Capítulo 9: De malo a peor.

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Me preparaba para el día que me esperaba, un día que iba a estar repleto de mentiras. Ya llevaba media hora delante del espejo ensayando mi cara anti-social y no había conseguido nada más que muecas. No debería resultarme tan difícil. Termine de vestirme, unos jeans y una sudadera gris con capucha, que por supuesto me puse, era parte de mi papel. Y salí a enfrentarme a un día más que raro.

A penas me dio tiempo a desayunar. Cuando entré en el comedor, Ariana se quedo mirándome con cara de sospecha pero no dijo nada, ¿por qué siempre era ella la que me pillaba?

Terminamos de desayunar, o en mi caso de devorar, y nos dirigimos a nuestras taquillas para coger los libros de la primera clase. Como siempre, yo me apartaba de ellos y me iba a la zona de la segunda planta. Cuatro taquillas más a mi derecha estaba Laurent recogiendo sus cosas, apenas me dedico una mirada. Justo enfrente de mí, al otro lado del pasillo, estaba Gloria con la espalda apoyada en su taquilla y abrazando un libro, me miro y me hizo un guiño rápido de ojos, tan rápido que dude haberlo visto.

Puse la contraseña de mi taquilla y al abrirla una nota empezó a caer, la cogí todo lo rápido que puede.

“Ya te echo de menos. Espero que tu día sea mejor que el mío. Te quiero, J”

Una sonrisa cruzo mi cara y tuve que meter la cara dentro de la taquilla para esconderme. Cuando ya me hube serenado, salí de ahí y me encaminé a mi primera clase. Era historia, nunca me había apasionado esta asignatura, pero hoy estaba interesante o yo por lo menos intenté interesarme.

La segunda hora fue peor, Ariana me esperaba sentada en el sitio de siempre y cuando entré me miro con ojos de sospecha.

- ¿Qué tal Ari? – le dije no muy alegremente.

- Bien. – no paraba de mirarme, sus ojos seguían cada movimiento que hacía - ¿Qué te pasa hoy? No consigo adivinar de qué vas. A veces pareces triste, pero sigues teniendo esa chispa en los ojos.

- En serio me gusta que te preocupes, pero simplemente estoy pasando por momentos raros – la dije haciéndola ver que se pasaba de observadora.

- ¿Qué momentos raros? – siguió preguntando.

Sé que lo hacía con la mejor de las intenciones, pero no podía parar de pensar el ¿por qué? ¿por qué se interesaba tanto? Ella había sido la primera en venir a hablar conmigo, a pesar de que yo no era la mejor de las compañías. Fue la primera en ofrecerse a enseñarme todo esto.

- Pues todo. Mi vida era normal, padres normales, hogar normal, amigos normales. Y ahora mírame – dije haciendo un gesto con la mano en mi dirección. – Soy como un bicho raro, viviendo en un orfanato a quinientos kilómetros de mi hogar y con amigos totalmente distinto a los de antes. No te ofendas.

Sin mencionar a seres sobrenaturales como los protectores o el lagarto gigante. Y mis otros nuevos amigos, o conocidos, una que da felicidad, otro con extremada fuerza y otro veloz, que a la vez es mí destino.

Sí, se puede decir que vivo momentos raros.

- Ya supongo que tienes razón. – acabó aceptando Ariana. - ¿Qué vas a hacer después de clase? Podrías venirte a nuestro cuarto.

Ella vivía con Rosa. Era con la que mejor me llevaba después de Ariana. Siempre sonreía, estaba algo loca y obsesionada con la vestimenta, pero siguiendo el estilo punk que les caracterizaba a todas.

- Tengo que ir a ver a Julia. – hice un pausa y me acordé que no les había dicho nada de mi terapia semanal. – El juez ordeno una visita a la semana al psicólogo.

- Buah…aquí vamos todos. – dijo como si no tuviese importancia

- ¿En serio? – de acuerdo que esto no era un instituto con chicos normales, pero ¿todos?

Soledad *[En Edición]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora