Capítulo 20: Sois unos críos.

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Empezaron a hablar sobre cuál sería la mejor estrategia a seguir, con respecto a Robert. Al final, decidieron esperar a Henry, así mientras él estaba conmigo ellos podían dar caza a Robert. A mí no me gustó la idea, eso significaba quedarme sola en la conversión a mi nueva vida, pero tampoco lo iba a mencionar, ellos ya tenían sus problemas.

Y así, con esa sensación de vacío en el estomago, llegó la hora de comer. Tuve que bajar a la cafetería, decidí bajar solo con Gloria, así los chicos podían seguir hablando de su plan. Aunque el hecho de que Jeremy y Laurent se quedaran solos en una habitación me ponía los pelos de punta.

Todavía no había hablado con Laurent para comunicarle mi decisión, ¿y si Jeremy le decía algo? Laurent se pondría furioso.

Según entré en la cafetería ya me temblaba todo el cuerpo. La cafetería había vuelto a su estado original, ni siquiera parecía que anoche hubiera  habido una fiesta aquí.

- Relájate, saldrá bien. Él no se atreverá a tocarte conmigo delante. – me dijo Gloria malinterpretando mi estado de ánimo.

La mire e intenté relajarme todo lo posible. Llegamos a la mesa y las críticas por nuestra desaparición salieron de casi todas las bocas.

- ¿Dónde os habéis metido? – dijo Rosa

- Hemos tenido que limpiar esto sin vuestra ayuda. – dijo Marina

- Y ¿qué te ha pasado en el desayuno? – dijo Sebas

- Y ¿en el resto de la mañana? – dijo Robert, sentí un escalofrío cuando él abrió la boca.

- Dejad de agobiarla, chicos. – dijo Carlos en mi defensa. – Esta mañana se ha levantado tarde y luego ha estado conmigo en la biblioteca. Dejadla comer tranquila.

Me le quedé mirando con la boca abierta, él me sonrió y me guiñó un ojo sin que nadie se diese cuenta. Esta era su manera de compensar lo que había hecho con la broma. Le devolví la sonrisa y le hice un gesto con la cabeza que indicaba, estas perdonado.

- Bueno entonces ¿qué tal anoche? – me dijo Ariana con una sonrisa picarona en la cara.

- Bien. – noté el calor en mis mofletes señal de que me estaba sonrojando.

- Oh venga…no me hagas sacártelo a la fuerza. – ella siempre queriendo saber demasiado.

- ¿Qué quieres saber, Ari? – le dije cansinamente.

- ¿Con quién te quedaste? ¿Jeremy o Laurent? Tienes que elegir a uno.

Mi cuerpo se tensó y todos lo notaron. Era una casualidad, pero era de lo más desafortunada.

- Con Jeremy. – dije al final tras un codazo de Gloria por debajo de la mesa.

- Lo sabía, en el fondo eres una chica buena… - y me sonrió dulcemente.

Todos empezaron a hablar de sus cosas y yo suspiré aliviada. Me había cogido arroz para comer, pero lo único que estaba haciendo era marear los granos de un lado a otro. Por alguna extraña razón, no podía dejar de mirar hacia la ventana.

Ahí es donde todo se complicó anoche. Alguien había puesto un plástico transparente en donde antes estaba el cristal. Mi brazo vendado me dolió sin previo aviso y me eché la mano al lugar donde tenía la herida.

- ¿Estás bien? – me dijo Robert con una mirada un tanto extraña, parecía forzado a preguntar.

- Sí, claro. – dije sin darle mucha más importancia.

- Tienes que comer algo. – me dijo Gloria por lo bajini. – Deja ya de marear la comida.

Me llevé un tenedor enorme a la boca y la miré con la boca llena en señal de “así mamá”, ella se rió y volvió a su conversación con Rosa, que era la que tenía más cerca. Hablaban de moda y zapatos, algo no muy interesante para mí. Intenté meterme en otra conversación, pero cada cual peor, los chicos hablando de deporte y el resto de las chicas de una serie de televisión, donde al parecer, el protagonista era un bombón.

Soledad *[En Edición]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora