020 | calcio

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× Mercury.


— ¡Hola, cariño! —mi abuela dijo a través del teléfono.

— ¡Hey! —respondí—. ¿Que pasa? ¿Nada nuevo por allá?

—Bueno, —ella empezó. Oí una ráfaga de viento y deduje que ella estaba afuera—. Es por eso que te llamo, en realidad. Tuve un extraño visitante anoche, un guapo muchacho preguntando por ti.

Probablemente la habría regalado por abrir la puerta a extraños en la noche, pero estaba demasiado abrumada por lo que había dicho. Mi latido aceleró y mis manos empezaron a temblar. La abuela no necesitaba darme el nombre del chico porque sabía que solo había un chico que estaba lo suficientemente loco como para buscarme.

—Lynn, ¿estás bien, querida?

—Si, si, estoy bien, —me las arreglé para decir mientras buscaba algo para ponerme, peo mis manos no parecían funcionar bien. Mi cabeza no se comunicaba con mis dedos mientras tiraba camisa tras camisa—. ¿Que te dijo? ¿Te dio un nombre?

—Si, lo hizo. Braeden... Brenton, no, tal ves era Brandon --

— ¿Era Bradley?

— ¡Si, Bradley era su nombre! Parecía un perrito perdido cuando le dije que te fuiste a Londres, ¿por qué no le dijiste que te ibas?

Porque salí herida y vi que tan cerdo era, eso pensé. ¿Por qué Bradley fue a la casa de mi abuela? ¿Y por qué iba a buscarme ahora? Habían pasado casi dos semanas desde que me fui, así que ¿qué le hizo darse cuenta de que ya no estaba a su lado?

—Yo solo... —traté de decir algo—. ¿Dijo por qué me buscaba?

—No, —dijo simplemente—. Pero estaba ansioso por encontrarte.

Decidí simplemente cambiar el tema de discusión. La abuela no necesitaba saber quién fue Bradley en mi vida y yo lo mantendría así. Charlamos sobre lo que siempre solemos charlar, su jardín y el perro molesto de al lado, y le dije que cuanto la extrañaba.

Cuando hubo un golpe en mi puerta, finalmente tuve que decirle a la abuela que tenía que irme.

—Claro querida, pero creo que deberías hablar con ese chico, —me recordó.

—De acuerdo, abuela, —eso no sucedería.

—Oh, y ten un maravilloso partido mañana.

—Adiós, te quiero.

—Adiós cariño, yo también te quiero.

Colgué el teléfono y paseé por el suelo de madera hasta llegar a la puerta justo cuando sonaba otro golpe. Tuve que parpadear un par de veces para hacerme creer que estaba de pie allí.

Estaba con una camisa blanca, pantalones vaqueros y converses. Su cabello no tenía el estilo que siempre solía tener, estaba por todos lados. También tenía un ordenador portátil bajo el brazo, un cuaderno y una mochila sobre su hombro.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté mientras trataba de pasar los dedos por mi cabello para hacerlo parecer presentable.

Niall había dejado muy claro el sábado pasado que iba a mantener su distancia, por lo que estaba bastante confundida, ya que estaba en mi puerta tan temprano.

—Necesito tu ayuda, —explicó Niall amargamente, como si no quisiera admitir que alguna tendría que pedirme ayuda—. Con la tarea de ingles, no he hecho nada.

Traté de acomodar mis pensamientos sobre lo que él hablaba. ¿Había una tarea para hoy? ¡Es viernes! Miré el reloj y vi que teníamos dos horas antes de que empezara la clase.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2017 ⏰

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