Capítulo ocho

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(Kayden)

Observé como Lara se quedaba rígida al ver a dos gemelos caminando hacía nosotros. Ésta se dió vuelta de inmediato y comenzó a bajar aún más la capucha de su cabeza para lograr que llegara hasta las cejas.
Tiró el cigarro al suelo aún sin haberlo acabado y me tomó del brazo bruscamente, para comenzar a dirigirnos en dirección contraria a la de los muchachos.

— ¿Cómo...cómo era que te llamabas?—susurró por lo bajo, sin siquiera observarme para verificar si lo había escuchado.

—Kayden —respondí—. Kay, mejor dicho.

—¿Lali? —se escuchó de la nada, siendo una voz varonil proveniente de los muchachos de atrás.

Mi acompañante no se volvió, pero percibí que sus pasos se aceleraban cada vez más.

—¿Qué está sucediendo? —giré mi cabeza distraídamente y pude dislumbrar que los gemelos se apresuraban tanto como nosotros.

Lara presionó su mano derecha aún más a mi brazo, clavando de a poco las uñas en mi piel.

— Yo...ellos...

— ¿¡Hermana!?

Y allí lo comprendí.

Mis labios se curvaron, mientras ambos comenzabamos a correr por lo cercanas que se escuchaban las voces de los perseguidores. Pero en un momento de distracción, uno de ellos le sujetó la mano a la rubia para que se detuviera. Lara la quitó con desprecio, ocasionando que ambos gemelos detuvieran la persecución.

Continuamos corriendo hasta llegar a la tercera manzana, dónde ambos entramos en una tienda de cupcakes para así lograr perderlos de vista. El negocio estaba ataviado de gente de diferentes edades, por lo qué ningún tipo de persona se centró en nosotros.

— ¿Qué fue todo eso? —pregunté exaltado, con mi pecho subiendo y bajando por lo agitado que me encontraba.

— Sólo olvídalo —quitó la capucha de su cabeza para peinarse con sus dedos los finos cabellos rubios—. ¿De acuerdo?

—¿Qué lo olvide? ¿Luego de que me hallas arrastrado por media ciudad?

— ¿Media ciudad? —soltó una risa fingida, sonriendo— Solo lo hice para que ese par de idiotas no te bombardearan de preguntas, ya qué estoy más que segura que tú les dirías todo lo que sabes sobre mí.

— ¿Par de idiotas? —repetí— ¿A caso no son tus herm...?

Las palabras se interrumpieron en el momento en que su mano izquierda se posó en mi oreja, para regañarme tal como lo haría mi madre.

— Tú no viste ni oíste nada —gruñí por el leve ardor que estaba provocando en mi oído, mientras sentía la gélida ráfaga de su aliento en aquella zona—. Si vuelves a cruzarte con ellos no respondas ni una sola de sus preguntas. ¿Entiendes?

— Bien, bien...—acepté, por lo que Lara me soltó al instante— De todas formas aún sigo confundido, pero no...

Y otra vez, volvió a interrumpir.

—Deja de hablar de una buena vez —se alejó unos pasos, observando mis ojos—. Eres peor que un asqueroso loro.

— Qué gran cumplido —murmuré sarcástico.

— No esperes otra cosa de mi —levantó el mentón, siguiéndole una de sus cejas—. Y ahora sí, no volvamos a hablar nunca mas...eres un completo estorbo.

— ¿Y tú crees que yo tengo ganas de seguir una conversación contigo? —escupí— No has parado de insultarme desde que nos conocimos, Tinkerbell.

Aquél apodo salió de mis labios como una brisa de aire, recordando que mi pequeña hermana la había llamado así tras haberla observado a través de la ventana.

— Si mal no recuerdo, fuiste tú el que me siguió —al captar mi última frase, arrugó la frente—. Espera...¿Tinkerbell?

— ¡Fue para devolverte ese collar! —exclamé, y ésta vez, un par de miradas se fijaron en nosotros.

—¡Aún así debiste salir de ese sucio lugar! —posó las manos en su frente, mostrándose exaltada— ¿Sabes...sabes qué? Olvidemos toda esta estúpida escena.

Se colocó nuevamente la capucha, mientras situaba un nuevo cigarrillo entre labios.

— ¡Señorita! —dijo una muchacha detrás del mostrador, por lo que los dos nos giramos a observarla— No se puede fumar aquí.

Lara, sin prestarle atención, sacó un encendedor naranja de sus bolsillos laterales para encenderlo.

—¿Y acaso eso debe detenerme? —preguntó la rubia con total autoridad.

Me sorprendí por su reacción ; pero antes de poder decirle algo para defender a la chica que solo hacía su trabajo, se dirigió con pasos firmes a la puerta de entrada.

— Y recuerda...-Se volvió por un instante, susurrando— Si dices algo que me perjudique a alguno de esos gemelos, juro que te haré la vida mas que imposible. ¿Me oyes?

Asentí sin iniciar otro tipo de conversación, mientras la veía salir del local con la cabeza totalmente gacha.

— Está desquiciada —comenté en voz baja, mirando al mismo tiempo el reloj de la pared rosada. 7:46.

Sonreí, a sabiendas de que aún tenía tiempo para llegar a casa de Caleb.

[...]

— ¡Kay! —gritó Caleb en cuanto estuve en su puerta, al tiempo que chocabamos hombro con hombro en señal de saludo— ¿Me dirás por qué tardaste tanto?

— En el camino, yo...Yo me encontré con una chica —le dije, ya dentro de su hogar.

— ¿Chica? —preguntó mi amigo, moviendo las cejas de abajo hacia arriba.

— Es una rubia que estuvo en la fiesta de anoche.

- ¿Y su nombre es...?

— Lara —comenté, y Caleb pareció palidecer tras escucharme.

— ¿Rubia, dices? ¿Ojos claros? ¿De tu misma estatura? —asentí confundido, por lo qud continué hablando— ¿Se puede saber cómo la conociste si no estuviste en la fiesta?

— Em...ella estaba herida y la ayudé—entrecerré los ojos—. ¿Y tú? ¿Cómo sabes de quién hablo?

—Digamos que pasé una noche un tanto alborotada con Brett. Y si hablamos de la misma chica, ella estuvo involucrada en eso.

— No me sorprendería que fuera cierto.—murmuré, diriguiendonos a su habitación.

— Oye, se que Brett no está en buenos ambientes, así que no soy nadie para juzgar...—abrió el portal, permitiendo que pasara a su recamara— Pero es mejor que ni siquiera roces narices con ella.

— ¿Por qué lo dices? —me acomodé en la cama de cobertor negro, mientras Caleb se quedaba tieso frente a mí.

— En una sola noche pude darme cuenta que no es una buena opción el tenerla de amiga —unió las manos frente a su pecho—. Ni siquiera el tenerla cerca.

Me quedé callado por unos segundos, pensando en las palabras serias y directas de mi mejor amigo.

Era más que claro que Lara no era el tipo de chica que quisiera que rondara en mi vida ; y tenía aún más claro que ella no soportaba mi presencia. Sin ignorar que ambos propusimos el alejarnos definitivamente.

Sonreí, rogando que el destino no volviera a cruzarla en mi vida por una tercera vez.

Si quieren que les dedique el próximo capítulo,dejen un comentario y lo haré con gusto💕
¡No olviden votar! Y espero que les guste el transcurso de la historia😀

¡No Grites! [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora