Capitulo 4: El comienzo. *[Editado]*
La cena no me la salté, me sentía culpable por no haber tratado demasiado bien a mis nuevos amigos, sobre todo a Ariana, ella se había portado muy bien conmigo y yo sentía que había sido algo grosera con ella, bueno, algo grosera no, bastante grosera. Por eso, antes de salir para ir a cenar, estuve varios minutos delante del espejo componiendo, muy a la fuerza, una sonrisa en mi rostro. Al principio dolía un poco por la falta de costumbre, pero al final se acabó asentando a la fuerza y aguantó bastante bien.
Mi nueva mascara parecía hacer efecto en mi estado de animo también. Intente participar en todas las conversaciones posible e incluso me atreví en gastar unas cuantas bromas a los raperitos.
Pero una vez en mi cuarto, todo volvió a ser oscuro y difícil. Fue una de esas noches en las que la soledad me pudo, los recuerdos venían a mí como cuchilladas en mi corazón y la falta de ruido, solo hacían mis recuerdos más sonoros. Y no me extraña, debía ser el orfanato más silencioso del mundo. Apenas había dormido dos horas cuando los rayos del amanecer me despertaron del todo.
Había bautizado a mi sonrisa forzada como “cara social” y justo antes de bajar a desayunar, paré delante del espejo para ponérmela.
Estábamos todos en el desayuno, por fin estaba empezando a comer algo más sólido, había cogido un café y una magdalena. Y al parecer no era la única sorprendida por mi apetito, Ariana me había tocado la frente para ver si tenía fiebre cuando me ha visto con la magdalena.
- Menos mal, ya pensaba que te ibas desintegrar de lo delgada que estas. – me dijo Ariana.
Y era verdad, no es que yo antes no fuera delgada, pero ahora parecía un palillo andante. Llevaba dos semanas sin probar apenas bocado, solo lo suficiente para poder seguir adelante sin desmayarme por el camino. La cara se me había quedado chupada, todos los pantalones me quedaban grandes y no había conseguido quitarme la palidez con mi rato al sol de ayer, así que seguía pareciendo una muerta andante.
Antes hasta me consideraba hermosa. Mis ojos eran de un color azul cielo que destacaban bastante con el pelo negro. Mi pelo era liso y muy largo, antes siempre lo llevaba recogido pero ahora era perfecto para esconderme detrás de él. Mi piel era ligeramente bronceada, lo que también resaltaba con mi pelo y aunque mi figura no era muy esbelta, estaba bien desarrollada. Ahora ni siquiera me reconocía delante del espejo, aunque creo que eso se debe más a la tristeza que al físico.
De repente algo pasó que me distrajo de mi escáner de recuerdos. Robert estaba gastándole bromas a Clara, cuando todo el comedor se quedo en un completo y escalofriante silencio, fue lo más extraño que había visto nunca. Robert que estaba sentado delante de mí, pude ver como se tensaba tanto, que creía que se iba a romper, pero lo que más me sorprendió de todo, fue cuando miró a alguien que estaba justo detrás de mí, sea lo que sea lo que les provocaba esto, lo tenía detrás.
- Ya te he dicho antes que dejaras de espiar en nuestra sala. – dijo la voz de Jeremy justo detrás de mí. – salté en mi asiento del susto que me dio.
Volvió a usar su tono de amenaza, como si tuviese derecho a decirme lo que podía o no podía hacer. Me quité la “cara social” para decirle:
- Sí, un cascabel con una cuerda para que te lo ates en el cuello. Como un gatito furioso – le dije mientras me levantaba de la silla y me encaraba a él.
Después de lo insensible que estuvo ayer, hoy bajaba a la cafetería y delante de todos mis amigos, me humillaba diciendo mentiras. Ahora sí que estaba enfadada.
- Te lo advertí – dijo apuntándome con un dedo. Se lo quité de un manotazo.
- Y yo te advierto, desde hoy mismo, que me olvides. Paso de tu sala y de todo lo que tenga que ver contigo.
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Soledad *[En Edición]*
Novela JuvenilTras la muerte de sus padres, Diana es mandada a un orfanato. Ella solo quiere que los dos años que le quedan para cumplir los dieciocho pasen lo antes posible para volver a su casa, pero pronto sus planes cambiaran cuando conozca a uno de los "raro...