Cuestion de animarse

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-Necesito un plan para acercarme a ese chico.- dije sentándome con las piernas cruzadas en el sillón.

-No tienes que pensarlo demasiado, acércate a su mesa, tira todo lo que haya arriba de esa y estámpale un beso.- Patrick dijo repitiendo mi acción con una bolsa de palomitas en mano.- Eres bastante lenta, yo lo hubiese hecho desde el primer segundo que ese bombón atravesó la puerta del café.

Savage Patrick, savage 

Patrick y yo vivíamos juntos en un departamento, acompañados de mi madre. Cuando terminamos la escuela secundaria, Patrick se armo de valor y le confesó a sus padres su homosexualidad. Desde ese día, que lo echaron de su casa, Patrick ha estado viviendo con nosotras.

-Lamentablemente, no tengo ese nivel de confianza Pat.- le dije haciendo mi mejor cara de pobrecita.

-Deja el drama para las novelas, enana.-me dijo tirándome una palomita en la cara.

Ambos reímos con su comentario.

-No pero en serio, ¿sabes que puedes hacer?

Espere su respuesta expectante alzando mi cejas y tensando mi cuerpo....

-Dejármelo para mi.- dijo Patrick para después reírse.

Libere toda la tensión que tenía en mi y tome un almohada y la hundí en su rostro. Nos recuperamos y acomodamos en nuestros lugares y Patrick prosiguió.

-Podrías hablar de música con el, que le guste Panic es algo súper cool, yo pienso que si te acercas y le hablas cómodamente, no es probable que te muerda.

Patrick podría nunca estar serio pero tenía razón en eso, si yo le hablara de un tópico que se que le gusta, podríamos hablar súper bien.
Pero más allá de que nuestro gusto por la música coincide, no quita que siga siendo tímida y que yo me acerqué a hablarle, mmmmm no, no lo veía muy probable.

Estuvimos un tiempo más hablando y comiendo palomitas, porque no es necesario tener que estar viendo una película para comer palomitas, ¿no? Patrick y yo somos raros.
Más tarde apareció mi mama con dos cajas de pizza, servimos la mesa y cenamos los tres súper animados contando nuestros respectivos días.

Nos despedimos y fuimos a nuestras respectivas habitaciones,
me acosté mirando mi ventana que daba la vista hacia la autopista, pensando que tenía que buscar otra forma de acercarme a Milo.
Era cuestión de animarse.

Notas de caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora