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Por los días que pasaron, Ji Nah esperó pacientemente a la llamada que llegaría pronto a su teléfono que decidiría, tal vez, su futuro tanto personal como profesional. Sin embargo, ésta no sucedió hasta una mañana, dos semanas después del incidente en el restaurante, cuando ella estaba sentada de nuevo en el balcón del jardín con su camisa de dormir y un cigarrillo apagado en los labios. Trataba de contenerse en encenderlo porque sabía que el humo quedaría impregnado en alguna parte de su ropa o cuerpo, incluso después de una ducha, y no quería decepcionar a Seo Woo sobre su promesa de que ya no fumaría.

Su teléfono repiqueteó bajo el cobertor que cubría sus piernas y lo tomó con su mano sana, ya que la otra seguía vendada. Distinguió el número de su padre.

- Annyeonghaseyo – saludó la muchacha con un tono calmado. En verdad no tenía deseos de discutir ese día.

- ¿Al menos lo intentaste, Ji Nah? – fue lo primero que le preguntó Dong Hyun del otro lado.

- Lo hice.

- Al ass eo. – Le escuchó suspirar y pudo imaginarlo llevándose el dedo pulgar e índice al puente de la nariz. – Tendremos que reunirnos para poder hablar de este asunto con el señor y la señora Chey y su hijo y discutiremos qué hacer. ¿Puedes esperar hasta entonces?

- Ne – asintió.

- Gamsahabnida.

Momentos como esos, en los que el parecido padre e hija era tan evidente, la hacían sentir nostálgica por recuerdos felices del pasado donde todo era sonrisas y carcajadas junto a aquel hombre que, con el tiempo, había aprendido a detestar. ¿Qué fue lo que había pasado en el trayecto? La muerte de mamá, se respondió a sí misma, logrando que regresase a su estado de alerta y actitud fría.

- Debo irme, sajangnim – se despidió segundos después y, sin esperar la contestación, cortó la llamada -. Mianhae, abeoji.

Decidiéndose por sucumbir a la tentación, Ji Nah buscó el encendedor en los bolsillos de su pantalón cuando, como había acostumbrado, Young Jae se apareció sin hacer ningún ruido, ya acicalado y vestido. En otras ocasiones la habría hecho dar un salto del susto, ¡era tan silencioso!, pero no esa mañana. Esa mañana simplemente lo vio dar un vistazo a los alrededores, asegurando el perímetro al estudiar tanto cielo como tierra, y luego tomó asiento a su lado. Sabía que no podría cumplir con su deseo de fumar con él presente y se quitó el cigarrillo de la boca para volver a guardarlo en la cajetilla.

- De nuevo pasaste la noche entera sin dormir – le advirtió el muchacho, sacándole parte de su cobertor para cubrirse -. ¿En qué momento descasas si no es aquí?

- Iba a preguntarte lo mismo. Te escucho haciendo rondas por la noche, ¿tampoco puedes dormir?

A sabiendas de que no conseguiría información al respecto sin dale una respuesta también, Young Jae sacó su propia caja de cigarrillos para encender uno y darle una bocanada profunda, eludiendo la conversación.

- ¿Cuál es tu agenda para hoy?

- ¿Desde cuándo te interesa? – se sorprendió ella, aunque no esperó a que contestara para proseguir: - Tengo una reunión con los consultores legales de la empresa en la mañana y, después del almuerzo, me pidieron participar en una junta directiva.

- ¿A qué hora terminarás?

- No lo sé, tarde. ¿Waeyo?

El joven soltó el humo en otra dirección, se puso de pie y no la miró al decir:

- Planeo hacer que pagues la cena de agradecimiento que me debes por salvarte tantas veces.

Antes de dejarle comentar algo al respecto, Young Jae arrojó el resto del cigarro apagado en un bote de basura y volvió a entrar en la casa. ¿Qué se suponía que había sido aquello? ¿Una invitación? ¿Su guardaespaldas acababa de invitarla a salir? Incluso si ella debía pagar por la comida que compartirían, ¿contaría como una cita? De pronto, Ji Nah cayó en la cuenta de lo que estaba pensando y negó rápidamente con la cabeza. ¿Qué estoy imaginando? Se recriminó, golpeándose la frente. Supuso que se trataría de la falta de sueño que la hacía divagar acerca de cosas sin sentido y se prometió a sí misma que esa noche sí descansaría. No quería tener pensamientos como esos rondando por su mente en esos momentos que se sentía confundida y débil. Aniyo, negó. Debía ser fuerte. No tenía tiempo para ideas absurdas.

Wolf Knight [Ji Chang Wook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora