Capítulo 7: La verdad. *[Editado]*
Ninguno de los tres parecía dispuesto a decir nada. Ya había entrado y cerrado la puerta tras de mí, pero no me había movido ni un milímetro, sus miradas desafiantes me lo impedían. Pero tras varios segundos de silencio me recordé el coraje con el que había entrado, así que me decidí a hablar.
- Si os estáis preguntando si he visto al lagarto gigante, la respuesta es sí – dije con tono irónico y haciendo ver que había oído la conversación.
Laurent apenas cambio su pose, se cruzo de brazos en señal de enfado, no recordaba haberle visto otra pose que no fuese esa. Gloria me sonreía, como siempre, y tal como había pasado en otras ocasiones, una oleada de paz me inundó por dentro. Jeremy se echó las manos a la cara en señal de desesperación, negaba con la cabeza y maldecía cosas en silencio. Y a pesar de todo, ninguno de los tres parecía dispuesto a decir nada.
- Podéis decir algo, no me importa – dije subiendo un poco el tono. Estaba empezando a enfadarme de verdad.
- No tenemos porque decirte nada a ti, niña. – dijo Laurent escupiéndome las palabras.
La actitud de Laurent empezaba hartarme. No entendía porque se comportaba así conmigo ni me interesaba, yo nunca le había hecho nada, pero sin ni siquiera conocerme ya me odiaba. Todo el mundo le tenía un gran respeto, pero él no era nada para mí.
- Mi nombre es Diana. – dije aun más enfadada mientras me encaraba a él.
Lo tomo como una amenaza, dejo caer sus brazos y se acerco a mí con furia en su rostro. Quedamos a escasos centímetros el uno del otro, puede ver en sus ojos que él también lo había notado. Era justo lo que quería, sabía que si me peleaba con él saldría perdiendo, pero estaba dispuesta a dar el primer golpe y ese ya no se lo quietaría nadie.
De repente noté como alguien tiraba de mi cintura para atrás. Jeremy no me dejo cumplir mis deseos y tras dejar hueco entre nosotros, se colocó en medio de los dos y paró el avance de Laurent poniendo una mano en su pecho. Yo no quería una pelea entre ellos, quería pegarle yo.
- Basta chicos, sois muy infantiles. – dijo Gloria que se había colocado a mi lado y me había cogido de la mano.
Ese gesto no me pareció tan raro como debiera parecerme, Gloria era especial, me caía bien a pesar de todo. Era alegre y simpática, siempre que no estuviera Jeremy cerca. Además, era la única que parecía estar dispuesta a contarme la verdad, de hecho, lo ha estado desde el principio, cuando la escuché apoyarme en la sala de la segunda planta.
Los chicos no se relajaron ni un poco, aunque el ambiente de pelea había disminuido. Gloria tiro de mi mano para sacarme de ahí, ella no debía tener tan claro que no fuese a ver pelea. Entonces lo noté por todo mi cuerpo, fue como ráfaga de felicidad y paz que me dio como un puñetazo en el estomago. Empecé a ver borroso, mi cuerpo estaba tan relajado que apenas me mantenía en píe y tuve que sujetarme a algo, ni siquiera vi a qué.
- ¡Gloria, basta! – ordeno una voz que no fui capaz de identificar.
Estaba al borde del desmayo debido a esa sensación que no sabía de donde venía. ¿Qué me está pasando? Ya apenas veía, mis piernas eran incapaces de sujetarme y mis brazos ya no tenían fuerzas…
- ¡Uiss…lo siento! – dijo una voz musical.
Esa sensación me abandonó de repente, tan de repente que fue demasiado tarde, sentí mi cuerpo caer y chocar contra algo blanco y protector. Era como estar en casa, pero sin que mi cuerpo pudiese identificar ninguna sensación más.
Tardé un rato en recuperar poco a poco mi conciencia. Jeremy me tenía cogida en brazos y me miraba con la más sincera de las preocupaciones, él debía de ser mi protector, el que había hecho sentirme en casa. Me llevó hasta su cama y me dejo con delicadeza en ella, se sentó a mi lado antes de decir:
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Soledad *[En Edición]*
Ficção AdolescenteTras la muerte de sus padres, Diana es mandada a un orfanato. Ella solo quiere que los dos años que le quedan para cumplir los dieciocho pasen lo antes posible para volver a su casa, pero pronto sus planes cambiaran cuando conozca a uno de los "raro...