Fue raro sentir como se moría la bestia. Sentí como se apagaba poco a poco, era como una energía que dejaba de estar en el cuerpo
- ¿Qué parte de quédate dentro no has entendido? – me riñó Laurent desde donde estaba el felino.
- ¿Qué querías que hiciera? Venía a por mí.
Todo mi cuerpo temblaba, ni siquiera era capaz de levantarme del suelo. Jeremy se acerco a mí, una extraña mirada pasó por su cara, era una mezcla entre preocupación y enojo.
- Lo siento. – le dije solo a él.
- No tenías muchas más opciones. Creo que has hecho lo mejor. – pero seguía con la misma expresión que antes.
- ¿Estás enfadado conmigo? – si lo de antes era miedo, esto era aun peor.
Pero su mirada se relajó en cuanto comprendió mis palabras. Se agachó y apoyó su frente en la mía.
- Sería imposible que me enfadara contigo. – dijo en susurros.
Le abracé muy fuerte y sentí un dolor agudo en mi brazo derecho, por encima del codo.
- Ay… - me miré el brazo y estaba sangrando.
Tenía cuatro arañazos paralelos entre si, no tenía pinta de que fuese a necesitar puntos pero sí iba a tener que llevar un vendaje durante unos días. Menos mal que hacía frío y siempre iba en manga larga…
- LAURENT – grito Jeremy al ver mi brazo. Este se materializó a nuestro lado en un microsegundo. – Está herida.
- ¿Cómo ha sido?
- Me arañó. – Laurent me miraba con extremada preocupación y eso hizo que no fuese capaz de decir nada más.
- Uff…esto te va a doler. – me dijo Gloria cuando llegó a nuestro lado.
- ¿Qué?
- Hay que curarte. – dijo Jeremy que volvió a poner su mirada de enojo. – Habrá que usar el tónico para que no se infecte.
¿Infectarme? ¿Acaso el monstruo era contagioso? Les mire atentamente a todos para que me explicaran eso de la infección, pero ellos pasaron olímpicamente de mí.
- Deberíamos salir de aquí. – dijo Gloria. – Ella no tiene Glamour.
- Laurent ocúpate de la bestia, yo la subiré a tu cuarto. – ordeno Jeremy.
Laurent le miró con mala cara por haberle ordenado hacer algo, pero accedió sin decir una sola palabra.
Jeremy me cogió en brazos y se dirigió hacia la puerta. Pensé en rechistar, pero no sabía hasta que punto iba a ser capaz de andar sola.
Antes de entrar por la puerta que había destrozado el monstruo, Jeremy se quedó parado, con los ojos cerrados y con cara de concentración. Miré a Gloria para ver si me podía ayudar a descubrir que hacía, pero ella estaba exactamente en la misma posición. Al cabo de unos segundos abrieron los ojos y siguieron adelante.
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Soledad *[En Edición]*
Novela JuvenilTras la muerte de sus padres, Diana es mandada a un orfanato. Ella solo quiere que los dos años que le quedan para cumplir los dieciocho pasen lo antes posible para volver a su casa, pero pronto sus planes cambiaran cuando conozca a uno de los "raro...