006 | carbono

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× Mercury.




Maldito Niall.

Estaba sola en los vestuarios, caminando con mis tacos sobre el piso de baldosas hacia mi casillero en el otro extremo. Mi cadera dolía mucho pero me negué a prestarle atención al dolor que también estaba en mi muslo. Tiré del top y me paré frente a mi casillero e hice la combinación de la cerradura.

Mis manos estaban temblando de ira por lo que abrir la cerradura era casi imposible -en realidad no ayudaba que las cerraduras eran bastante viejas y por lo general me llevaba pos intentos para lograr hacerlo en primer lugar. Después de la cuarta vez me di por vencida y lancé un suspiro de frustración, y me senté en el banco, quitándome mis zapatos y calcetines.

Probablemente no se suponía que tenía que salir de la arena sin antes reunirme con las chicas y que la entrenadora hablara con nosotros antes, pero estaba tan apurada que no me importó, incluso. (Aunque era muy mala idea sacar el lado malo de la entrenadora). El juego lo terminamos perdiendo y no estaba de humor para escuchar a alguien, no me importa la pena que podría venir después.

En el momento en que había quitado todo, menos mi sujetador deportivo y mis pantaloncillos, me había calmado un poco y fui capaz de abrir mi casillero. Puse todas las cosas en el compartimento pequeño y rápidamente puse mis vaqueros y camisa, retorciendo mis manos en el cabello para peinarlo lo mejor que puedo.

Las chicas empezaron a llegar a los vestuarios cuando estaba a punto de salir.

—La entrenadora quiere verte, —dijo Emily, pasando por mi lado.

—Me lo imaginé.

Espere que todas las chicas entraran por la puerta antes de salir y caminar de nuevo hacia el terreno de juego. Todos los chicos se habían ido, probablemente estarían en el vestuario opuesto. La entrenadora Sharp estaba de pie junto al banco recogiendo sus cosas cuando llegue a donde estaba. Pensé que es mejor lidiar con la ira de la Entrenadora más pronto que tarde.

— ¿Estabas preguntando por mí?

—Si, —ella dijo breve, recogiendo su portapapeles—. Siguiente a mí oficina, tengo que hablar contigo.

He conocido a la entrenadora Sharp desde que tenía trece años, así que pensé que había aprendido todos los aspectos de ella en esos siete años. Pero mientas estaba allí mirándola me di cuenta que nunca se puede saber cada aspecto de ella, porque la mirada que me estaba enviando a continuación - su cara blanca, libre de cualquier emoción, sus labios en una fina línea delgada, sus ojos mirándome - me estaba asustando. Nunca le he tenido miedo a mí entrenadora, por lo que estaba reacia a seguirla a través de la arena.

Algo estaba pasando.

—Tuviste una fuerte caída en el campo hoy, —la entrenadora decía, con sus ojos azules aterrizando en mi. Llevaba una chaqueta blanca que tenía la cremallera hacia abajo, dejando revelar una camisa negra que hacía juego con sus polainas. Con el silbato colgando de su cuello mientras caminábamos por los pasillos—. ¿Estás bien? ¿Como está tu tobillo?

—Bien, —dije insensiblemente. Había una contusión con aspecto desagradable en mi cadera, pero no iba a mencionar nada sobre ella. Entendía que solo se preocupaba por mí --ella siempre se preocupaba por mí -pero estaba un poco molesta, así que mentí—. Estoy bien.

La entrenadora asintió, entendiendo que no quería hablar de ello.

Lleguemos a su despacho y abrió la puerta. El entrenador Matthews estaba sentado en una de las sillas frente al escritorio de la entrenadora y me congelé en la puerta. No me detuve porque momentáneamente había olvidado lo guapo que era en realidad, el no estaba solo.

Game Theory × n.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora