Psicópata

A M B O S

Capítulo 27

      Llegué a la cocina y como lo suponía Alonso se encontraba ahí preparando el desayuno, ahora que lo reflexiono, mucha gente podría pensar hasta este punto que seguía desnuda ya que no especifiqué que llevara algo puesto pero sí, llevaba una gran camiseta puesta y debajo mi ropa interior. Quería sorprender a Alonso poniéndome detrás de él y tapando sus ojos pero al ver que estaba frente a la estufa prendida decidí no hacerlo debido al riesgo que mi "sorpresa" podría implicar, así que simplemente decidí ponerme detrás de él y carraspear mi garganta fuertemente.

     — ¡Hasta que despiertas!—Exclamó apartando levemente la vista de la sartén y regalándome una cálida sonrisa

     —Siento tener el sueño tan pesado—dije aproximándome un poco a Alonso— ¿Necesitas ayuda?

      —No, gracias, sólo siéntate—me indicó Alonso

     Me aproximé a la mesa cuadrada que se encontraba en el centro de la luminosa cocina y jalé una de las sillas de madera para posteriormente tomar asiento en ella.

       — ¡Y sí que duermes! —Apagó la estufa y llevó la sartén hacia la mesa— parecía como si no hubieses dormido en meses

     Sabía que Alonso bromeaba pero en cierta manera era cierto, hacía meses que no podía dormir y aquella noche me di el gusto de recargar aquellas energías que me hacían falta.

       —Así soy, duermo como oso—mentí sólo para que no sospechara

       Ambos reímos, Alonso nos sirvió el desayuno y posteriormente se sentó a mi lado. A pesar de que se veía contento, su semblante lucía algo nervioso, la luz del lugar favorecía inmensamente a su tes pálida y sus ojos azules pero sus manos temblaban mientras sostenía su taza con té.

      Aunque quería preguntar creía que sería algo imprudente en ese momento, tal vez ni siquiera estaba nervioso, tal vez había bebido mucho café o tal vez sólo era este "delirio de persecución" que tengo todo el tiempo que me hace ver cosas. En cambio, si se encontraba nervioso, sabía que lo peor que podía hacer era cuestionarle así que simplemente decidí guardar silencio.

     —Oye Ámbar, quería... Quería darte una mala noticia—dijo Alonso mirando fijamente hacia la mesa mientras sus manos temblaban junto con la taza que portaba

     — ¿Qué pasa Alonso?—Pregunté preocupada mientras ponía mi mano sobre su hombro

     —Es que... ¿Recuerdas que mandé solicitud para entrar a la universidad de bellas artes?

     —Sí, no me digas que...

      —Sí fui seleccionado para la siguiente etapa—dijo cabizabajo

     —Pero Alonso... eso no es una mala noticia, al contrario ¡es genial!, es lo que siempre has querido

      —Ese no es el problema Ámbar—alzó su mirada hacia mí— el problema es que me obligan a ir a cursos, un mes, en la capital... No quiero dejarte sola Ámbar, no es por ti, más que nada... Es por mí, eres la única persona que me mantiene en mis cabales, sabes qué hacer y qué no hacer cuando estoy a punto de explotar

     —Alonso, este año has evolucionado muchísimo, no has tenido una de tus crisis desde hace cinco meses y creo que eso es más que suficiente para saber que ya no tienes los mismos problemas de antes

     —Pero qué pasará si sí, Ámbar, no quiero arriesgarme ni arriesgar a nadie más, además, qué tal si el patán de Marco intenta algo contigo otra vez, no me perdonaría que te volviera a hacer daño