d i e c i o c h o

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Con el sonido de voces resonando a su alrededor, Ji Nah despertó de su profundo sueño y abrió los ojos para ser cegada al instante por una intensa luz blanca sobre su cabeza. Tardó unos segundos en acostumbrarse al brillo y, después de parpadear un par de veces, dio un vistazo a su alrededor. Lo primero con lo que se encontró fue, para su asombro, el rostro de Young Jae. Estaban en el hospital. Su guardaespaldas parecía inmerso leyendo unos papeles que sostenía en sus manos, con el ceño fruncido por la concentración. ¿Qué era más importante que estaba robándole toda su atención? Le gustaba verlo con esa expresión en el rostro, lo daba un aspecto mayor y poderoso. Todo en él, desde sus movimientos hasta sus acciones, le daban siempre la impresión de que se trataba de un hombre que había vivido cien años en su corta edad. Es tan impresionante, no pudo evitar admitir para sus adentros al mismo tiempo que se removía para ponerse de costado. Escuchando el roce de las sábanas con su increíble sentido del oído, Young Jae dejó los papeles a un costado, se levantó de su silla y caminó hacia ella.

- ¿Cómo te sientes? – le preguntó, manteniendo una expresión seria.

- Bien. Me duele un poco la cabeza, es todo.

Quiso llevar una mano al lugar donde todavía le palpitaba, pero el muchacho la retuvo por la muñeca.

- Te lastimarás – expuso rápidamente, y ella volvió a dejar descansar su brazo sobre la camilla confundida -. Tuvieron que hacerte algunos puntos.

- ¿Mwo? – inquirió, de repente asustada - ¿En mi cara? Pero-

- No te preocupes, no fue en tu bonito rostro – le respondió de mala gana, aludiendo a la ironía -. Es a un costado así que, cuando haya sanado, podrás cubrirlo fácilmente con tu cabello. La imagen favorita de G&O Co no se verá dañada.

En realidad, no le interesaba que pudiese haberse provocado una cicatriz, sólo quería evitar que su padre pudiese hallar alguna herida visible en su cuerpo porque insistiría en averiguar al respecto y no deseaba que supiese que estuvo de nuevo en la estación de policías, a pesar de la conversación que Gyong Si y él le habían dado. Mucho menos que indagase en su historial médico, el cual mantenía oculto junto con la doctora Park Chan Sook. Si él llegaba a enterarse acerca de su enfermedad, entonces no la dejaría volver a trabajar y sólo Dios sabía lo mucho que Ji Nah requería de sus contactos en la empresa para moverse hacia su meta. No podrá quitármelo, se dijo a sí misma mientras se apoyaba sobre sus codos y recostaba su espalda en el respaldo. Necesitaba moverse, sus músculos estaban tiesos.

- No tienes que apresurarte, todavía estás bajo el efecto de la anestesia.

Ella soltó un largo suspiro y cerró los ojos.

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Un par de horas, ya ha anochecido.

- ¿No llamaste a Hye Jung-ah?

- Ani, creí que sería mejor esperar a que despertaras y lo decidieras tú misma.

- Gomawo – agradeció, aliviada -. ¿Y mi padre?

- Tranquila. - Young Jae se cruzó de brazos y miró en otra dirección. Le escuchó resoplar antes de agregar: – Te dije que no soy ningún perro faldero de Noh Dong Hyun-nim.

Se sumergieron en un silencio tenso por algunos segundos, el cual el joven pareció estar a punto de romper con una pregunta. Sin embargo, fueron interrumpidos por la aparición de su doctora acompañada por una enfermera. Después de preguntarle sobre su estado y si algo le dolía, ambas se aseguraron de que sus signos vitales estuviesen normales y, después de recetarle unas pastillas contra el dolor, la doctora le anunció que tenía su permiso para volver a casa. Ji Nah aprovechó la confidencialidad en su habitación cuando Young Jae salió para dejarla vestirse y compartió unas palabras con Chan Sook para asegurarse de que no se hubiese tratado de un avance grave en sus síntomas. Según la doctora, lo más probable es que hubiese sido un episodio que no se repetiría en ningún momento cercano de nuevo, se debía más al estrés que al Huntington, aunque aun así debería seguir con la medicación y cuidar de sí misma. Media hora más tarde, vistiendo la muda de ropa de esa mañana, Ji Nah estaba acurrucada en su asiento, pensando seriamente en lo ocurrido, al mismo tiempo que el muchacho manejaba de regreso a la casa sin hacer ningún comentario al respecto de lo sucedido. En parte, agradeció que no lo hiciera ya que no tenía deseos de idear alguna nueva mentira en ese preciso momento. Pero, incapaz de comprender el por qué, también le habría agradado saber que él se preocupaba por su salud.

Wolf Knight [Ji Chang Wook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora