T R A N Q U I L A

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Capítulo 10

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Capítulo 10


      Sólo esperaba que Alonso no hubiese escuchado nada de la conversación que tuve con Marco por teléfono, no quería que se preocupara pero por fortuna cuando regresé él apenas se despertaba.

     —Buenos días —dijo Alonso estirándose un poco

     —Buenos días, ¿descansaste? —Me senté en la cama a su lado

     —Sí, tú cama es muy acogedora, tienes suerte de que haya despertado antes de las 2 de la tarde

     Ambos reímos.

     —Lo sé, cuesta levantarse

     —Bueno—Alonso se paró de mi cama— será mejor que me vaya, gracias por todo Ámbar —Alonso tomó su camiseta aún sangrada de la silla en la que la puse y estaba dispuesto a ponérsela

     — ¡No!, tu camiseta está muy sucia

     — ¿Y qué más puedo hacer?, no cargo una camiseta de repuestos en caso de que me apuñalen

     Se acercó lentamente a mí con esa condenada y preciosa sonrisa y ambos reímos levemente.

     —Ahora veo tus sucias intenciones de tenerme sin camisa 

     Ambos reímos, estábamos  a escasos centímetros, presentía que se aproximaba otro beso hasta que...

     — ¿Ámbar estás despierta?—Me preguntó  Alicia detrás de la puerta

     —Sí —contesté, inmediatamente Alonso se separó de mí y trató de esconderse

     —El desayuno está listo y... Dile a tu amigo que puede bajar a desayunar también

     Inmediatamente observé el rostro de Alonso quien se encontraba pálido de la vergüenza.

     —Claro Alicia, bajamos en un segundo

     Escuché las pisadas  de Alicia alejarse por el pasillo.

     — ¿Le dijiste que estaba aquí? —Preguntó Alonso

     —Alicia sabe todo, ahora, ponte tu sudadera y ciérrala hasta arriba para que no sospeche que no traes camiseta—le lancé su sudadera la cual por suerte no estaba teñida por sangre

      Alonso se colocó su sudadera y subió la cremallera de la misma hasta arriba.

     —Bien, pues sería buena idea bajar a desayunar—dije

     —Bien, vamos

     Ambos salimos de mi habitación, caminamos por el pasillo y bajamos las escaleras dirigiéndonos así a la cocina.

     —Tomen asiento—dijo Alicia— yo iré por tu abuela a su habitación

     —Bien—dije

PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora