Capítulo treinta y cinco

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(Kayden)

Percibía a flor de piel cómo mis pulsaciones se habían acelerado, sin haber esperado que algo así ocurriera esa noche.
Entre gritos que exclamaban su nombre recorrí los pocos metros que me separaban de Annie, percibiendo desde la distancia las lágrimas que caían por su pequeño rostro y lo delicada que se encontraba por lo que le había ocurrido. Aceleré el paso y cada vez me sentí más destrozado al darme cuenta que por una maldita salida con amigos, mi hermana había terminado herida.
Todo era mi culpa.

— ¡Annie! —exclamé nuevamente al tenerla frente a mí, por lo que me apresuré a arrodillarme y tomarla entre brazos, dándole un profundo abrazo que concluyó en extensas lágrimas de mi parte—Lo siento, no... no debí dejarte sola. Fué un gran y estúpido error, enana. Lo siento tanto.

La pequeña respondió con un leve asentimiento que no detuvo en ningún sentido su lloriqueo, llevándome a escuchar al compás el grito de Lara al llegar a mi lado.

— ¿Qué demonios sucedió? —le preguntó con voz amenazadora al muchacho que había acompañado a mi hermana. Del cuál, hasta ese momento, ni siquiera había notado su presencia.

Elevé la vista al cielo y fué una total sorpresa el encontrar el rostro de Caleb algo aturdido y asombrado, a pocos centímetros de los de Tinke por la presión que ésta le estaba colocando para que hablase.

(Lara)

— ¿Y es que ahora vienes a jugar con el rol de chica buena? ¿luego de la amenaza que me hiciste al llamarte por lo que eres? —preguntó Caleb, al intentar refrescarme la memoria de un recuerdo el cuál llevaba más que presente.

Sus labios se acercaron a mi oreja, con un aire de superioridad que ya había visto anteriormente en el.

— ...¿Una puta? —completó con total desagrado. Incitándome a extender los brazos y pujar su pecho, provocando que se alejara varios metros de mí tras trastabillar de forma reiterada.

— ¿Y es qué no superas el hecho de que una mujer te haya transmitido miedo con una simple cuchilla? —le dediqué una sonrisa, observando que la silueta de Kay y Annie intervenían en la discusión, con una expresión más que enojada por parte del castaño.

— Luego arreglan éste maldito embrollo, ¿me oyen? —se dió media vuelta, dirigiéndose a Caleb— Ahora sólo dime qué demonios le ha ocurrido a mi hermana.

El muchacho me dedicó una mirada de soslayo para luego sacudir su cabello, y acariciar la pequeña mano de Annie que se encontraba flotando entre los brazos de su hermano.

— Ví que te ibas de la fiesta con Lara y no creí que fuera algo positivo el dejarte a solas con...ella —tragó saliva de forma exagerada, llevándome a elevar las pupilas al cielo—. Al salir los perdí de vista, y creí que se habían marchado a tu casa por lo cerca que ésta les quedaba. Pero al llegar a la entrada mi cuerpo chocó con el de Annie al haber intentado salir corriendo de lo que sea que ocurre dentro de tu jodida casa.

— ¿Y cómo terminaron aquí? —continuó Kayden, a sabiendas que el protagonista del golpe había sido nada más ni nada menos que su propio padre.

— Dejé el automóvil aparcado en esta calle, genio. Planeaba llevarla a un hospital para que revisaran la herida de su ojo.

Kayden se mantuvo en silencio unos segundos mientras acariciaba el cabello de la pequeña que llevaba entre brazos un tanto adormilada tras tanto llorar.

— Realmente no quiero llevar a Annie a cas —confesó—. Y sólo necesito unos pocos artefactos del kit básico de emergencia para sanar su herida.

—Podemos ir a mi casa —dijimos Caleb y yo al unísono, cosa que en Kay provocó una grata sonrisa.

Éste me observó por unos segundos,  pensando en la mejor opción para todos.

—Creo que sería preferible ir a tu casa. Así también me ocupo del... problema—opinó, refiriéndose a la herida en el brazo. Luego continuó el camino de miradas por Caleb, con una mueca en labios—. Tú vuelve a la fiesta con Cloe,  ¿de acuerdo? Sólo dile que mi madre llamó y me tuve que largar.

— Al menos déjame llevarlos —intervino el pelinegro, alzando los hombros al aire sabiendo que eso era lo único que podía hacer.

[...]

Y para cuándo menos lo pensé, me encontraba en el asiento trasero de un antiguo Chevy azul con una niña la cuál dormía boquiabierta sobre mis piernas y dos posibles inútiles en la zona delantera.

— ¿Aún continúa dormida? —preguntó Kay desde el asiento del acompañante, volviendo su rostro unos milímetros para lograr ver a su hermana.

— Probablemente siga así por un buen tiempo más.

Acaricié el cabello de la niña, para luego oír que el automóvil se detenía para darle fin al recorrido.

(Kayden)

Observar a Annie junto a Lara provocó una gran sonrisa en mi rostro, que me llevó a pensar en lo tierna y delicada que se veía Tinke tras encontrarse al cuidado de alguien más que no fuera su propio yo.
Caleb notó ese detalle tras detener el automóvil, por lo que procedió a hablar antes de que alguien más lo hiciera.

—Adelántense, hablaré un momento con Kay y me iré —observó por el espejo retrovisor a la rubia, esperando a que saliera del auto.

Ésta le dió una mirada furtiva, tomando a Annie con su brazo sano y agregando:

— Para la próxima, si debes hablar sobre mí hazlo conmigo presente —ambas salieron del Chevy, no sin antes visualizar que Lara se acercaba a la ventanilla de Caleb para enfrentarlo por una última vez—. Idiota.

Se marchó con una risa de mi parte, llevándome a ver a Caleb que llevaba una expresión totalmente opuesta a la mía.

— ¿Me puedes decir por qué mierda sigues viéndote con la rubia drogadicta? —sus hombros pasaron a estar tensos con rapidez, tomándome un tanto desprevenido— No es coherente lo que estas haciendo, ¡y mucho menos ir a su jodido departamento a las cuatro de la mañana!

— ¿Por qué diablos te preocupa tanto que me junte o no con ella, Caleb?

— No es buena para tí ; te lo advertí desde un principio.

Me mantuve en silencio un momento, captando un detalle el cuál no había tenido en cuenta anteriormente.

— Todo esto...todo esto es por Brett—intuí, observándolo a los ojos— ¿verdad?

Caleb tardó en responder, presionando con su mano derecha el cinturón de seguridad.

— No quiero que termines involucrado en toda la mierda en la que Lara está metida —bufó una gran cantidad de aire, mirándome—. Mi tío ha estado espiando a Lara mediante Brett, ya que al parecer están teniendo varios problemas con ella, ¿lo entiendes? Y sí, mi primo omitió el detalle de que tú te ves con la putita de Lara con tal de que no salgas perjudicado... pero Joshua tarde o temprano se enterará, Kay.

Presioné los párpados, pensando en todo lo que ocurriría si continuaba junto a Tinke.

— Mis familiares son peligrosos, y tú ya lo sabes desde hace mucho tiempo—encendió el motor, colocando las manos  sobre el volante—. Así que si al menos quieres mantenerte a salvo, hazte el favor a tí mismo y aléjate de esa desgraciada.

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¡No Grites! [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora