Game Theory × n.h

012 | magnesio

× Horan.

Las chicas son consideradas como chismosas porque nunca pueden dejar de hablar. Si era cierto o no, eso no importaba porque no era justo. Porque los chicos no son mejores que ellas por mantener sus bocas cerradas. Chismosear ya era algo natural para cualquier género, de verdad, porque es casi siempre por envidia, aburrimiento, enfado, o atención. Todo el mundo quiere sentirse parte de algún grupo, entonces ellos reparten mentiras para hacer las cosas más interesantes y así sentirse mejor con ellos mismos.

Por eso no estaba para nada sorprendido cuando encontré a mis compañeros conversando sobre la nueva jugadora en nuestro equipo mientras entraba al cuarto de los casilleros para cambiarme.

—¿Dónde estabas, hermano? —pregunta William desde la banca. Puedo sentir psicológicamente como todos los ojos de los demás me siguen mientras camino directo a mi casillero para poner la combinación.

—Él estaba con Lynn —James responde por mí, jugando con sus cejas. Los ignoro a ambos y tomo asiento en la banca empuñándome en mis calcetines—. Abby me dijo que le enseñaste su habitación.  Apuesto que te quedaste a pasar la noche con ella. Ya sabes, para hacerla sentir como en casa, por supuesto.

Escucho algunas risas de los otros jugadores pero paso de ellos. Siempre hacían eso, preguntando quien fue la última "víctima" (sus palabras, no las mías) con la que dormí, y si fue bueno o no. James fue el primero en preguntar por qué, bueno, él era mi compañero de cuarto y quería saber si había valido la pena que lo hubiera pateado fuera de la habitación–y déjenme decirles, patear a James fuera de la habitación siempre era algo bueno. Pero pues todo el tiempo que estuvieron preguntando, me reusaba a darles la satisfacción de saberlo porque en realidad no era de sus malditos asuntos.

Me quité la camiseta y los jeans, y me enfundé en una nueva junto con unos shorts que dejaban a la vista mis calcetines para el juego, pero pronto las conversaciones a mi alrededor volvieron a empezar.

Jace se deslizó en la banca junto a mí—. ¿Lo hiciste con ella? —él preguntó, no en una manera de repartir chismes, sino porque en verdad quería saber.

Jace Layton era el tipo de persona que te puede llegar a conocer mejor que tú mismo, pero siempre juega torpemente con ello. Entonces incluso si pensaba que él ya sabía la respuesta, se lo dije de todas formas para evitar cualquier tipo de confusión.

—No, Jace. Sabes cómo me siento respecto a Lynn. James sabe que tampoco lo hice, solo está siendo un idiota.

—¿Cuándo James no ha sido un idiota? —dijo lentamente.

Jace Layton era también el tipo de persona que era seguro de sí mismo, pero haberlo conocido por el tiempo suficiente me había hecho saber que solo era una apariencia. Decir que él era leal a sus compañeros sería un insulto, pues él no estaba asustado de poner a alguien en su lugar si decía algo remotamente estúpido –lo cual era probablemente el por qué él tenía que asegurarse de que yo no había hecho nada con Lynn, ya que él estaba listo para golpearme en la cabeza y tener una charla conmigo de ser necesario.

Después de todo lo que pasó, caminé junto con el equipo hacia la arena, queriendo practicar para superarnos. Cuando todos estábamos ya afuera, no pude encontrar a Lynn. Les indiqué a los muchachos que hicieran una rápida línea antes de correr alrededor del lugar mientras yo hablaba con el entrenador.

—¿Cuál es el plan para hoy? —pregunté, parándome junto a él.

Siempre había sabido que el entrenador Mathews era alguien atractivo. Y creía que con sus ojos verdes y su negra pero pronunciada cabellera que seguramente era verdad, pero yo era un macho hecho y derecho, y no estaba necesariamente de acuerdo con ello. Aparentemente algunas de las chicas incluso también salían para ir al gimnasio con la esperanza de poder ver al entrenador con su camisa fuera. ¿No era algo ridículo?