Palma de mi mano- antes de que las veas -sostuvo mi mano con la suya- recuerda lo que me prometiste

PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora